Petro ganó por la desidia del establishment democrático que no formó una coalición antisocialismo del siglo XXI desde 2018 cuando comenzó su campaña y por la desidia de Duque en no reformar el acuerdo de entrega del país a las FARC, cogobernar con estas, ser pusilánime frente a la intentona terrorista de la Primera Línea, que copiando lo que se hizo en Chile y Perú, catapultó a la izquierda en el poder. Una vez llegó a la presidencia, sabiendo de la naturaleza mercenaria de los partidos Conservador, Liberal y de la U, Petro les ofreció una inmensidad de mermelada a cambio de apoyo a las reformas socialistas que el gobierno introduciría. Así se formó la insólita coalición de gobierno. Estos partidos se vendieron por unos cargos y unos cuantos millardos, no les importa que el socialismo del siglo XXI asesine la democracia, ellos vivirán dentro del régimen, exilados o cohabitando con la dictadura socialista, pero bien apertrechados de una inmensa riqueza mal habida.
Es por ello que apuesto a que las reformas del “cambio” serán aprobadas, que como dice el senador David Luna la oposición de estos partidos a las reformas son una pantomima. Los partidos mencionados están haciendo un sainete de oposición a la reforma de la salud, para aumentar su precio, consiguiendo más poder y riqueza de Petro, harán unas reformas cosméticas para salvar la cara ante la opinión pública, pero al final del juego se impondrá un sistema de salud socialista, ineficiente como todo lo socialista y la salud del pueblo colombiano se deteriorará a niveles como en Venezuela. De tal manera que los líderes de estos partidos lentejos serán corresponsables de la muerte de miles de colombianos por falta de asistencia médica adecuada.
La escena se repetirá con las otras reformas en fila en el Congreso: laboral, pensional, electoral, Plan Nacional de Desarrollo. Petro los tiene comprados con los ingentes recursos que necesitan para las elecciones de octubre, en donde se instalará un “sancocho nacional”, como decía Bateman; habrá unas carnestolendas de coaliciones heteróclitas, en donde cuando el Pacto Histórico sea fuerte impondrá sus candidatos y en donde no, recurrirán a bellacos (porque no otra descripción se le puede dar a quien se preste para eso) que aparezcan como figuras independientes, que por su reputación y popularidad merecen el apoyo del petrismo, caso por ejemplo de Luis Pérez en Antioquia.
A partir del próximo año habrá un nuevo reparto de cartas, en donde Petro con el poder consolidado recurre a la segunda parte de su estrategia, la cual es la radicalización del gobierno para implementar ya fuertemente la dictadura del socialismo del siglo XXI. Se sacudirá de todos estos tontos útiles de la coalición de gobierno, venderá la “Paz total” siguiendo el libreto del traidor a la patria Juan Manuel Santos, quien se oponga es enemigo de la paz; Bruce Mac Master y demás líderes empresariales harán una campaña publicitaria como la de 2016 (me bloqueó en Twitter por recordárselo, demostrando que tiene los mismos signos autoritarios de Petro); finalmente, la mesa de diálogo con el ELN y similares con cuanto grupo criminal exista impondrán un mecanismo en el que en las comunidades la gente con una pistola en la nuca vote por “examinar el régimen político y el modelo económico”, aprobado por unanimidad en esta mesa recientemente, con lo cual aun antes de que el ELN haya acordado el cese del fuego bilateral (el cual nunca existirá, siempre será unilateral por parte de la Fuerza pública) ya obtuvo su principal objetivo: que esta negociación de paz sirva para eliminar la democracia en Colombia e imponer una dictadura comunista.
Claro, es sencillo para el ELN haber obtenido esto, pues gobierno y narcoterroristas coinciden en ese mismo objetivo: implantar el socialismo del siglo XXI y si casi nadie es capaz de oponerse a semejante fatídico destino, pues la mesa está servida, para lograr la meta final del socialismo del siglo XXI: convertir a Colombia en un narcoestado, como lo hicieron en Venezuela, acá con mayor facilidad que como lo hicieron allá, pues repito, Petro tiene la obsecuencia de los partidos del establishment. La aprobación de las reformas legislativas se harán así tenga que instalarse la bella primera dama en el Congreso con barriles gigantescos de mermelada, hasta que el sistema muera por coma diabético; por ello es que opino que las reformas se harán sí o sí, es el primer paso en la imposición de la dictadura del socialismo del siglo XXI. Luego vendrá “examinar el régimen político y el modelo económico”, como reza el acuerdo de la mesa de negociación del ELN. Cuando los líderes democráticos despierten, si es que algún día lo hacen, será ya muy tarde, lamentablemente.