OPINIÓN

Reflexiones precarnavalescas

por Oswaldo Álvarez Paz Oswaldo Álvarez Paz

A finales de la semana comienza el Carnaval. Ya empezó en ciudades como Río de Janeiro y Venecia, para solo mencionar dos, siempre adelantadas a los tiempos festivos. En Venezuela no hay nada que celebrar así el gobierno se disfrace de cualquier cosa para disimular el desastre nacional. Lo nuestro es una trágica comedia sobre la cual se escribirá en abundancia, se harán documentales y películas para fortalecer la memoria histórica del mundo.

Uno de los sucesos ejecutados para desviar la atención de la exitosa gira de Guaidó ha sido la insólita detención de su tío Juan Márquez. Lo acusan de terrorista por tener una camisa de protección y, según Diosdado Cabello y otros,  traer desde Portugal una carga explosiva de C-4 y no sé qué cosas más. Todo ha sido desmentido por la línea aérea TAP y el gobierno portugués en términos que no dejan lugar a dudas. También han atacado directamente a los gobiernos de Francia, Estados Unidos, Alemania e Inglaterra, y otras afirmaciones disparatadas que alargarían demasiado estas reflexiones.

No hay nación sobre la Tierra que pueda existir dignamente con un régimen como el venezolano. Nuestra realidad lo ratifica.

Por todo esto y mucho más, se impone trabajar para lograr una unidad real y sincera con relación al objetivo primario de esta lucha para cambiar definitivamente. Eso empieza con la salida definitiva de Maduro de todo cuanto signifique poder. Mientras esto no se logre será imposible atender y resolver la problemática existente. Como lo hemos repetido muchas veces, esa unidad puede ser diferenciada pero dinámica en la búsqueda común del objetivo. Aún hay trabajo por hacer en ese sentido. Es parte de las asignaturas pendientes. No permitamos que en Venezuela se confirme aquel viejo dicho según el cual “los pueblos tienen los gobiernos que se merecen”. Pero, sobran palabras y faltan acciones concretas.

La Asamblea Nacional legítima, la que preside Guaidó, tiene que regresar al Palacio Federal Legislativo pronto y por cualquier vía. Hay que poner punto final a las negativas imágenes creadas bajo el manto de la traición y de la compra-venta del grupo que supuestamente dirige Parra. Igualmente, ya está bueno de especular con la llamada constituyente constitucional, ilegal e ilegítima, pero cuota de poder otorgada a Diosdado Cabello. Debe desaparecer.

La Asamblea de Guaidó tiene que agotar el procedimiento constitucional para nombrar el nuevo Consejo Nacional Electoral y declarar formalmente que antes o con las elecciones parlamentarias que deberían realizarse este año, hay que convocar unas elecciones presidenciales, sin Maduro en el poder. El nuevo CNE revisará todo el desastre que existe sobre la materia y preparará todo para cuando sea necesario. Hay que ahorrar palabras y hacer las cosas.

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