OPINIÓN

Referéndum revocatorio y patria

por Nelson Chitty La Roche Nelson Chitty La Roche

GETTY IMAGES. Archivo

“El sufrimiento solo tiene sentido si no conduce a la muerte”. André Malraux

La semana se cumple con una situación en desarrollo. El CNE dejó pasar una semana desde el momento en que debió hacerlo, el 10 de enero de 2022, para decidir sobre solicitudes de constitución de grupos ciudadanos que vienen activando para echar a andar el dispositivo contenido en el artículo 72 de la Constitución.

El Movimiento Venezolano por el Revocatorio, primera de todas las organizaciones promotoras y que lidera en la calle el proceso, extrañamente lo dispuso el CNE como adherente y no como en efecto fue, el grupo ciudadano que desde hace meses lidera la iniciativa. ¿Maniobra? ¿Artimaña? En todo caso, el país sabe, los medios de comunicación, la comunidad internacional, la Unión Europea, Estados unidos, una decena al menos de embajadores que fueron visitados por nuestro grupo ciudadano antes que nadie, si hubiera otro.

Seguiremos, no obstante, con la tarea, pero atentísimos a la dinámica que el asunto supone y que sabemos tendrá episodios complejos, pero hemos decidido dar la cara y lo haremos Dios mediante.

El muy distinguido profesor de la UCAB Benigno Alarcón, quien realiza estudios muy ceñidos sobre la sociedad venezolana y sus tendencias, ha dicho que una clara mayoría de los conciudadanos quisiera expresarse en un referéndum revocatorio, más de 70% de los coterráneos consultados así lo manifestaron. Lo comento para connotar a lo afirmado el deseo del cuerpo político por ejercer su soberanía y pacíficamente, civilizadamente, constitucionalmente, contribuir con las soluciones a sus problemas y eventualmente reorientar el país fatigado de tantos dislates y desengaños. La revolución, luego de 22 años, no resiste un examen y ha puesto en peligro todas las fortalezas de la república civil y democrática.

Venezuela, su gente, la institucionalidad, su educación, sus universidades, su salud pública y privada, y paremos de contar, vive la mayor crisis de su historia reciente. El Estado está en jaque, desafiado y vulnerado en numerosas áreas de ejercicio de sus competencias, somalizado incluso, su soberanía haciendo aguas por todas partes, a merced de todos los ilícitos. Todos los peligros nos acechan.

Hay quienes piensan que el revocatorio es inoportuno. Otros que distraerían a la oposición de su norte electoral en 2024. Algunos simplemente dudan de que el régimen, al que sabemos taimado e inescrupuloso, impedirá su desarrollo y concreción como lo hizo antes en 2016 o recurrirá a todas las marramuncias como en 2005 para enervarlo, tergiversarlo o manipularlo.

De allí surgen quienes nos advierten sobre su imposibilidad o inconveniencia y valoramos esos comentarios y sus implicancias, pero el asunto tiene otra variable a considerar y es a nuestro juicio la más importante.

En efecto, el pueblo venezolano vive un dilema crucial. O se va del país donde pueda y como lo logre, aun a costa de todos los riesgos, o se marchita, se deshumaniza, se conforma con una existencia a menudo indigna ante la incapacidad, el cinismo y la descomposición que exhiben los componentes que gobiernan que, francamente hablando, son una camarilla funcionalmente, autoritaria, corrupta y groseramente incompetente.

La patria en todos los sentidos sufre. La espera de respuestas a sus reclamos existenciales la aflige más aún. No cabe la indiferencia y mucho menos, la inquina, entre los hijos de la misma patria. Disentir no debe confundirse con la amargura o el odio.

La Conferencia Episcopal Venezolana hace unos días se manifestó así: “El pueblo venezolano ratificó noblemente su vocación democrática, asumiendo la vía electoral y la institución del voto como instrumento y expresión pacifica para exigir soluciones a los ingentes problemas que cada día ponen en peligro su vida y dignidad”.

Es el pueblo soberano y no segmentos de él, partidos, individualidades, quien puede resolver en un sentido o en otro este impasse. El pueblo es la patria como la tierra, la cultura, la lengua, la historia. ¡El referéndum revocatorio procede!

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@nchittylaroche