Las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos y Europa a Rusia desde febrero del 2022 por su invasión a Ucrania han tenido un impacto menor al esperado. Aunque el rublo inicialmente se depreció, luego se estabilizó y la economía rusa en 2022 se contrajo solamente en 2,1%, a diferencia de una contracción del 11,2% que anticipó el Banco Mundial en abril de 2022, al indicar que Rusia recibió las mayores sanciones impuestas a cualquier otro país.
Aunque la industria manufacturera y el comercio ruso fueron los sectores más afectados, los sectores relacionados con la agricultura, construcción, minería y hospitalidad crecieron. Las exportaciones netas y el balance de la cuenta corriente de la balanza de pagos se incrementaron debido al aumento de los precios del petróleo y gas mientras que las importaciones disminuyeron. El Fondo Monetario Internacional espera que este año la economía crezca 0,3% gracias a las exportaciones de materias primas. En definitiva, las sanciones internacionales económicas han aumentado el costo de la invasión rusa pero no la han podido detener como se esperaba.
En parte estos resultados se explican por la alianza de Rusia con China a la cual importa principalmente petróleo, gas y productos agrícolas, mientras que China vende productos electrónicos e industriales, y ha aumentado su inversión en proyectos energéticos y de infraestructura, así como sus transacciones entre el yuan y el rublo. Adicionalmente, los Emiratos Árabes Unidos (EAU) han “re-exportado” a Rusia productos provenientes de países restringidos por las sanciones económicas. A pesar de la presión de Estados Unidos y Europa, EAU aumentó siete y quince veces sus exportaciones a Rusia de componentes electrónicos y microchips respectivamente, en 2022.
Una pregunta importante para la comunidad internacional es cómo manejar el bloqueo de las reservas internacionales rusas. El pasado verano, Canadá modificó una legislación que le permite confiscar activos de países que han afectado la seguridad y paz internacional o han violado sistemáticamente los derechos humanos en otro país. Esto permitiría confiscar las reservas rusas depositadas en Canadá que llegan a unos 20 millardos de dólares.
El primer ministro de Suecia, Ulf Kristersson, como líder del grupo de trabajo de la Unión Europea, ha indicado que Rusia debe pagar por el costo de reconstrucción de Ucrania, pero respetando el Derecho Internacional y de la Unión Europea. El problema es que no existe un modelo claro legal, como el canadiense, para afrontar el manejo de las reservas internacionales de un país que ha invadido a otro y ha violado los derechos humanos de su población.
Si se considera que las reservas internacionales representan una obligación a pagar de los países que han recibido los depósitos, en lugar de plantear el problema como una confiscación de las reservas, estos países pueden decidir no pagar la deuda rusa hasta que el conflicto se resuelva o sea utilizada para la recuperación de Ucrania. Como referencia a esta posición, aunque no es el mismo caso, se puede mencionar la teoría de la deuda ilegítima del Derecho Internacional. Esta teoría sostiene que la deuda externa generada por un gobierno que ha actuado contra los intereses de sus ciudadanos no tiene que ser pagada. De todas maneras, existe el problema legal y el riesgo financiero adicional que implica no pagar una deuda pero por lo menos hay una alternativa económica que puede ser implementada no solamente en Rusia sino también en países de regímenes dictatoriales que violan los derechos humanos como es el caso de Nicaragua, Venezuela e Irán.