Los intelectuales y políticos (por cierto, que interesante pero escasísima combinación) Luis Alfonso García Carmona y José Alvear Sanín, han insistido en sus más recientes artículos en el lema con el cual titulo este artículo. Tienen toda la razón, o se reconstruye la democracia colombiana, o tendremos el afianzamiento del narcoterrorismo comunista en muy breve plazo, y su SSXXI en pocos meses nos pondrá en una situación similar a la venezolana.
Esta dramática coyuntura colombiana me deja un sabor me deja con un sabor amargo, pues me recuerda mi lucha de los noventa, cuando advertía lo que se vendría con Chávez en mi país de origen y la respuesta casi unánime era “ Venezuela no es Cuba”, igual me pasa ahora acá , cuando los enceguecidos por el manipulador discurso del farcsantismo responden ante las voces de alarma de la llegada del narcoterrorismo al poder, se responde con ¡ Colombia no es Venezuela¡ Que imbecilidad esta negación de una realidad contundente.
¿Qué hay que reconstruir en Colombia para evitar la catástrofe?:
- El hilo constitucional, roto por la imposición del acuerdo de entrega del país al introducirse el pacto de entrega del país a las Farc en este.
- La democracia, al imponerse la dictadura del farcsantismo con el desconocimiento de la voluntad popular expresada en el plebiscito.
- La separación real de poderes, pues las instituciones están cooptadas por el narcoterrorismo comunista, al tener un parlamento sumiso al dictado del narcoterrorismo comunista, unas cortes que están dominadas por los carteles del coca y la toga y un ejecutivo que acata e implementa el acuerdo de entrega del país a las Farc.
- La reforma de la justicia que está dominada por la dictadura del farcsantismo, imponiendo un régimen de impunidad para el narcoterrorismo comunista.
- La seguridad democrática, en donde se imponga la ley y el orden sobre la dictadura de los criminales de lesa humanidad de las FARC, se garantiza la seguridad ciudadana y se haga una paz sin impunidad.
- La Hacienda Pública, reduciendo los gastos del Estado, eliminando las canonjías que el acuerdo de “paz” otorga a los criminales de lesa humanidad de las Farc y vendiendo todas las empresas estatales (Esto nos evitaría la reforma fiscal que castigaría enormemente a los colombianos sin necesidad).
- La depuración de las Fuerzas militares y de policía, sacándolas de su yugo que les ha impuesto altos mandos débiles con el narcoterrorismo comunista.
- Los partidos políticos, haciéndolos verdaderos instrumentos democráticos de la participación popular.
- Los gremios, sindicatos, medios y demás instituciones de la sociedad civil, timoratos en la defensa de la democracia ante la dictadura del farcsantismo.
- El sistema educativo, sacándolo de la dominación del marxismo cultural.
Todas estas medidas reinstaurarían el sistema democrático liberal que fue destruido por la actual imperante dictadura del farcsantismo. Dando pie a la consolidación de una verdadera democracia en el país, con verdadera raíces sociales e institucionales. Ello permitiría sentar las bases de una Colombia más justa, equitativa, en vías de un verdadero desarrollo político, social y económico.
¿Cómo hacer esa restauración?
- Eligiendo parlamentarios de verdad comprometidos con la genuina democracia liberal, que no estén influenciados por la dominación farcsantista. Para ello se debe conformar una alianza de instituciones y personalidades que hayan demostrado estar en contra del acuerdo de entrega del país a las FARC.
- A partir de esa alianza elegir un presidente que esté dispuesto de verdad enfrentar al narcoterrorismo comunista, habiéndolo probado con hechos. No podemos volver a caer en el error con Duque, que terminó implementando el acuerdo de entrega del país a las FARC, gobernando con un equipo predominantemente farcsantista.
- La primera acción de este nuevo gobierno democrático es llamar al pueblo a plebiscito para que ratifique su desacuerdo con el acuerdo de entrega del país a las FARC.
- A partir de allí, implementar las medidas de reconstrucción arriba enunciadas.
Es solamente un tema de voluntad política, o se hace la reconstrucción democrática o caemos en la catástrofe de la instauración definitiva de la dictadura del farcsantismo, quién terminará imponiendo el socialismo del siglo XXI en nuestro país.
El liderazgo político, social y económico del país debe pues poner de inmediato manos a la obra en esta indispensable tarea patriótica, es ahora o nunca.