El cuerpo como territorio de la rebeldía puede ser considerado ya como un libro de culto. La teoría del movimiento contenida en sus páginas, proveniente de la práctica cotidiana ejercida por su autora, la bailarina Julie Barnsley, se ha establecido como referente en el ejercicio de pensar la danza de investigación en el contexto venezolano y latinoamericano.
Este título, editado en 2006 por el Instituto Universitario de Danza, contentivo de los reveladores dibujos del artista plástico Alirio Palacios, y publicado en su segunda edición en 2013 por la Universidad Nacional Experimental de las Artes, acaba de ver la luz su versión en inglés a cargo del editor Goar Sánchez.
La relación de Julie Barnsley con el cuerpo ha evolucionado de la praxis creativa a la reflexión teórica. Intérprete de muy personal registro expresivo, al iniciar su camino por los inciertos senderos del hecho coreográfico, buscó en las codificaciones del nuevo teatro, que abordaba la corporalidad desde una perspectiva no formalista,y en la danza oriental, que profundizaba en el espíritu y le regresaba al movimiento su originario sentido ritual.
Para la creadora inglesa, la danza ha sido un inevitable proceso a través del cual ha indagado en la esencialidad humana y en los mitos fundamentales de la sociedad contemporánea en Occidente. Sus obras penetran en situaciones emocionales al límite, en conflictos insalvables y en relaciones personales aniquilantes. Su lenguaje corporal evidencia el influjo de aquellas mujeres aguerridas que a principios del siglo XX visionaron la modernidad en la danza escénica.
Desde las complejidades de su riguroso laboratorio de creación, surgió una plataforma en los medianos años ochenta, convertido en emblema de la danza experimental venezolana a partir de ese tiempo. Acción Colectiva (hoy denominada Aktion Kolectiva) marcó con fuerza los alcances de un movimiento sustentado fundamentalmente en el espíritu humanista que siempre lo ha orientado.
El sentido analítico en Barnsley, junto a su creciente interés por la investigación académica, le han abierto a la creadora un campo de desempeño dentro del pensamiento crítico, tal vez impensado para ella.
En las páginas de El cuerpo como territorio de la rebeldía se hallan mucho más que las vivencias artísticas de su autora como bailarina y coreógrafa, para ofrecer un sustentado alegato sobre el cuerpo humano y sus valoraciones a través de la historia, ubicado más allá de las convencionales consideraciones conceptuales y formales que han rodeado a la danza escénica occidental.
Pero la rigurosa academia no atenta contra el espíritu sensible y creativo contenido en esta publicación que, sobre todo, se sustenta en una visión desde adentro del movimiento, sus impulsos y sus manifestaciones, quedando desveladas a través de ella sus grandezas y sus fragilidades.
La edición inglesa del revelador título de Julie Barnsley, representa un paso adelante en la divulgación a una escala mayor de su inquieto y obsesivo pensamiento.