El pasado 5 de diciembre expresé en un foro sobre la autonomía, la sentencia 0324 del TSJ y las elecciones universitarias, realizado en la Sala Francisco de Miranda de la UCV, que muchos de los que ayer contribuyeron a la consagración constitucional de la autonomía universitaria en Venezuela, desde hace 15 años se han dedicado de modo recurrente e implacable a dinamitar las condiciones que son necesarias para el ejercicio fructífero de ese principio en nuestras casas de estudio.
Con la máscara jurídica de la sentencia 0324 del TSJ, ahora el régimen usurpador profundiza la ruptura o el quiebre del ejercicio autonómico universitario con una clara intencionalidad política. No se trata de propiciar una mayor democratización en la vida de la universidad autónoma, como les gusta decir cínicamente a los voceros gubernamentales. El trasfondo es otro, se trata de controlar a nuestras instituciones para alinearlas a las orientaciones político e ideológicas del socialismo del siglo XXI y del Plan de la Patria. Ese el quid del asunto, no hay lugar para cuentos fantasiosos.
En medio de la grave situación provocada por esa sentencia judicial, era de esperarse una mayor beligerancia de nuestras universidades, especialmente de aquellas que aún no están bajo el control absoluto del régimen. En el caso particular de la UCV, sorprende mucho que el Consejo Universitario, su máximo organismo de dirección, no apele a las posibilidades que aún tiene de liderar un pronunciamiento unitario de reafirmación autonómica, con base en la discusión desde abajo y con el apoyo de los distintos sectores que hacen vida en la institución. Un pronunciamiento de reafirmación autonómica que podría concretarse en el llamado a elecciones con fundamento en el artículo 109 de la Constitución y en la vigente Ley de Universidades. Con el actual reglamento electoral interno, o bien con otro que tenga a bien sancionar en uso de las atribuciones constitucionales y legales que legítimamente le corresponden.
Dejar que siga transcurriendo el tiempo, sin decir ni hacer más nada, hasta que el régimen opresor ejecute la amenaza de imponer nuevas autoridades universitarias, eso resulta contradictorio con el compromiso verdadero de defender y ejercer el principio de autonomía universitaria. Es también un factor de gran desaliento para quienes hoy luchan por la causa de la democracia y la libertad en el país. Hay que ponerle término a esa letargia, a ese inquietante y peligroso silencio que hoy no deja de producir mucho ruido.
Los ucevistas y los universitarios en general necesitamos dar un paso adelante. Luchar, con firmeza y coraje, contra la sombra que históricamente ha sido vencida por nuestras casas de estudio.
¡Que la UCV dé el ejemplo!
@eleazarnarvaez