OPINIÓN

Raúl Leoni

por Carlos Canache Mata Carlos Canache Mata

Raúl Leoni | Foto Ramón Villa

Al dejar detrás de mí las puertas de Miraflores no dejo nada que pue pueda perturbar mi ánimo ni atemorizar mi conciencia” (Raúl Leoni, 5 de marzo de 1969. V y último Mensaje Presidencial al Congreso de la República).

La generación del 28, de la cual Raúl Leoni fue dirigente esclarecido, entra en la historia, dejando una huella profunda en el siglo XX venezolano.

En el orden internacional, después del siglo de paz que siguió al final de las guerras napoleónicas, había ocurrido la Primera Guerra Mundial que cambió el mapa de Europa y elevó a Estados Unidos a la jerarquía de primera potencia mundial. Había triunfado la Revolución rusa de 1917, que encandiló a juventudes del planeta al leer los 10 días que estremecieron el mundo de John Reed. El fascismo había llegado al poder en Italia el 30 de octubre de 1922, cuando el rey Víctor Manuel III, asustado por la bufa Marcha sobre Roma, nombra a Benito Mussolini jefe del gobierno. Hitler ya había publicado su libro Mi Lucha, escrito en la cárcel de Landsberg, donde estaba recluido después del fracaso del putsch de Munich de 1923. Aquí en América, la Revolución mexicana alzaba su reclamo de tierra y libertad; y la Reforma Universitaria de Córdoba (Argentina) batía a los vientos las banderas de la autonomía y de la libertad de cátedra.

En el orden interno, nacional, se prolongaba, desde hacía 20 años, la dictadura primitiva y brutal de Juan Vicente Gómez. Venezuela era un país de 2.500.000 habitantes, agrícola y pastoril, con predominio del latifundio como régimen de tenencia de la tierra. El petróleo era explotado por el sistema de concesiones entregadas al capital extranjero y ya para 1926 el valor de las exportaciones de hidrocarburos había sobrepasado el valor de las exportaciones del café y otros productos tradicionales. Esa realidad de la economía venezolana está retratada en el famoso Plan de Barranquilla (22 de marzo de 1931), suscrito, entre otros líderes, por Raúl Leoni.

A grandes rasgos, ese es el contexto histórico en el que irrumpe la generación del 28. No había partidos políticos y es la FEV (Federación de Estudiantes de Venezuela), el organismo que aglutina y dirige la oposición a la tiranía, y, precisamente, era Raúl Leoni su presidente. Se decide celebrar la Semana del Estudiante entre el 6 y el 12 de febrero de 1928. En la noche del día 6, como presidente de la FEV, Raúl Leoni corona en el Teatro Municipal de Caracas a la reina estudiantil Beatriz Peña Arreaza, Beatriz I, a la que el poeta Jacinto Fombona Pachano le lee un poema y, en parábola no propiamente bíblica, que podía comprender cualquiera, le dice que “no aceptábamos más yugos que los que vinieran de sus manos”. El sábado se realiza la batalla de las flores en las calles de la ciudad, y el día domingo 12 se clausura la Semana del Estudiante con un baile en honor de la reina Beatriz I en el Club Venezuela, el mismo club en cuyos salones Rómulo Betancourt recuerda que ha cordializado la oligarquía caraqueña con los “chácharos” de Gómez después que estos aprendieron “a tomar el champagne sin derramarlo íntegro en la pechera del frac”.

El 14 de febrero, dos días después de haber concluido la rebeldía estudiantil disfrazada de fiesta, son detenidos Rómulo Betancourt, Jóvito Villaba, Guillermo Prince Lara y Pío Tamayo, que fueron llevados a la prisión de El Cuño en La Pastora. Después de asambleas tumultuosas y de inútiles gestiones para obtener la libertad de sus compañeros, en solidaridad con estos, alrededor de 300 estudiantes de la FEV y su presidente Raúl Leoni se entregan en prisión voluntaria, y son llevados, junto con los que ya estaban presos en El Cuño, al Castillo Libertador de Puerto Cabello. Después de haberse negado a firmar una carta al “respetado general” que se les propuso a cambio de la libertad. Los estudiantes, gracias a las protestas populares, pudieron volver libres a Caracas.

Luego, ocurrió la sublevación militar del 7 de abril del mismo año 28, que se frustró al no poderse tomar el Cuartel San Carlos, pero pudo verse a Raúl Leoni “con su fusil en las manos, jugándose la vida en hermoso y romántico gesto de audacia juvenil”, como es señalado por Rigoberto Henríquez Vera en el libro Leoni, una condición humana (página 209). Sale al exilio.

El 17 de diciembre de 1935 muere Gómez, y Leoni regresa al país en enero de 1936. El general Eleazar López Contreras es el nuevo presidente. Leoni participa en la formación de ORVE (Organización Venezolana) y del PDN (Partido Democrático Nacional), cuya legalización es negada por el gobierno. Es uno de los 47 dirigentes de “las izquierdas” expulsados del país por un año mediante el decreto gubernamental del 13 de marzo de 1937. En Bogotá, el 6 de diciembre de 1938, se gradúa de doctor en derecho y ciencias sociales.

Proveniente de Bogotá, Leoni regresa a Venezuela en junio de 1939. Se incorpora al PDN clandestino, y, cuando Rómulo Betancourt sale al exilio rumbo a Chile el 20 de octubre de ese año, es Leoni quien lo sustituye como encargado de la Secretaría General del PDN. En 1941 comparte la dirigencia política con la asesoría sindical y apoya la candidatura presidencial “simbólica” de Rómulo Gallegos.

Bajo el gobierno del general Isaías Medina Angarita, el PDN se legaliza con el nombre de Acción Democrática el 29 de julio de 1941 por el gobernador del Distrito Federal, doctor Luis Gerónimo Pietri. Gran mitin de Acción Democrática en el Nuevo Circo de Caracas el 13 de septiembre de 1941, que se adopta como fecha fundacional del partido. Se crean seccionales de la Organización en todo el territorio nacional, con activa participación de Raúl Leoni. Cuatro años de oposición al gobierno de Medina, que también funda su propio partido, el PDV (Partido Democrático Venezolano).

Como Medina no apoyó la consagración del sufragio universal, directo y secreto en la reforma constitucional durante las sesiones de 1944 y 1945 del Congreso Nacional, y la candidatura de Diógenes Escalante desaparece por su dolencia mental, ante la imposición por Medina, como “gran elector”, de la candidatura de Angel Biaggini, a lo que se sumó el malestar militar existente,  fue inevitable y se justificó históricamente la Revolución del 18 de octubre de 1945. Leoni fue miembro de la Junta  Revolucionaria de Gobierno que presidió Rómulo Betancourt, y ministro del Trabajo, cargo que siguió ocupando en el gobierno constitucional de Rómulo Gallegos. Durante esa gestión ministerial, se pasó de los 222 sindicatos existentes en el país a más de 1.000 sindicatos, y se firmó el primer contrato colectivo petrolero (30 de mayo de 1946).

Al ser derrocado Rómulo Gallegos el 24 de noviembre de 1948, Leoni es hecho preso, junto con los otros ministros, y permanece en la Cárcel Modelo de Caracas hasta el 17 de julio de 1949, cuando comienza su tercer y último exilio, de nueve años. El 20 de agosto de 1949 contrae matrimonio en Washington con Carmen América Fernández Alcalá, “Menca”, con quien tiene cinco hijos, Carmen Sofía en Washington, Luisana, Raúl Andrés y Lorena en Costa Rica, y Álvaro nace en Caracas, cuando la pareja ha regresado del exilio.

El 23 de enero de 1958 es derrocada la dictadura de Pérez Jiménez. Gobierno provisional que presiden, sucesivamente, Wolfgang Larrazábal y Edgar Sanabria. Triunfo de Rómulo Betancourt en la elección presidencial del 7 de diciembre de 1958, y Raúl Leoni pasa a ser presidente de Acción Democrática, y como fue electo senador por el estado Bolívar, es presidente de la Cámara Alta por tres períodos de sesiones hasta marzo de 1962.

El 13 de julio de 1963, la XIII Convención Nacional de Acción Democrática escoje a Raúl Leoni como su candidato presidencial para las elecciones del primero de diciembre de ese año. Triunfa, y realiza una gran obra de gobierno en el período 1964-1969 que, en opinión de uno de sus biógrafos, Rafael Arráiz Lucca, concluye “en medio de significativos logros económicos y sociales… Los resultados en cifras del gobierno de Leoni son, en muchos sentidos, asombrosos…”. Tales resultados están recogidos en sus Mensajes Anuales al Congreso de la República.

El próximo 5 de julio, con motivo del 50 aniversario del fallecimiento del expresidente Leoni, se hará la presentación del libro Raúl Leoni, democracia en la tormenta, cuyo autor es el historiador Tomás Straka. Hora: 11:00 am. Teatro Trasnocho, centro comercial Paseo Las Mercedes, sótano.

Allí estaremos.