El Departamento de Estado le ha mandado un mensaje claro a Nicolás Maduro para que no se confunda y comience a hablar con pajaritos. Si en algún momento abrigó las esperanzas de un levantamiento de las sanciones impuestas a su gobierno y a sus amigos, estas se esfumaron. Ned Price, portavoz de la oficina del gobierno estadounidense, fue preciso: “Las sanciones contra el régimen de Maduro siguen vigentes”.
Y hay que hacer notar que no habla de medidas contra Venezuela, sino contra el “régimen de Maduro”, porque así de precisas han sido las sanciones desde que se impusieron las primeras en 2017. Lo que pasa es que Miraflores cree que tiene la sartén por el mango al mantener presos a aproximadamente 17 ciudadanos estadounidenses (incluidos los directivos de Citgo) y eso ha llevado al gobierno de Joe Biden a mandar delegaciones de alto perfil a Caracas 3 veces. Y fruto de esas reuniones un sobrino de la primera combatiente fue sacado de la lista de sancionados y le dieron permiso a Pdvsa para exportar petróleo a Europa.
Sin embargo, Price, del Departamento de Estado, ha dejado claro que está vigente la medida que penaliza los negocios de cualquier empresa con Pdvsa o las compañías estatales que extraen oro y otros minerales, cuyas transacciones le darían mucho dinero al gobierno chavista. También sigue sin alteración la lista de al menos 78 subalternos y amigos del sucesor de Chávez a los que les congelaron sus bienes y los más de 700 funcionarios a los que les revocaron las visas.
Pero lo que es más grave para Maduro y su gente es que el funcionario de Estados Unidos aclaró que pueden “ajustarse” aún más las sanciones si su gobierno considera que Miraflores no hace nada para retomar el diálogo o cumplir acuerdos. Esto se traduce en que pueden venir más medidas, y si no se han dado cuenta, pueden salir trasquilados con ese invento de ahora condicionar el diálogo en México con la liberación del avión de Emtrasur que permanece en Argentina, además del pase de Alex Saab.
Lo que evidentemente busca la administración de Biden es que Superbigote se comprometa con unas elecciones libres y democráticas, que es el único acuerdo que valdría la pena sellar en México. Pero también es obvio que Maduro y su gobierno no están interesados en esas conversaciones ni en esos comicios. El permiso que obtuvieron para exportar petróleo a Eni y Repsol lo desecharon porque lo que quieren es exportar a quienes le paguen, no pagar deuda; lo que quieren es dinero y no les importa si por eso la oposición se queda vestida y alborotada.
Aunque muchos analistas aseguran que las sanciones de Estados Unidos y otros países no han sido efectivas, otros afirman que hace más difícil para la cúpula chavista robarse los dineros públicos, como hicieron hasta 2017, cuando comenzaron las medidas en contra del gobierno de Maduro.
En Miraflores deben estar calculando con sus “expertos” de las salas situacionales que tienen instaladas los cubanos lo que significa ese posible ajuste de sanciones, porque si el Departamento de Estado lo dice, es que tienen cómo apretar la tuerca. ¿Están dispuestos a recibir castigos más duros?