Dos serios reconocimientos recibió Rafael Cadenas de nuestra Universidad Simón Bolívar. El Premio Simón Bolívar 2011 de la Asociación de Profesores, que destaca a cualquier profesor universitario venezolano por su labor trascendente a la sociedad y el Doctorado Honoris Causa, junto a ese otro brillante poeta y ensayista venezolano que fue Guillermo Sucre, en 2020. Uno cuando la universidad ni sospechaba el tamaño desmesurado de su estrangulamiento, el de ella; otro cuando las garras de la ave siniestra ya la tenía, como la tiene: tomada, violentada.
El otorgamiento de ambos premios se constituyó, además, en obligada respuesta política y académica, institucional, al régimen que nos tiene como ciudadanos secuestrados en Venezuela. No fue difícil. Ya en 2011 yo había alcanzado estar en la Asociación como secretario general. Surgía la necesidad de organizar la premiación interna, posiblemente externa. El departamento de Lengua y Literatura fue también diligente. El grande poeta tiene amigos entrañables allí. Lo logramos. Fue postulado. Ganó sin obstáculo alguno. Acudió a la premiación y brindamos. El régimen recibió su estocada de respuesta académica, política. El artista no oficial se paró en la USB y dijo, como es lógico, maravillas gremiales, maravillas políticas que hoy todavía escuchan hasta los pilares y las tejas de la Casa del Profesor: «La universidad es el mayor escollo para un régimen de naturaleza totalitaria». «Hoy las universidades libres están en peligro en Venezuela». «El actual régimen -y resalto actual porque no es permanente- está empeñado en hostigarlas, en reducir su presupuesto para ahogarlas, lo hace desvergonzadamente, desde arriba y mediante acciones violentas». «Lo único que rechazan las universidades es el fascismo, porque este atenta contra la cultura que tiene en la universidad su máxima representación».
Más que meritoria labor cumplida, poeta grande.
En 2020, con la Simón Bolívar ya atravesada por la impostura de un vicerrector ajeno por completo a ella, Cadenas junto a Sucre finalmente reciben el Doctorado Honoris Causa. Todo un proceso. La fragua era más dificultosa. De nuevo, esta vez con la complicidad del colega y amigo Rubén Darío Jaimes, hicimos que el Departamento de Lengua y Literatura hiciera la larga postulación. Así, en 2020, el poeta obtuvo el máximo reconocimiento de la USB. No es de extrañar que ahora ni las autoridades designadas como interinas largas por el régimen ni su controlado Consejo Directivo hayan hecho siquiera mención al más destacado reconocimiento a la literatura de habla hispana para un doctor de nuestra universidad, como lo es Rafael Cadenas, quien no es escritor oficial. Reciba el escritor nuestras excusas por semejante desliz universitario. Obviamente, si el régimen se voltea para no ver esta cruda realidad frente el, lacerante para el y su ideología atormentadora de universidades e individuos, bienvenido el premio.
Lamento, al margen, no haber podido concretar en su momento, el Honoris Causa para Luis Almagro. Las circunstancias no ayudaron. Tampoco el miedo no mío. Esto ya no es posible más. El cerco es grande, como la inconsciencia.
Rafael Cadenas recibió de la USB los máximos galardones de la Asociación de Profesores primero y de toda la institución después. Ahora se encumbra, no por la palabra en sí misma, que ya lo había hecho como pocos, sino por haber sido elegido para recibir el Miguel de Cervantes, en Madrid. Antes el Reina Sofía. Me complace doblemente como venezolano, por la UCV, donde me formé originalmente y por la USB, donde me jubilé. Pero me regocija más por su palabra en defensa de la universidad y del país. Valiosa como nunca. Esperamos, fraguamos, mejores momentos para otras celebraciones más profundas.