Lo fundamental para unas elecciones limpias en Venezuela no ha cambiado. El régimen chavista controla el Consejo Nacional Electoral y a través de él todo el proceso. No hay condiciones ni garantías para un proceso electoral transparente y además el gobierno se reserva el derecho de influir en la selección del candidato que saldrá de las primarias de la falsa oposición.
Sin embargo, esta fallida dirección política agrupada en la MUD/PU insiste en seguir adelante sin resolver los asuntos pendientes o sin siquiera debatir ante el país sobre la pertinencia o no de la vía electoral sin condiciones. A los partidos de la falsa oposición se le suman operadores que han hecho de las elecciones una industria para igualmente justificar la opción electoral en contra de la evidencia acumulada estos veinte años.
Pero lo cierto es que la discusión de las primarias y sus precandidatos es un asunto que solo interesa a las franquicias partidistas, sus operadores y clientelas. Esto es, aquellos que directa o indirectamente viven del negocio electoral. Este universo tan pequeño y microscópico podría no superar el 5% de venezolanos, igualmente equiparable con el otro 5% que conforma las clientelas del chavismo.
La gran mayoría de los venezolanos no tiene incentivos para participar en las primarias de la falsa oposición y menos aún en unas elecciones generales que, plagadas de irregularidades, solo servirán para proclamar nuevamente y en forma fraudulenta a Nicolás Maduro.
El discurso de la falsa oposición y sus operadores intenta persuadir a los venezolanos de la viabilidad de la opción electoral, pero una vez confrontados con el hecho público y notorio de que no hay garantías ni condiciones solo les queda recurrir al voluntarismo y el reciclaje de fantasías. Que si la mayoría va a votar Maduro pierde, que si el candidato es unitario y respaldado por todas las franquicias gana, etc. Deliberadamente se olvida o se omite que en elecciones anteriores millones de venezolanos desbordaban las calles para ir a votar y que el candidato de la falsa oposición siempre ha sido apoyado por la mayoría de los factores.
Lo que no se dice y de lo que nadie quiere hablar es de la realidad. Y esta no es otra que mientras sea el régimen chavista quien organice las elecciones y cuente los votos los resultados seguirán siendo los mismos, con muy pequeñas variaciones, sobre todo en las elecciones regionales donde unas gobernaciones son adjudicadas a unos opositores y en las siguientes a otros.
Difícilmente se podrá argumentar que las primarias de la MUD/PU reflejan la opinión del país. A lo sumo será la expresión de las clientelas partidistas que han hecho de eso su tema y su negocio. Quien pretenda capitalizar políticamente sobre esa chapuza electoral no será más que la expresión de una política fracasada que no tiene el respaldo del país.
No es que los venezolanos no estén interesados por la política. Es que hay un rechazo a esa política basada en el voluntarismo y el colaboracionismo. Los ejes en torno a los cuales la gente se está movilizando son otros y están relacionados esencialmente con los temas de la economía y el salario. Por supuesto que también hay interés en el cambio político, pero uno verdadero, sostenible y viable. No en los términos que propone la falsa oposición siempre haciéndole el juego al régimen chavista con sus posturas blandengues y convenientes.
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