A mí me causa un morboso placer el que los gobiernos de Sánchez y Maduro se den unos carajazos sin piedad. Esto porque me imagino la galleta que deben tener en la cabeza nuestros militantes del QAnon criollo que siempre han jurado que el mentado y sus secuaces del PSOE son irredimibles comunistas, comandados secretamente por el demoníaco Iglesias (¡buen y justo coscorrón le dio Felipe por hablar pistoladas de la democracia española!) y por ende hipócritas protectores de nuestro Nicolás. Tanto más que los españoles de seguida apoyaron las sanciones de la Unión Europea, dirigida por Borrell, el más hipócrita de todos, contra otros demonios rojos.
Esto lo pongo como introducción a algunas tentativas y frágiles conjeturas que he venido concibiendo estas últimas semanas. Conjeturas, no dije verdades. Los que, ¡todavía!, nos ocupamos de estas cosas, en este país destrozado y parapléjico, pensamos que si iba a rehacerse la estrategia internacional contra la dictadura esto se haría después de que Joe, el rápido, definiera su posición que por lo menos debía ser distinta a la de su bestial antecesor, como todas las suyas. Es verdad que el jefe del Departamento de Estado había dicho los primeros días que se reconocía la presidencia de Guaidó y se desconocían las asquerosas elecciones parlamentarias. Pero una cierta prudencia recomendaba pensar que posiblemente se trataba de prolongar el statu quo hasta que Joe, el intrépido, solucionara unos cuantos enormes problemas mundiales para pasar al nuestro que, al fin y al cabo, no somos el epicentro del planeta. También se daba por seguro que se acercarían las oposiciones gringas y las europeas, ya superados los odios sembrados por la bestia entre los socios de siempre. La posición europea era más enfáticamente que nunca partidaria de las transacciones pacíficas y hasta le quitaron la presidencia a Guaidó y lo nombraron algo así como marqués y capitán general interino y ya veremos. De donde se podía inferir que como la estrategia Trump de darle duro y tratar de noquear a Maduro (cese de la usurpación) no había resultado hasta el momento, era probable que hubiese cambios; lo que pasa es que no se veía muy claro para donde se iba a ir a ritmo más sosegado. Porque eso, al menos, de Maduro hasta el veinticinco era fuerte, hasta para los más “políticos” y votófilos opositores. Total que se incrementó el silencio y la calma por un rato, que ya era bastante.
Bueno, resulta que los chicos de Biden siguen dando golpes con la misma intensidad inicial y nada de quitar sanciones y hablar con Maduro y esas cosas…Y por su lado Europa, lejos de cumplir sus votos recientes por el entendimiento y el sosiego, se ponen cada día más duros, la madre patria a la cabeza, y al parecer asqueados del tiranuelo y su lenguaje procaz. Y no remato con lo de la embajadora pateada porque está en pleno desarrollo. Bueno, la conclusión es que en vez de europeizarse la estrategia americana pareciera lo contrario, que se americaniza la prudencia europea.
Ah y yo recuerdo también que iraníes y cubanos andan muy ansiosos y esperanzados con que la vuelta al mundo feliz de Obama los hace capaz de cualquier cosa. Como también parece, los neozelandeses también juegan, que en América Latina la cosa se enturbia un poco, o más que un poco. Pero AMLO y Fernández no parecen tener muchas ganas de pelearse con el demócrata, ya que ni con el sátrapa republicano lo hicieron. Los demás son más chiquitos y algo más adultos que en los tiempos del Alba y la corrupción enloquecida.
Todo el mundo sabe que Venezuela está a punto de caer largo a largo en el ring histórico. ¿Quién quita que la tal nueva estrategia sea acabar con el cáncer de la usurpación con una operación de extrema urgencia? Conjetura dije.
Aquí adentro, la gente anda muy silenciosa y ausente. ¿Se iría otra vez Capriles de vacaciones? Solo algunos empresarios andan excitados, siempre son de cuidado.