OPINIÓN

“¿Quién es fascista?”

por Carlos Balladares Castillo Carlos Balladares Castillo

En un tiempo nada lejano le escuché a una profesora universitaria exclamar con indignación: “¡Son unos fascistas!”. Se refería a unos estudiantes que le interrumpieron su clase para llamar a la protesta por alguna reivindicación, y que exigían la finalización de los cursos que se dictaban en ese momento para iniciar una huelga. Ante este irresponsable uso del término el historiador italiano Emilio Gentile estaría horrorizado. ¡Y más aún porque el error lo cometa un profesor del área de sociales!

La realidad es que el fascismo como insulto se ha hecho un lugar común fortaleciendo de esa forma la ignorancia de la historia e incluso debilitando la gravedad del fenómeno. Es por ello que el año pasado Gentile publicó un libro con el título homónimo a ver si aprendemos de una buena vez a llamar las cosas por su nombre.

El autor, a diferencia de Hannah Arendt, considera al fascismo italiano como un totalitarismo; y realiza una crítica a la idea de Umberto Eco con relación a la existencia de un “fascismo eterno” y a todos aquellos que hacen alegres analogías en torno a movimientos, líderes e ideas actuales, tales como el resurgimiento del populismo. En su obra usa una didáctica del diálogo con preguntas y respuestas, y desde un principio aclara que “no tiene ningún sentido ni histórico ni político sostener que hoy se está produciendo una vuelta del fascismo en Italia, en Europa o en el resto del mundo”.

Afirma que la comprensión del fenómeno es el ser un hecho histórico (método historicista) y por ello carece de “eternidad”, al realizar analogías con realidades actuales sin las debidas precisiones históricas se cae en el error de confundir cosas que son distintas (es lo que llama la “ahistoriología” que tiene la misma relación que posee la astrología con la astronomía). El fascismo es el fascismo histórico, no hay más allá; y que es el del período que va de 1919 a 1945.

Es imposible resumir un texto que considero extremadamente detallado en observaciones históricas y conceptuales en tan breve artículo, pero que no dudo en recomendar. Por lo cual creo que lo aprovechable para el lector interesado en un concepto y un hecho histórico fundamental para comprender nuestro presente, es identificar las características del fascismo según Gentile para de esa forma poder saber “¿quién es fascista?”.

Además, este historiador es un “monstruo” de la investigación y publicación, pues este mismo año acaba de salir otro de sus libros: Quando Mussolini non era il Duce. Su método busca también deslastrar el fascismo de lo que era común a la época, pero que ya había sido planteado por otros movimientos e ideologías, y de esa forma conocer lo que es auténticamente original y novedoso. ¿Y qué es entonces? Es el que se desarrolló y se “impuso en la Italia de entreguerras como partido-milicia, régimen totalitario, religión política (“paganizante”), regimentación de la población, militarismo integral, preparación belicosa a la expansión imperial, y se convirtió en un modelo de otros partidos y regímenes surgidos en el mismo período en Europa, para acabar luego arrollado y destruido por la derrota militar en 1945”. El fascista era el que defendía esto.

Al identificar lo original del fascismo no nos confundiremos en ver los rasgos que compartió en menor o mayor grado con otras formas de hacer política, y que muchos al percibirlas hoy las reducen erradamente al fascismo, tales como: “Ejercicio violento en política, conservadurismo, autoritarismo, corporativismo, racismo, imperialismo, machismo, etc.”.

Gentile critica que caigamos en una supuesta “eternidad” (“ahistoriología”) que lleve a crear periódicamente nuevas definiciones de fascismo para denunciar a los “fascistas de turno”. Y advierte que hacer esto no solo impide el conocimiento sino que daña la democracia debilitando las “fuerzas antifascistas”. La investigación dedica mucho a cómo se fue diluyendo su comprensión y esto tiene que ver con el conflicto entre fascistas y comunistas, pero incluso en el rechazo de estos últimos a todo lo que no fuera considerado comunista, y eso era visto como “fascista”. También se revisa los errores al compararlo con ideas y partidos del presente de tendencia populista. Y finalmente hace un viaje a sus primeros pasos como partido-milicia o “escuadrista” para lograr conocer cómo surgieron sus rasgos histórico-identitarios.

En conclusión, escuchemos a Gentile: “El fascismo fue un fenómeno político nuevo, surgido de la Gran Guerra. Opuesto radicalmente al bolchevismo, al mismo tiempo buscó destruir la civilización democrática y liberal, proclamando una oposición total a la soberanía popular y a los principios de libertad e igualdad. (…) Organizado como partido-milicia, conquistó el monopolio del poder político, destruyendo la democracia parlamentaria para construir un Estado nuevo y regenerar la nación. Su ideología era mítica, virilista y antihedonista; y sacralizada como religión laica, afirmaba la primacía absoluta de la nación con intención de transformarla en una comunidad orgánica étnicamente, y estructurada jerárquicamente en un Estado totalitario. Y que finalmente tenía una vocación imperialista y belicosa, para lograr ‘la grandeza’ como potencia; y establecer un nuevo orden internacional y una nueva civilización”. Como modelo inspiraría al nacionalsocialismo alemán que sería el que tuvo la posibilidad de lograr también la última meta, pero que las potencias democráticas junto con el comunismo soviético lo terminaron impidiendo, ¡gracias a Dios!

Nota sobre la cuarentena

No hemos querido abandonar nuestros temas de siempre para comentar lo que vivimos debido a la pandemia, pero algo hay que decir porque la situación en Venezuela se agrava de manera acelerada. El problema en realidad no es el coronavirus sino los efectos de la cuarentena en nuestra destruida economía: la hiperinflación y la devaluación han tomado un gran acelerón, y la escasez de gasolina angustia por la distribución de los alimentos, entre otros. Me pregunto: ¿qué están comiendo las mayorías que viven del trabajo diario en la calle y que la cuarentena se los impide? Necesitamos un cambio radical inmediato para que se salven todas estas personas, en especial los niños. Ya no es asunto solo de los venezolanos, ¡necesitamos la ayuda del mundo!