En el año 1972, algunos músicos de la banda del “Manos Duras” Ray Barretto comienzan a buscar fuentes adicionales de ingresos tocando en gigs, quizás más informales o dedicados a la descarga, tan importante además para alimentar el espíritu y la libertad de los artistas. En aquel entonces, el padre del percusionista Johnny “Dandy” Rodríguez, también conocido como “la Vaca”, estaba tocando regularmente en un local llamado And Vinny’s, cuyo dueño abrió una oportunidad cuando decidió tener una noche latina. Ahí comenzaron a mostrarse y tuvieron tanto éxito, que de una noche pasaron a cuatro o cinco por semana, no solo en este local sino por todo Nueva York. Estas salidas furtivas por supuesto contaban con la aprobación de Barretto, que además de líder de banda era como un padre generoso con los miembros de su orquesta. La “agrupación B” para conseguir un dinero extra fue tomando cuerpo y cada vez sonaba mejor, así que lo inevitable estaba a punto de ocurrir. A comienzos del año 1973 nace formalmente La Típica 73.
Para la banda de Barretto fue un golpe durísimo porque cinco de sus nueve integrantes hicieron sus maletas para mudarse a la Típica: Johnny “Dandy” Rodríguez (bongó), Orestes Vilató (timbal), René López (trompeta), Dave Pérez (bajo) y Adalberto Santiago (voz). Para entender lo fundamental que eran estos cinco músicos para la banda de Barretto solo hay que remitirse al disco publicado en 1972 titulado Que viva la música, el último antes de la desbandada, donde está la versión original del clásico “Cocinando” que incluye un solo de René López en la trompeta completamente enclavado en el mundo del jazz, citando el sonido y el estilo de Miles Davis; un solo de Dave Pérez en el bajo, sin alardes pero con mucha efectividad y buen ritmo; y a continuación el intercambio de solos entre Vilató, Rodríguez y Barretto, que en mi modesta opinión fue lo mejor que se grabó en este sentido en la época dorada de la salsa. Una demostración de buen gusto, sabor y técnica incomparables. De Adalberto Santiago ni hablamos porque él era, sencillamente, la cara y la voz de la orquesta de Barretto desde los años sesenta.
De tal manera que con la separación terminó un ciclo para la orquesta de Barretto, quien como los buenos boxeadores tiene que asumir este “gancho al hígado” y seguir guapeando y de pie en el ring. Musicalmente, tuvo que replantearse un nuevo camino, más bien, un nuevo sonido.
A los cinco “Ex-Barrettos” se unieron Sonny Bravo (piano), Joe Mannozzi (trompeta) y Leopoldo Pineda (trombón) para terminar de constituir el plantel inicial de La Típica 73.
La Típica trae una propuesta interesante basada en el sonido tradicional cubano, pero como era natural entonces, con la genética de la música latina nacida en Nueva York. Leído así en frío podríamos pensar que esa propuesta ya existía con el “Tumbao añejo” de Johnny Pacheco, entonces ¿qué traía la Típica de novedoso? Lo que hizo a la Típica diferente de cualquier otra propuesta musical entonces era la combinación entre el profundo conocimiento de la música cubana tradicional y -aquí viene la diferencia- el afán de mantenerse conectados con lo que estaba pasando en la isla musicalmente, luego de la llegada de la revolución. Para lograr que este concepto se desarrollara, La Típica 73 contó con la persona indicada: el pianista Sonny Bravo. Con él como codirector junto con Rodríguez y arreglista principal, se aseguraba desde el arranque una visión que uniría en el repertorio y en los arreglos la música popular cubana del pasado y de aquel presente de comienzos de los setenta, lo cual les dio una sonoridad única. Por alguna razón la mayoría de las agrupaciones de la salsa, cuando necesitaba echar mano del repertorio cubano, se enfocaba en Arsenio Rodríguez, Félix Chapotín, la Orquesta Aragón, y otros destacados compositores e intérpretes. Pero en Cuba, la música no se detuvo con la llegada de la revolución. Simplemente se dejó de escuchar fuera de la isla. Hablando en términos de marketing, ese es el nicho del cual se apropia la Típica. Solo por nombrar dos casos de éxito, a comienzos de los setenta en Cuba triunfaban Elio Revé y su Charangón (creadores del ritmo Changüí), y los Van Van, donde Juan Formell, Pupy Pedroso y José Luis Quintana “Changuito” estaban a punto de terminar de darle forma al songo. Y en Nueva York, este grupo de músicos inquietos seguía atentamente el desarrollo de los acontecimientos musicales cubanos.
El primer disco llamado simplemente Típica 73, a pesar de contener un repertorio bastante tradicional en cuanto a lo musical, ya permitía saborear esa frescura y originalidad que siempre acompañaron a la banda. A partir de ahí, cada disco subió un escalón. En 1975 luego de la publicación del disco La Candela, hay una división en la Típica. Adalberto Santiago, Orestes Vilató, Joe Manozzi y el tresero Nelson González, que se había unido a la Típica en el 74, se van a formar otro proyecto. Lejos de verse afectados por las bajas, la agrupación sigue adelante, haciéndose cada vez más moderna y experimental. Una muestra clara de esto fue la incorporación del percusionista Nicky Marrero para sustituír a Vilató. Marrero expande la dotación del timbal y comienza a trabajar con una “Pailetería”, la combinación del timbal (pailas) con la batería americana, de uso común en la mayoría de las agrupaciones cubanas modernas en ese momento. En The Two Sides of Típica 73 (1977), la orquesta “explica” con su música lo que venimos mencionando en este escrito. Lo tradicional (con sabor moderno) por un lado y lo experimental vanguardista por el otro. En 1978 se publica el disco Salsa encendida y aquí hay un par de temas que anuncian el próximo movimiento de la orquesta: “Xiomara”, interpretada originalmente por la orquesta Irakere, y “Que manera de sentirme bien” de la Original de Manzanillo. En este particularmente, como en la versión original, hay una “fiesta” y comienzan a llegar los invitados: Los Papines, Juan Formell, Caridad Cuervo, Elena Burke, Chucho Valdez. Solo músicos cubanos, residentes de la isla, se unen a esta fiesta musical.
Ese año 1978, la Típica se convierte en la primera orquesta del movimiento salsa en viajar y grabar un disco en los famosos estudios Egrem de La Habana. Aparentemente, este viaje tenía algunos años cocinándose, principalmente por la iniciativa de Johnny “Dandy” Rodríguez, quien estaba en contacto con colegas percusionistas en la isla. El disco Intercambio cultural, Típica 73 en Cuba (1979) contó con la participación de varias glorias de la música cubana como Tata Güines, Guillermo Barreto, Félix Chapotín, Richard Egües y Juan Pablo Torres, entre muchos otros. Musicalmente la Típica había llegado al paraíso de los que aman y respetan la música cubana, pero se olvidaron de que, tristemente, la política puede más que el arte. A su regreso, medios, empresarios y dueños de locales le pasaron factura a la Típica por el viaje a Cuba. Aun así, grabaron un par de discos más Charangueando con la Típica 73 (1980) e Into the 80s (1981), que incluso fue grabado en Venezuela y distribuido por El Palacio de la Música, en una suerte de exilio musical al que se vio sometida la banda. Lionel Sánchez, trompetista de la Típica 73, comentó en alguna oportunidad: “Cuando regresamos de Cuba hubo ciertas cosas (…) en El Corso (*) nos amenazaron y nos señalaron por haber ido allá (…) nosotros fuimos en un plan de cultura, ni siquiera fuimos a trabajar”. El de 1981 sería el último álbum de la banda, arrinconada por empresarios y medios temerosos que prefirieron ignorar a la orquesta y así evitarse problemas.
Coda: En este renacer nostálgico que ha tenido la salsa desde hace algunos años, dando reconocimiento a quienes fueron parte importante de la creación desarrollo y difusión del género, la Típica 73 dio un concierto este 2023 en el Lehman Center de Nueva York, la ciudad que la vio nacer (y desaparecer), para celebrar sus 50 años de fundación. Adalberto Santiago, Johnny “Dandy” Rodríguez, Alfredo de la Fe y Nelson González estuvieron presentes acompañados por una pléyade de músicos jóvenes, rememorando algunos de sus temas más emblemáticos.
(*) Un local de Manhattan que daba cabida constantemente a las agrupaciones latinas
Ale Marquis es músico, melómano y productor de contenidos. En su canal de YouTube se ha dedicado a resaltar el legado de los maestros pianistas de la llamada salsa. Creador junto a Luis M. Guzmán del podcast Querida Salsa, disponible en las principales plataformas de difusión.
@AleMarquis