Hace algún tiempo recibí un mail de los que a veces llegan de distintas partes del mundo, gracias al alcance de la plataforma YouTube. Esta vez se trataba del Sr. Fernando Marrero Jr. de Miami, Florida, quien me hacía una pregunta muy específica que, debo decir, ha sido algo recurrente desde que abrí el canal: “¿Por qué no tienes ninguna canción de Richie Ray y Bobby Cruz?». Mi respuesta fue más o menos la misma de siempre: «Hay varios pianistas de la llamada salsa a quienes he respetado mucho por su alto nivel técnico y de quienes no me he animado a subir canciones… uno de ellos es Richie Ray”. Y esto no quiere decir que los otros que he subido sean «fáciles» o «menos técnicos», simplemente con los que he trabajado he encontrado un camino, una ventana que aunque haya sido pequeña, me ha permitido entrar a explorar una canción hasta descifrarla completamente. Además, me he conectado con ellos y con su música de forma más contundente.

La música de Richie Ray también fue parte de nuestro repertorio infantil y juvenil, pero su sonoridad tenía algo distinto, difícil de explicar entonces. No era el disco que escuchábamos una y otra vez como por ejemplo los del Grupo Folklórico Experimental Nuevayorquino o aquel de Eddie Palmieri en vivo en la Universidad de Puerto Rico. La música de Richie Ray y su cantante Bobby Cruz era muy «blanca», su sonido no era como el de Larry Harlow, Ray Barretto, Markolino Dimond o Eddie Palmieri, y por alguna razón siempre nos inclinamos hacia lo malandro y callejero en la música. Aquellos acordes oscuros que dibujaban en el piano Palmieri, Markolino y Harlow abrían todo un universo conceptual para sus arreglos. Richie Ray no tenía eso. Lo de él eran unas trompetas muy agudas e impecables, que sonaban como las de las películas del imperio romano; un piano virtuoso a cargo de Richie Ray liderando la sección rítmica, y la voz de Bobby Cruz con ese timbre tan único y particular entre nasal y gutural. Sin duda la orquesta siempre tuvo una voz propia, pero que en mi opinión y con todo respeto, se enmarca dentro de una salsa perfecta, sin maldad. Su música brilla, está llena de energía y es arrolladora. Todo está en su lugar, no le sobra nada, no se escapa nada. Es el sonido de un salón de baile separado de la calle por una hermosa puerta de cristal adornada con flores.

En la que se conoce como su obra cumbre (o al menos la más popular entre los melómanos), «Sonido bestial», todo está perfectamente estructurado. En un video que se puede encontrar en Internet, el propio Richie habla de la creación de este tema donde tocaban como “bestias” y dice que ante la exigente competencia que existía en Nueva York tuvieron que ponerse a la altura de las circunstancias: “Estábamos compitiendo con Eddie Palmieri… teníamos que apretar”. Así Richie echó mano de su conocimiento pianístico y de sus años bien invertidos en el conservatorio, para darle forma a este “Sonido bestial”. El tema abre con un sonido disonante, como de música clásica contemporánea haciendo citas a Stravinski (y no a Stramatrao, como jocosamente dice Bobby Cruz más adelante). Luego el solo de piano con la primera parte del Estudio Revolucionario Op.10 N° 12 de Frédéric Chopin. El tema regresa a la sección de coro-guía y entonces pasa a un interludio en el que viaja de Polonia a Estados Unidos. De la Varsovia de Chopin a la Nueva Orleans del blues, con un solo «jazzeado» en el que la mano derecha improvisa sobre la escala de blues y pentatónicas en Do, mientras la izquierda baja cromáticamente al estilo del walking bass.

En otro video, parte de la misma conferencia en Colombia, Richie Ray y Bobby Cruz explican el origen de “Agúzate” y aquí el supertalentoso pianista comenta lo que sentimos de su música: en sus arreglos todo estaba «fríamente calculado”.

Ante la petición del amigo Marrero dije: «¿Será que llegó la hora de fajarme con Richie Ray?». Dos semanas después y luego de unas 35 tomas entre el domingo y el miércoles, finalmente pudimos hacer un video decente de «Agúzate», un tema lleno de energía con una dinámica superinteresante y distinta en el piano. Luego de eso, rendimos homenaje a otro de sus temas más famosos: “Los fariseos”, producto de la salsa cristiana que comenzaron a hacer desde hace ya algún tiempo.

Hablando de salsa cristiana, en una oportunidad tuve el privilegio de asistir a un festival de salsa en Puerto Rico, realizado en los salones del hotel Caribe Hilton. Richie Ray y su orquesta se presentaron en ese evento. A la mitad del set, Bobby Cruz pidió a la audiencia agradecer a Dios por el gran talento del maestro Richie Ray. La gente no entendía bien qué hacer para que la música siguiera sonando. Bobby Cruz insistía desde la tarima. Hasta que no hubo una manifestación masiva de agradecimiento a Dios por el talento de Richie y toda la orquesta, la música no continuó. Sin proponérnoslo, los que ahí estuvimos ese día vivimos una experiencia tipo iglesia de góspel blanca, de la mano de dos caballeros que desde hace algunos años unieron su música perfecta, su salsa blanca, con sus creencias religiosas.

 

Coda: El nombre de Richie Ray es Ricardo Maldonado. Su padre, Pacífico Maldonado, era un reconocido guitarrista de Bayamón, Puerto Rico, quien por supuesto guió a sus hijos Ricardo y Raymond por los caminos de la música, específicamente por el piano al primero, y la percusión y la trompeta al segundo.

La primera agrupación de los jóvenes Maldonado se llamaba La Orquesta de Ricardo & Ray Maldonado, Richie & Ray. Luego Ray emprendió otros caminos musicales en la movida de Nueva York (Alegre All Stars, La Playa Sextet, Larry Harlow, Mongo Santamaría e incluso con Stevie Wonder). Richie mantuvo el nombre Richie Ray omitiendo el “&”, y continuó su exitosa carrera con su vecino y amigo de la infancia Bobby Cruz.


Ale Marquis es músico, melómano y productor de contenidos. En su canal de YouTube se ha dedicado a resaltar el legado de los maestros pianistas de la llamada salsa. Creador junto a Luis M.Guzmán del podcast Querida Salsa, disponible en las principales plataformas de difusión.

@AleMarquis


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