OPINIÓN

¿Qué significa Occidente?  

por Albert Geovo Albert Geovo

Abrimos este nuevo año con esta simple interrogante, que nos compete a todos saber en Occidente, incluso en Oriente, como poseedores de la cultura universal que reposa en cada habitante del mundo presente y del venidero.

Las ideas de esta generación se encuentran no orientadas hacia la paz y el desarrollo, porque piensan que Occidente es el enemigo, cuando el único enemigo es la falta de amor por una humanidad en libertad y paz, y esto no es Occidente, ni tampoco sus avances filosóficos que dieron inicio a los últimos adelantos en la ciencia y la tecnología de todas las épocas.

Desafortunadamente la ciencia se ha separado de la filosofía y esta a su vez del espíritu. Por eso las guerras entre Oriente y Occidente son producidas por el egoísmo y la ambición desmedida de cosmovisiones que no han entendido el sentido de la vida, ya que todos los pueblos rechazan la guerra, desean la paz y su desarrollo en armonía con todos, pero existe la inclinación al mal por parte del adversario a la paz y al amor, que infunde odio  a través de las ideas desorientativas, opuestas a la norma del creador, es decir de la Torá y contrarias el ser humano en la tierra y los derechos naturales, que como un software han sido implantadas a lo largo y ancho de todo el siglo XX.

La fusión de culturas, de ideas en Occidente son producidas precisamente por la paz, como norma, entre las instrucciones para establecer un reino de paz y libertad entre todas las personas, no un sistema de restricciones y de castigos, como los que aún imperan en la culturas estancadas en la perspectiva colectivista y totalitaria del pasado. Occidente está fundado en la regla del libre albedrío, lo contrario es la catastrófica guerra entre todos contra todos y para todos, con un solo fin, la disminución de la población mundial, en especial, entre los bandos organizados a través de las desorientativas ideas.

Para lograr el cambio que tanto busca la humanidad es necesario dar el giro hacia la paz y esto solo es posible generando el cambio necesario en la forma de pensar, cambiando la narrativa, estudiando la Torá e incidiendo mediante la filosofía, cambiando universalmente, el software implantado en la psicología social, modificando los programas, para establecer un sistema de paz.

Es precisamente la guerra la que ha generado toda esta confusión filosófica de bandos contra bandos, cuando todos somos el todo y estos ejes son los que no han podido concertar un modelo de globalización, fundado en la paz, y el desarrollo de todos los pueblos; generando la guerra, por otro lado, el caldo de cultivo, para que más Estados se pasen o coqueteen con el lado de las ideas totalitarias.

En la guerra no se pueden lograr los cambios, como se cree, sino mediante la transformación de la narrativa, en todas las áreas del saber, con una nueva visión, entendiendo que es en la mente donde se generan los cambios del alma humana, y se desarrollan todos los avances o retrocesos del individuo y sociales.