Venezuela es un país que se ha identificado por tener los mejores profesionales universitarios, que ante esta ola de migración de venezolanos son recibidos con los brazos abiertos en distintos países. La mayoría son egresados de universidades públicas que han migrado porque en Venezuela son subpagados.
Pero la gran pregunta es: ¿sigue Venezuela teniendo la misma calidad de universidades públicas? ¿O fueron también los centros de educación superior del Estado víctimas de las políticas implementadas por el gobierno?
Tendríamos que analizar varios aspectos, pero centrémonos en el presupuestario.
Es bien conocido por todos que las universidades públicas vivían hasta no hace mucho de los aportes o cuotas de desembolso que otorgaba el Estado, los cuales eran aprobados anualmente a través de un presupuesto que, sí, en su fase de desarrollo sufría recortes y corrupciones, pero después de aprobado podían contar con 100% del monto aprobado, que era entregado a cada una de forma mensual. Pero nuestra realidad de hoy en día dista bastante de lo anterior, las universidades en un esfuerzo titánico llenan formatos preestablecidos por la Onapre en donde solicitan un presupuesto sustentado en sus necesidades. Este es recortado por “la realidad financiera del país”, citando textualmente a la Onapre. Lo curioso es que, de lo aprobado, las universidades solo reciben 10% o 20%, el 80% restante queda sin ejecutar y sin ser entregado. ¿Cómo justifican esto en las rendiciones de cuentas anuales? Suponemos que de la misma manera que lo justifican ante trabajadores y alumnos: “Por culpa del bloqueo económico es imposible otorgar más dinero, pero gracias a un gran sacrificio de nuestro presidente se les pudo dar esta cantidad de dinero”.
Hasta el punto anteriormente mencionado podemos ver que en las universidades se aplican las políticas del actual gobierno, donde todo lo relacionado con el pueblo sufre recortes y claras bajas de calidad. Estos recortes y los sueldos estandarizados manejados por la Onapre han provocado la fuga de talento. La calidad de los docentes se ha visto seriamente afectada, podemos encontrar carreras que en el primer semestre tienen a políticos como instructores que no están capacitados para dar clases a nivel universitario. Si unimos los recortes presupuestarios al mal manejo de los rectores, que simplemente piensan en sus beneficios económicos o políticos, tenemos universidades que se van desmoronando de a poco.
La corrupción llegó a las universidades de la mano de los políticos en los centros de estudiantes. Todos conocemos que estos fueron creados para defender los derechos de los alumnos, pero desde hace muchos años atrás esta labor se ha desvirtuado. Si los dirigentes de partidos en su gran mayoría son corruptos, qué se puede esperar de los que se están formando, quienes reciben bonificaciones mensuales por defender a políticos de hasta 250 dólares que salen de las arcas de la universidad, dinero que en lugar de ser empleado para mejorar las condiciones de la institución se utiliza para comprar conciencias.
Estudiantes, luchen por rescatar la calidad de los estudios en nuestras universidades. Pueblo de Venezuela, lucha por que se rindan cuentas, exige saber qué se hace con el dinero que entregamos a través de impuestos. No olvidemos que los políticos que se encuentran al frente, ocupando cargos públicos, desde el mismo presidente, son nuestros trabajadores y deben rendirnos cuentas, no enriquecerse con nuestro dinero. Jóvenes estudiantes universitarios, exíjanles a sus directores de centros de estudiantes que cumplan con su función, que sean independientes, que no pertenezcan a partido alguno y que demuestren su solvencia moral y estados financieros.