Mother,
should I trust the government?
Pink Floyd, «The Wall»
En estos días salió publicado por la web el Informe de Coyuntura del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la UCAB , correspondiente a octubre de 2023. Este documento, hecho por los investigadores de este instituto, contiene muchos datos interesantes sobre lo que está sucediendo en la economía venezolana. Ojalá, el IESA, y el Instituto de Investigaciones Económicas de la UCV, también publicaran su propio informe, al igual que Fedecámaras y otras asociaciones empresariales, sobre el desempeño permanente de la economía nacional.
Sea como fuere, se calcula que el gasto agregado del sector público se estima para el año 2023 en 25,1% del PIB, en donde los aportes del Seniat (impuestos internos) y de la regalía petrolera, representan 45,6 % y 46,4% respectivamente, quedando 8% para ser cubierto por el BCV.
Estos porcentajes suponen una modificación en la estructura del financiamiento del gasto de este año, especialmente con relación a los años 2019-2022, cuando la participación del BCV (señoreaje) representaba un promedio cercano a 7% del PIB, tres veces más de lo que se estima para este año, 2%.
En el cuadro 1 podemos apreciar cómo desde los años 2014 hasta el año 2020 el crecimiento del PIB en términos reales ha sido negativo. También podemos apreciar en otra columna del mismo cuadro el estallido de la hiperinflación a partir del año 2015 hasta alcanzar su cénit en el año 2018 cuando se llegó al 130.062,2% de inflación, una de las tasas más elevadas del mundo si no la mayor.
Es impresionante reconocer cómo las importaciones de bienes y servicios que en el año de 2012 alcanzaron su mayor nivel de 66.000 millones de dólares, ahora serán 16.000 millones de dólares proyectadas para el año 2023. También las reservas internacionales (dinero de curso mundial en manos de la autoridad monetaria BCV) descendieron de su máximo en el año 2012 de 29.000 millones de dólares a un mínimo de 6.600 millones de dólares, con lo cual la nación tenía fondos para financiar 7,1 meses de importaciones.
En el cuadro 2 podemos verificar cómo amainan los vientos inflacionarios con una reducción del crecimiento de la base monetaria y de la Liquidez Monetaria o M2.
Como es conocido, las sanciones impuestas por el gobierno de Estados Unidos en 2019 fueron aflojadas a finales de 2022 con el objetivo básico de permitirle a Chevron Corporation reanudar paulatinamente sus operaciones en las empresas mixtas donde participa en sociedad con Pdvsa (PetroPiar, PetroIndependencia, PetroBoscán y PetroIndependiente). Las licencias proporcionadas le han permitido a esta empresa norteamericana producir y exportar petróleo y además importar disolventes, bajo la condición de que los ingresos generados sean consignados a hacer efectivo el cobro de deudas y otras acreencias acumuladas que no habían sido pagadas. Sin embargo, la recuperación de la producción por parte de estas empresas mixtas ha sido menor a la inicialmente esperada debido, sobre todo, a los problemas relacionados con la falta de mantenimiento de las instalaciones, los problemas surgidos en la infraestructura básica del país (electricidad, transporte etc.) y así como en la disponibilidad de recursos humanos calificados. Si en 2023 se acaba logrando una producción promedio como la pronosticada (738 mbd), ésta se incrementaría 7% respecto al volumen logrado en 2022 (690 mbd, según las fuentes secundarias indicadas por la OPEP), y el volumen exportado podría estar circundando los 696 mbd. Para 2024 se calcula que el volumen promedio de la producción de petróleo en Venezuela podría llegar a 854 mbd. 14 mbd, en tanto el volumen exportado estaría cercano a los 783 mbd. Este crecimiento en el nivel de producción de unos 115 mbd, equivalente a 16% respecto a 2023, sería primordialmente el resultado de una mayor actividad en los programas y proyectos donde está involucrada Chevron Corporation y la reactivación de las empresas donde participan Repsol (Petroquiriquire) y ENI (Petrojunín), que ya han avanzado las gestiones relacionadas con la concesión de las licencias correspondientes. Desde luego, la posibilidad de alcanzar estas metas en 2024, que en otro contexto podrían tenerse como modestas, depende de la resolución de los grandes problemas en áreas vinculadas a la actividad petrolera pero que no están bajo el control de las empresas mixtas, como lo son: los servicios conexos, la energía eléctrica, la infraestructura del transporte, las comunicaciones y la seguridad, entre otros aspectos. El precio del Merey 16, marcador del crudo venezolano, ha seguido la tendencia de los precios petroleros en el mercado internacional, manteniendo un diferencial respecto al Brent de aproximadamente 23% y respecto al WTI un 19%.
Sea como fuere, ya los tiempos de Pdvsa cuando producía un promedio de 3 millones de barriles diarios se fueron, y con este gobierno, que acabó gerencialmente con esta empresa del Estado, descendió la producción a niveles jamás vistos.
En cuanto a las sanciones es bueno recalcar hasta el infinito, que antes de 2017 las sanciones que había impuesto el gobierno norteamericano estaban dirigidas en contra de personeros del régimen castrochavista, acusados de violar los derechos humanos y socavar la democracia. Es apenas en marzo de 2017 cuando comienza a afectar a Pdvsa prohibiéndole a esta empresa oficial como al mismo gobierno venezolano, realizar operaciones a través del sistema financiero de Estados Unidos. Para aquel entonces, la producción petrolera ya había disminuido en una quinta parte desde 2012. Y no es sino a partir de enero de 2019 cuando se les prohíbe a ciudadanos estadounidenses o empresas localizadas allá, negociar con petróleo venezolano. Para el primer trimestre de ese año, la producción ya había caído a menos de la mitad: 1,293 millones de barriles diarios en promedio. Todo esto aclara que el derrumbe de la producción principal de Pdvsa es anterior a la imposición de sanciones y responde a razones distintas a estas.
Con este descenso notabilísimo en la producción petrolera se comprueba que el valor agregado a la producción petrolera no solamente incluye la calidad de los crudos a extraer y refinar, sino el talento gerencial, el compromiso de los trabajadores petroleros incluyendo a los planificadores, comercializadores y obreros que trabajan directamente en los pozos. Es el socialismo en marcha y en acción el que ha fracasado, mal llamado por algunos economistas “fascismo”.
No es de extrañar que para el año 2021, 94% de la población venezolana vive en estado de pobreza, y 77% en pobreza extrema, o indigencia. Demás está decir que desde hace varios años Venezuela siempre presenta el salario mínimo decretado por el propio Estado como el más bajo de la región latinoamericana. Según el portal Statista, el salario mínimo de Costa Rica es de 603 dólares, el de Uruguay es de 540 dólares, el de Colombia es de 242 dólares, Argentina 189 dólares y Venezuela el más bajo con 8 dólares mensuales.
No es por casualidad que los países que más tienen un sector público enorme (una burocracia) está Venezuela seguida por Argentina. La hiperinflación ha destruido todo rasgo de pensión tanto civiles como militares. Los 130 bolívares que paga el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales no alcanzan para nada. El dólar oficial del BCV el día 31 de diciembre de 2022 estaba en 17,48 bolívares, el 28 de noviembre de 2023 su valor era de 35,47 bolívares, esto es que ha aumentado ¡102,92%!