Todos observamos los mismos acontecimientos a lo largo de los años, pero no hay dos personas que coincidan en la interpretación de los mismos, en explicar sus causas y consecuencias. Voy a tratar de explicar mi visión del mundo a día de hoy, dando importancia a los hechos que creo que la tienen.
En 2008 comenzó a nivel mundial la crisis económica conocida como “La gran recesión”. Curiosamente tiene un nombre muy parecido a “La gran depresión” de 1929, quizás porque las características de ambas eran muy similares.
Una de estas características que compartían ambas crisis es que eran crisis sistémicas, es decir, que podían hacer quebrar el sistema. En ambos casos se trataba de crisis principalmente financieras, donde los bancos se encontraban en situación próxima a la quiebra. En 2008, por ejemplo, quebró Lehman Brothers.
La diferencia entre ambas es que en la segunda hubo una coordinación entre los países afectados y sus bancos centrales para tomar medidas coordinadas que evitasen, precisamente, la quiebra del sistema.
Estas medidas incluyeron la bajada de los tipos de interés, la oferta de liquidez a los bancos y los Q. E. (Quantitative Easing) que significaba la compra de activos financieros como la deuda pública.
Pero estas medidas no dejaban de ser un parche, no era una solución definitiva, y tarde o temprano habría que dar marcha atrás. Estados Unidos, que lidera las políticas monetarias a nivel mundial, intentaron hacerlo, pero los mercados reaccionaron negativamente y se produjo una reacción que hizo que siguiesen en vigor estas políticas monetarias.
En esto llegó el covid-19. Los gobiernos del mundo inyectaron dinero en las economías, a través de la política fiscal, sobre todo, y se logró que no hubiera un caos global. Pero de nuevo, estas políticas trajeron consecuencias, entre otras, y principalmente, la inflación.
Esta inflación obliga a los bancos centrales a retirar sus políticas de ayuda al sistema financiero y nos encontramos en la situación actual en la que los tipos de intereses suben y en vez de Q. E. los bancos centrales hacen Q. T., su contrario. Esto ha provocado la quiebra de bancos como el Silicon Valley Bank y el rescate de Credit Suisse.
¿Y ahora qué? Recientemente leí que los bancos centrales estaban aparcando al toque. Aparcar al toque se refiere a cuando un coche choca suavemente con los coches entre los que quiere aparcar. Los bancos centrales van retirando sus políticas, golpeando a los bancos más débiles y esperando que aguanten.
El problema de las crisis financieras es el pánico de los depositantes. Esto está ocurriendo actualmente. En Estados Unidos los depositantes de los bancos pequeños están retirando sus fondos para llevarlos a los grandes bancos. Sin embargo, este no es el único problema. Pueden surgir problemas desde otros puntos del sistema financiero.
La crisis actual puede llevar a una pérdida generalizada de riqueza, donde el sistema financiero no sea capaz de asegurar la riqueza que “contablemente” creemos que tenemos. Es decir, los fondos que tenemos en los bancos pueden dejar de tener parte de su valor.
Se produciría una “actualización” de la riqueza global. A peor, claro. Pero que, si se hace de una manera ordenada y con criterio, no debería poner en peligro el sistema, pues la productividad de las empresas no debería verse afectada.
En cierto modo, se trata de tirar del mantel sin que se rompan los platos. Apasionante tarea para los gobernantes que dirigen actualmente el mundo.