OPINIÓN

Putin sigue jugándosela por Maduro

por Antonio de la Cruz Antonio de la Cruz

Igor Sechin, presidente ejecutivo (CEO) de la empresa de petróleo rusa Rosneft, decidió de nuevo sostener en la presidencia de Venezuela a Nicolás Maduro. Rosneft se convierte en la compañía naviera del petróleo venezolano, después de la entrada en vigor de la orden ejecutiva del presidente Donald Trump del 6 de agosto, que permite a Estados Unidos sancionar a cualquiera que provea apoyo o bienes o servicios al régimen de Maduro.

Sechin, uno de los lugartenientes más cercanos del presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha socorrido el régimen de Maduro con capital cada vez que lo ha requerido. Porque el mandatario siempre ha visto la relación Rosneft-Pdvsa como un proyecto político. Desde 2015, la empresa rusa ha prestado y comprado crudo a futuro a Pdvsa por un monto acumulado de 6.500 millones de dólares. Y, en diciembre de 2016, le otorgó un crédito por 1.500 millones de dólares contra el colateral de 49,9% de las acciones de Citgo.

John Bolton, asesor de seguridad nacional de Trump, subrayaba con respecto a la última orden ejecutiva sobre Venezuela: “Estamos enviando una señal a terceras partes que quieran hacer negocios con el régimen de Maduro: procedan con extremo cuidado, no hay necesidad de arriesgar sus intereses con Estados Unidos beneficiando a un régimen corrupto y moribundo”.

Ante esta situación, las empresas de petróleo de China  y la India optaron por suspender la compra directa de petróleo a la estatal petrolera de Venezuela, Pdvsa. Una vez que el régimen de Maduro decidió no exportar más petróleo a las refinerías americanas del Golfo de México, para evitar las sanciones de Trump a Pdvsa del pasado mes de enero, las refinerías de China  y la India pasaron a ser las mayores receptoras de crudo venezolano.

Venezuela llegó a enviar 79%, promedio mes, del volumen total de exportación de petróleo a estos dos destinos durante el período febrero-abril.

Chinaoil, división comercial de la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC), decidió no cargar más crudo en Venezuela hasta que el Tesoro de Estados Unidos entregue nuevos lineamientos.

Según la agencia de noticias Reuters, la decisión de CNPC fue producto de las reuniones entre los gobiernos de Estados Unidos y China, en la que participaron funcionarios de la Embajada de Washington en Pekín y ejecutivos del alto rango de CNPC. Es la primera vez en 10 años que China no importa crudo desde Venezuela, según datos registrados por Bloomberg.

En el caso de China, una parte de los barriles importados salda la deuda que Venezuela tiene con el Banco de Desarrollo de China por el préstamo del Fondo Chino, con un saldo pendiente de 15.000 millones de dólares.

Para la India, los datos de TankerTacker.com indican que no ha habido exportación de petróleo desde Venezuela en los primeros 21 días de agosto. Asimismo, muestran que la refinería india Essar Oil recibió los 2 millones de barriles al mes de crudo pesado venezolano requeridos en junio y julio. A propósito, Rosneft adquirió 49,13% de las acciones de Essar Oil Ltd. en 2017, con el compromiso de suministrar el volumen de petróleo venezolano.

Ante la negativa de las refinerías de China  y la India de cargar crudo en Venezuela por el riesgo de ser sancionadas por parte del gobierno de Trump, Rosneft asume la labor de transportar el crudo de Venezuela, desafiando la orden ejecutiva de Trump. En lo que va de agosto, Rosneft cargo 66% de las exportaciones de petróleo de Venezuela, según datos de Refinitiv Eikon (Reuters).

En julio, Rosneft transportó 3.420.588 barriles de petróleo pesado venezolano a Malasia (110.342 bpd), que posteriormente fueron reexportados a las refinerías en China, según Refinitiv Oil Research. En el centro del trasbordo de Malasia de Linggi y Tianjung Bruas, el petróleo venezolano es mezclado o transferido a otro tanquero, adoptando otro nombre, Singma o Mal Blend, con lo que enmascara el origen del crudo.

Rosneft y su CEO fueron sancionados por Estados Unidos tras la anexión rusa de Crimea en 2014. Sin embargo, en el caso de Venezuela, la petrolera rusa usa el argumento de que no viola las sanciones de Estados Unidos porque el petróleo es parte de los acuerdos de servicio de la deuda que mantiene Pdvsa con Rosneft.

Adicionalmente, Rosneft paga a Pdvsa una parte del crudo en euros en efectivo, para generar circulante en la economía venezolana.

Por lo tanto, la última orden ejecutiva de Trump para lograr restablecer la democracia en Venezuela es desafiada por Putin a través de Rosneft, disputándole su autoridad en la región y el mundo.

Putin vuelve a jugársela por Maduro para demostrar que es un actor global de peso pesado.