Dedico el presente artículo, gracias a El Nacional, a los educadores venezolanos. Las nuevas generaciones que ellos forman, en medio de la más abyecta precariedad en que sobrevive a causa de la tiranía del narcorrégimen actual, sigue batallando con sus propias vitales carencias de cada día; sin embargo, más que porfiada, heroicamente, van sembrando el latir de la esperanza para superar la mediocridad; para lograr la construcción de una nueva Venezuela, próspera, digna y de felicidad para todos.
Se atribuye a Napoleón Bonaparte (1769-1821), primer emperador francés, la similar expresión que titula a este artículo: “Puño de hierro en guante de terciopelo”. También la lleva uno de los libros del japonés Konosuke Matsushita (1894-1989): “Puño de hierro en guante de seda”. Este comenzó con su idea de un conector eléctrico, fabricándolo desde su casa, un inmenso imperio de negocios alrededor del mundo como fundador y propietario de Panasonic.
Pretendo ubicar lo que parecería un tema histórico en la realidad actual. Tema que deberá estar siempre muy presente por los venideros años en nuestras mentes, amables lectores. En nuestro pensamiento y acciones, de la más que pasada crisis de la China frente al caso Taiwán y la visita a la isla nación de la presidenta del Poder Legislativo de los Estados Unidos de América: Nancy Pelosi. Lo sucedido nos develó cuán extraviados parecemos estar todos, americanos y europeos, como actores de la política internacional, e interna hacia cada una de nuestras regiones y países.
Lo que se nos muestra, o anuncia, de manera casi definitiva con mano de acero, ya sacándose China el guante aterciopelado de su persistente y callada construcción de un nuevo orden mundial desde su “Ruta de la Seda”. Gracias al empeño de la Pelosi de no aceptar el chantaje belicista chino de prohibirle su desplazamiento hasta esta isla que hace ya más de setenta años se ha organizado para vivir una vida de prosperidad democrática y en paz.
El asunto está más claro que nunca. Lo que para Rusia ya se sabe es más que un asunto de controlar la navegación por el mar Muerto, y el desplazamiento norte-sur de esa porción que pretende cercenar por siempre a Ucrania, con el puerto de Sebastopol en Crimea, es para ambos, el establishment chino y el ruso asunto de impedir que el sistema de libertades y democracia se expanda más allá de las cercanías de sus territorios. Así la China del capitalismo tiránico de Estado no puede permitir que otro modelo de organización de las sociedades humanas compita con su modelo de neoesclavitud y subyugación del libre pensamiento y desarrollo del ser humano.
No es solo un tema de poder acordar cómo mejor negociar la existencia de un gasoducto de un país a otro, o la comercialización de productos fabricados masivamente en China para transportarlos entre puertos, mares y territorios de vialidad terrestre enlazada con trenes y vehículos. Se trata de entender cómo puede funcionar la naturaleza humana, sus costumbres diversas, sus creencias multiétnicas y culturales. Cómo respetar su ambiente, su fauna, su flora, sus aguas y sus desarrollos agropecuarios, junto al ser humano, colocado en lugar de sujeto privilegiado con capacidad para construir la integración y la paz, o para provocar la destrucción y la guerra.
Convoco, a partir de este sencillo pero universal medio escrito de libre expresión, llevado a paredes sociales, a todos los seres humanos en los que palpite con fuerza un corazón para construir desde el amor valiente, e inteligente, la sumatoria de los movimientos mundiales, desde lo interno de la China y Rusia, y de todos en general como exigencia de los pueblos para volver a la paz y al diseño compartido de un mundo democrático integrable y de permanece evolución de nuestras sociedades alrededor de todo el globo.
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