- En el debate opositor hay dos visiones: negociaciones para obtener elecciones libres y limpias con Maduro (o su sosías “neutral”) en el poder, o una salida de fuerza que eyecte a Maduro y a su régimen. ¿Hay entre ambas puntos de encuentro?
- Un punto de convergencia es Guaidó, al menos por ahora. Como presidente de la AN es presidente encargado y mientras ostente la primera condición posee la segunda, y no es sustituible. De manera que, más allá de su sectarismo y errores, con sus aciertos y apoyos, es la figura que ha generado convergencia.
- Los polos enfrentados tienen fortalezas y debilidades. El régimen está muy postrado por dos razones esenciales: fragmentación interna y cerco diplomático mundial; sus fortalezas consisten en que los integrantes de la corporación criminal internacional (FARC, Hezbolá, Cuba, narcotráfico, paramilitares, Rusia, Turquía, etc., compensan en alguna medida ciertas debilidades del régimen, que tiene otra fortaleza adicional: su “voluntad de poder”. Algunos no están dispuestos, al precio que sea, a entregar el poder.
- La oposición tiene fortalezas: apoyo internacional sin precedentes y un presidente encargado que hasta ahora ha concitado apoyo. Sus debilidades: los desastres de Cúcuta –el del 23 de febrero y el actual-, el naufragio del 30 de abril con Padrino López y el Maikel, la forma en la que se procesó el pago de los bonos 2020, las conversas de Noruega, la ausencia de “voluntad de poder”, y el sectarismo del que hacen gala Guaidó y su partido.
- Dos temas para la estrategia opositora: ¿es posible que el régimen se avenga en la situación actual a un acuerdo para que Maduro salga ahora del poder y, luego, pierda las elecciones? ¿Conversando en Oslo se evita la violencia?
- Maduro solo negociará cuando esté completamente derrotado; es decir, cuando le toque negociar a qué país va y cómo. Este proyecto político no está en condiciones siquiera de pensar en su salida. Ni Maduro quiere y si quisiera no lo dejan las fuerzas nacionales internacionales que forman parte de la corporación criminal. Los contertulios de Oslo obviamente piensan lo opuesto.
- Insistir en que las negociaciones se realizan para evitar la violencia de una guerra civil constituye un planteamiento tramposo. La violencia no es a futuro; la violencia está instalada brutalmente, tanto la callejera como la política, en esta guerra civil de baja intensidad. La única forma de detener la violencia es que una fuerza superior a la del régimen, democrática, nacional e internacional, lo imponga.
- Solo desechar las ilusiones de un cambio amigable permitirá el cambio sin Padrino y sin el Maikel. Y solo el cambio traerá la paz. Y cuando se tenga el poder podrás perdonar. Si perdonas antes de tomarlo lo que haces tú es pedir perdón sin ser culpable.
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