OPINIÓN

Proyecciones sobre la nueva “Era Trump”

por Jonathan Benavides Jonathan Benavides

 

La llegada de Marco Rubio al Departamento de Estado

Rubio es una pésima noticia para el progresismo en el Hemisferio Occidental y a la vez una mirada diferente en relación a la presencia de China en la región. Rubio desde el primer momento pugnó porque la administración de Washington bajo el “estadista” Biden apoyara a gobiernos latinoamericanos que buscaban dejar atrás décadas de populismo socialista. Simultáneamente piensa como el vicepresidente Vance que a China debe de oponerse una política de Estados Unidos que vaya mucho más allá de la agenda de seguridad. Veremos cómo eso se desarrolla.

Irán no sólo tendrá problemas en Oriente Medio sino que sus intereses en el Hemisferio Occidental se verán afectados: algunos países me parece tendrán varios inconvenientes, sobre todo si un acuerdo de paz se alcanza en Europa y el petróleo del latinoamericano deja de tener relevancia Creo que en Latinoamérica sigue sin medirse adecuadamente la oportunidad que se abre para la región. De nuevo insisto con algo que he venido mencionando, Lula no dejará que esa oportunidad sea para Argentina u otro país de la región. El presidente de Brasil no es un dogmático, cuidado con esto.

El “estrechísimo” andarivel que tiene Trump frente a Rusia

Sabemos que ya Trump se comunicó con Putin y esto es un claro indicio que la guerra europea no puede seguir sin que Estados Unidos tenga un mayor problema frente a China (lo hemos mencionado). Solucionar la guerra europea será una tarea complicada de alcanzar sin un costo grave para la OTAN: siempre fue evidente desde el realismo que los objetivos que se impuso la Alianza atlántica eran inalcanzables (salvo para los ignorantes todologos). Pero a pesar de ello, los políticos europeos mayoritariamente “compraron” esos objetivos que el “estadista” Biden había fijado. He dicho que Trump tal como obró con los acuerdos de Doha de 2020 firmados con los talibanes, es alguien que si reconoce una situación insalvable no duda en cortar la misma de cuajo.

En 2020 era evidente que no había salida para Afganistán y hoy en 2024 (algunos lo dijimos en 2022) es evidente que no hay posibilidad alguna de derrotar a Rusia en Europa. Dicho lo anterior, Trump no creo que deje que todo el peso del desastre caiga sobre el “estadista” Biden porque a pesar de la gigantesca estupidez de este último, al final del día era el presidente de Estados Unidos y en punto a ello, es esperable que trate de alcanzar una salida que no tenga el aspecto de la humillación que hoy luce (salvo para los habitúes de las tertulias vacías y sin conocimiento de causa, claro).

Acá es donde es muy difícil estimar que puede acordarse. Quizás como he mencionado que los rusos “cedan” Odessa y Jarkov como pretensiones, que puedan reanudar la venta de combustibles de manera “abierta” a Europa (sí, Europa no ha dejado de comprar el petróleo y el gas ruso tanto vía India o Turquía como con los “buques fantasmas rusos” que en medio del Mediterráneo transfieren su carga a buques europeos. La inocencia de algunos es siempre conmovedora).

Hay otros espacios para explorar como son las situaciones en Moldavia y Georgia quizás a cambio de morigerar la presencia en Latinoamérica. No debemos de olvidar que con Rusia hay cosas en común con Estados Unidos: El combate a los terroristas islámicos en el Sahel, la influencia de Moscú sobre el gobierno de Bashar al Assad en Damasco que literalmente le debe la vida a los rusos (algo que bien sabe Israel y que los ignorantes analistas toderos no tienen idea). Resolver la guerra europea es fundamental para Trump y para Estados Unidos. Resta por saber la manera en que los costos se reparten o se asumen. Algo hay que tener en cuenta: Putin no sale debilitado de esta guerra. Creer eso es desconocer completamente el tipo de juego estratégico que se ha librado en Europa. Rusia sigue siendo la fuente de energía más barata y eficiente para toda Europa, y eso no cambiará.

China frente a un Trump 2.0

Cuando nos aproximamos a China jamás debemos hacerlo con la perspectiva del concepto “tiempo” que nosotros manejamos. Ya me he referido a ese libro fundamental que es On China de Henry Kissinger: China tiene 4000 años de historia trazable. Ha pasado por experiencias vitales que ninguna nación con excepción de India quizás ha tenido. Aquellos que creen que China va camino a un colapso creo se equivocan gravemente. También lo hacen quienes no valoran adecuadamente los estándares de calidad educativa que el país ha alcanzado (sin uso de lenguaje inclusivo claro) y el dominio crítico que tiene sobre las tecnologías de punta.

Al respecto John Mearsheimer en un reportaje de las últimas horas ha manifestado que es “tarde” para pretender detener el crecimiento de China. Mencionado lo anterior creo debemos acostumbrarnos a la idea de un mundo donde: Sin dudas esté dominado por la competencia entre Estados Unidos y China; No necesariamente esa competencia lleva a la guerra, aunque esta siempre estará presente como una posibilidad si la competencia deriva en una situación como la que Estados Unidos y Japón tuvieron en la década de los años treinta del siglo XX.

Al mismo tiempo, la capacidad nuclear de Estados Unidos y China opera como una suerte de “moderador” de las intenciones de llevar las cosas a un choque militar: ambos tienen la capacidad de destruirse en esa situación. No podemos por otro lado descartar que así como en la Guerra Fría Estados Unidos y la URSS peleaban a través de proxies, que ello se pueda dar entre Washington y Beijing, y allí África y el Ártico pueden ser espacios donde ello bajo ciertas circunstancias ocurra.

El mundo está en medio de una reconfiguración importante en la medida que Estados Unidos necesariamente inicie una etapa de “aislacionismo” para reorganizarse internamente. La dinámica que se inició con Bush hijo y prosiguió hasta el “estadista” Biden ha destruido la credibilidad en Estados Unidos. El país se ha sobreextendido estratégicamente y no ha resuelto favorablemente ninguno de los conflictos donde se vio envuelto desde 2001 hasta 2024. Ese estado de cosas no puede continuarse y veremos si Trump está a la altura del desafío que décadas de estupidez y soberbia le han legado.

Cerramos con nuestra acostumbrada sección de recomendaciones de mi “inútil biblioteca”: LOS TALIBAN por Ahmed Rashid, es el libro de referencia para conocer el movimiento más radical y extremista del mundo musulmán y sus numerosas ramificaciones. Escrito por uno de los pocos periodistas que ha conocido y entrevistado a sus líderes, Los talibán, sigue siendo en la actualidad la obra imprescindible para cualquiera que aspire a entender qué está ocurriendo en Afganistán, y cuáles son las repercusiones de su vuelta en el resto del mundo; CONFLICTS IN AND AROUND RUSSIA Nation-Building in Difficult Times por Victor A. Kremenyuk, una importante obra, del académico ruso Kremenyuk examina el estado de la situación política en la ex Unión Soviética. A medida que Rusia avanzaba a trompicones hacia la democracia y se alejaba de su pasado totalitario, surgieron profundas divisiones, tanto contemporáneas como históricas, dentro del nuevo Estado-nación y en torno a él. Estos conflictos ya han bloqueado parte del movimiento hacia la democracia. Y, a medida que los partidos contendientes, el presidente y el parlamento del actual gobierno ruso luchan por el poder, esa lucha política aumenta la probabilidad de soluciones autoritarias; LAS RAZONES DE LA FUERZA Tucídides y la Teoría de las Relaciones Internacionales por Marco Cesa, si bien la Historia de la Guerra del Peloponeso” de Tucídides ha sido objeto de estudio de filólogos, historiadores y filósofos, en los últimos tiempos esta obra fundamental ha llamado crecientemente la atención en el campo de las relaciones internacionales. Y es precisamente una clave de lectura en este sentido (la relevancia de dicha obra para la comprensión de la política internacional, sus dinámicas y mecanismos) la que Marco Cesa propone de forma brillante en esta obra. A partir del dilema clásico entre lo “útil” y lo “justo”, la reconstrucción del pensamiento del historiador griego que realiza el autor nos permite entender por qué ya en el siglo V a.C., para Tucídides, desde una posición realista que privilegia los conceptos de interés y seguridad, en la política internacional siempre prevalece la ley del más fuerte.

@J__Benavides