Hay una creciente contaminación informativa desarrollada de manera táctica por los gobiernos regionales y, muy especialmente en Venezuela, donde el régimen la ejerce con planeada acción acompañada por una dirigencia “opositora” comprometida. Las redes sociales y la controlada red de emisoras de radio y televisión se inundan con información política sesgada basada en inteligencia artificial a partir de la cual se disemina información masiva con propuestas interesadas horizontalizando la comunicación en doble vía. El propósito de tal circunstancia conscientemente contribuye a desinformar, dividir y generar malestar, incluso odio.
De manera general se inicia esta década con un lastre comunicacional, estimulado a conciencia y soportado por las nuevas tecnologías comunicacionales, incluso por falsos comunicadores, o al menos, sin la preparación profesional para producir información real y verdadera la cual induce la desconfianza y desesperanza que de paso ha contribuido a la debilitación de la democracia y permeado hacia abajo las relaciones entre las personas potenciando la polarización chocante y peligrosa para la sociedad. Además, se potencia y se sufre como consecuencia de la actuación de dirigentes descalificados, populistas por naturaleza que corroen a la población generando un ciclo perturbador y generalizado que solo favorece a la gobernanza hipócrita e inútil.
Las organizaciones de la sociedad civil desempeñan un papel importante para abordar el impacto de la desinformación y, necesariamente ya comienzan a construir argumentos sólidos y documentados que suben al único medio libre y sin control total como son las redes sociales contentivas de elementos informativas de alta credibilidad que contribuyen de alguna manera a neutralizar la política informativa interesada. De esa manera se introducen elementos necesarios para contribuir a proponer una agenda de cambio sustentada en la verdad. Esta situación pone sobre la mesa las contradicciones sobre el manejo de la información y consecuencialmente introduce un contrapeso para poner en claro a la opinión pública nacional e internacional la propaganda y maniobras narrativas cuyo elemento fundamental es el de mantenerse en el poder y sus privilegios usando la mentira generalizada, desnaturalizando la verdad e incluso, cambiando la verdadera historia creando fantasmas y desapareciendo héroes.
Estas iniciativas poco a poco van generando un esquema informativo sistemático que ayuda a comprender el alcance de las perversas políticas del régimen y por esa noble razón hay que incorporarla a la formulación positiva de sus autores, lo cual produce el efecto adecuado para ir construyendo políticas contemporáneas alternativas sustentadas en el mejoramiento de la comprensión de la realidad verdadera, la comunicación directa y obviamente contribuyen a estimular la participación constructiva de la sociedad para el cambio del modelo político.
Es claro que estas iniciativas se enfrentan a la desinformación permanente, a la persecución, descredito de sus autores, cierre sistemático de espacios informativos en aquellas emisoras de radio o de televisión que supuestamente violan el odioso reglamento que interpretan al mejor estilo de los censores dictatoriales y, por supuesto intentan contrarrestar la verdad informativa con otras elaboradas en los laboratorios comunicacionales del régimen cuyos dirigentes las pregonan por todas las vías en eternas intervenciones radio televisivas, con la propaganda partidista, en eventos de cualquier naturaleza y en infinitas ruedas de prensa construidas con sorna, chabacanería, mentiras y chistes, incluso acompañadas con extraños movimientos de danzas improvisadas que rayan en el ridículo.
Las organizaciones civiles deben profundizar el análisis de contenidos y documentar con la verdad sus manifestaciones verbales o escritas, diseccionar las mentiras para ponerlas de manifiesto, guiar a la población con información dura y consistente e intentar por todos los medios alcanzar los objetivos de la verdad, la denuncia de los desaguisados y enfrentar con claridad y persistencia el tema crucial de la ausencia de coordinación y experiencia de multitud de agrupaciones o núcleos de la verdadera oposición que enfrentan el asunto con métodos caseros al no contar con los recursos adecuado para logra la coherencia y concentración de la data y de su análisis que facilite la comprensión de los mensajes y pongan en claro directrices sociales de cambio verdaderamente efectivas.
La construcción de redes de comunicación entre organizaciones civiles, de sus integrantes, especialmente dirigentes comunales deben disponer de suficiente información que les permita ayudar a ejercer el adecuado liderazgo sobre las comunidades a las cuales pertenecen. Ese enfoque en su desarrollo merece la inversión adecuada con el fin de lograr la integración de importantes agrupaciones independientemente de su tamaño e influencia, incluso las más pequeñas las cuales deben ser apalancadas por plataformas tecnológicas comunicacionales de manera altruista y concebidas para facilitar la conexión creativa
Debe quedar claro el tema de la libertad de expresión, la forma de decir verdades, de poner en claro la mentira y los rumores. Abordar el discurso populista con la verdad en la mano para desmantelar las mentiras sistemáticas, la entropía comunicacional que distorsiona la historia, elementos informativos que aprovechen cualquier medio ante la circunstancia del control total que ejerce el régimen en la difusión de la verdad. Obstáculos que deben ser salvados con valentía, sin miedo de pedir cuentas, sin miedo de desmantelar tanta mentira y propaganda que inunda la vida cotidiana. De hacer la denuncia de irregularidades de los dirigentes, de desmantelar la sistemática mentira y enfrentar la distorsión de las declaraciones no solo de los integrantes de la mala gobernanza, sino incluso de los fulanos opositores, colaboracionistas del gobierno que no pueden ver un destello o reflector para desbocarse con su labia chapada a la antigua para “informar”, cuando en realidad forma parte de la estrategia narrada.
Las brechas que tiene esta política de propaganda y desinformación deberían cubrirse con un plan informativo inteligente, cohesionado, y exigir a tantos organismos nacionales e internacionales cuyos objetivos son sociales o al menos humanitarios contribuir con su financiamiento y acción para detener la mentira y el acondicionamiento ideológico ejercido por mentes cuyo único objetivo es el poder y su preservación con beneficios personales muy lejos del interés público y ejercido solo con un interés derrochador y corrupto aliado a las políticas globales de organizaciones mafiosas de la delincuencia internacional.
Los organismos internacionales que operan en ese campo de acción deberían apoyar a la sociedad civil y contribuir con el desarrollo de las redes de comunicadores para contribuir con la verdad informativa, entrenar a la juventud en herramientas de organización social y dotarlas de habilidades administrativas que favorezcan su crecimiento, todo centrado en instituciones con experiencia en la formación profesional, de organizaciones civiles que manejen los recursos de manera transparente y que ahora son sometidas al control y potencial desaparición como entidades fundacionales o no gubernamentales tildándolas de enemigas del sistema.
Es necesario el desarrollo y uso de las plataformas tecnológicas bien concebidas y de las organizaciones locales enfocadas en su consolidación y en comunidades dispuestas a aglutinar la poderosa fuerza de los jóvenes para un cambio del modelo político y de apuntalar la democracia en un momento en que la sociedad se está volviendo cada vez más digital.
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