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Promesa electoral de dolarización de salarios y pensiones (obstáculos)

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Detenido jefe de escoltas del Ministerio de Obras Públicas por hurtar 7.000 dólares del despacho

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Hoy, cuando observo en la campaña electoral para las elecciones parlamentarias a una enorme cantidad de candidatos defendiendo la bandera de una Ley de dolarización de salarios y pensiones a través una ley emitida por la Asamblea Nacional, es menester revisar las implicaciones de dicha propuesta y la factibilidad real de realizarla, pues esta ha agarrado mucho cuerpo desde los lejanos días en que Francisco Rodríguez y Henri Falcón asumieron esta bandera en 2018.

En principio, debemos tomar en cuenta los siguientes obstáculos:

Ideológicos: desde el punto de vista de la propaganda revolucionaria y antiimperialista, es absolutamente injustificable la sesión parcial o total de la soberanía monetaria, en tendida como:

“El poder económico que posee un Estado para emitir su propia unidad monetaria, controlar aspectos como la tasa de cambio con otras divisas, el régimen cambiario y los tipos de interés para su moneda en curso, así como también otros asuntos vinculados al dinero al interior de los territorios donde ejerce su soberanía nacional.​ Suele ser considerado como un tipo de nacionalismo económico, que asocia distintos grados de medidas proteccionistas en la política monetaria de una nación en favor de sus propios intereses. Normalmente la entidad financiera encargada de ejecutar estas funciones es un banco central de carácter nacional. Los países que adoptan una moneda en común (como el euro en la Eurozona), ceden parcialmente su soberanía monetaria en función de una entidad financiera central supranacional (Banco Central Europeo),​ no obstante, si la moneda en cuestión es el curso legal de un país que es adoptada por otro, ya sea parcial o totalmente, es considerado como un tipo de expansionismo económico. Asimismo, cuando una nación adopta una moneda extranjera como la única moneda en curso, pierde su soberanía monetaria. Por ejemplo, en el caso de economías dolarizadas, la soberanía monetaria se ve afectada al tener que regirse por la política y condiciones del Sistema de la Reserva Federal de Estados Unidos.”  (Diccionario Caixabank.es).

En este sentido, es difícil imaginar al régimen de Maduro, que llegó a bendecir la dolarización en el último programa en televisión de José Vicente Rangel, causando tal conmoción que el moderador, en forma misteriosa, no volvió a salir, llegar a los extremos de terminar de aceptar la situación de hecho y ordenar por decreto extraordinario (Ley Antibloqueo) al SENIAT que recaude el IVA, el ISLR, impuestos municipales, contribuciones especiales, cotizaciones del IVSS, INCES, Desempleo y Vivienda en divisas extranjeras y ordenar al Ministerio del Trabajo movilizar a sus inspectores, para que los millones de trabajadores del sector privado sean objeto de un reajuste de sus nóminas y prestaciones sociales en dólares.

Aunque se hiciera un gran esfuerzo y se adaptara la empresa privada, que siempre ha sido flexible y pragmática para garantizar su supervivencia, uno se pregunta qué pasaría con las más de 3.000 empresas denominadas “socialistas” y el resto de los empleados de la administración pública nacional, estadal y municipal.

Tendrían que renunciar a la moneda nacional en forma pública y notoria, aceptando incluso la existencia jurídica y presencia física de la Reserva Federal estadounidense para cambiar los billetes deteriorados y llevar registros de los miles de millones en efectivos existentes o que llegan en remesas sin control oficial, esto implicaría la masificación de una entidad como Western Union en cada municipio del país para regular las remesas y de poderosos bancos como JP Morgan o Bank of America para guardar esos centenares o miles de millones de dólares y cambiarlos en tarjetas de crédito y débito.

Aceptar esto y pretender seguir hablando de guerra económica, lucha global contra el imperialismo y enfrentamiento final contra el capitalismo decadente, sería un discurso demencial y bufonesco más propio de los hermanos Marx que de Carlos Marx, lo cual implica renunciar al activo revolucionario más importante de todos: su discurso de “David contra Goliat”, en el que la victimización y la culpa de todos los problemas del país es responsabilidad de  elementos extranjeros y jamás de decisiones internas, siendo esta la nota reinante del discurso político del MVR/PSUV desde hace muchos años. 

Económicos: es una realidad inocultable de que el Gobierno de Venezuela no fabrica dólares y por ello, ningún parapeto monetario , entiéndase una nueva moneda, que sustituya el “bolívar soberano” o la pretendida criptomoneda denominada petro, puede sobrevivir en la economía global o incluso nacional, sino puede transarse en dólares estadounidense, según las normas y operaciones de los mercados globales, pretender lo contrario es seguir cometiendo catastróficos errores como ocurrió en Zimbabue y que recuerdo a continuación:

“En Zimbabue, cuando el gobierno atravesaba una crisis fiscal, decidió emitir nuevas monedas: la denominada ‘nota de bono’, conocida luego como el ‘zimdollar’ o ‘bollar’ y una moneda electrónica, ambas ancladas al dólar estadounidense. Solo dos meses después de empezar a circular estas monedas, se precipitó su valor. El público se dio cuenta de que, en realidad, estas no eran convertibles a dólares. Los bollars no servían para pagar las importaciones. Los dueños de una tienda pueden utilizarlos para pagar a sus empleados y proveedores locales pero, si deseaban volver a llenar sus repisas con mercadería importada, requerían dólares. Los dólares empezaron a escasear, porque el público decidió atesorarlos, habida cuenta de que desconfiaba en la promesa del gobierno de respaldar las nuevas monedas en dólares. Entonces, los negocios ofrecían descuentos de hasta 50% si los clientes pagaban en dólares reales. Surgió aquí el tipo de cambio entre las nuevas monedas nacionales y el dólar. La inflación subió y, para noviembre de este año, superó 300%”.  «Ecuador, los bonos y el Caso Zimbabue», 9 de noviembre de 2020 –  (El Ojo Digital)  

A este problema debemos sumar que las grandes empresas del Estado como Pdvsa y la CVG están en gravísimas condiciones financieras y el mismo gobierno reconoce que ha perdido 99% de sus ingresos regulares en dólares estadounidenses, debido a las sanciones, por lo cual se hace difícil de imaginar la realización de una transición de las empresas públicas y del Estado mismo hacia la dolarización, sin respaldo internacional y sin apoyo total del gobierno estadounidense, lo que nos lleva al último obstáculo.

Político: es incomprensible que se este prometiendo una dolarización de la economía como estrategia electoral, cuando es público, notorio y comunicacional la abierta hostilidad del gobierno estadounidense hacia la administración de Nicolás Maduro y hacia los diputados electos en unas elecciones parlamentarias del 6 de diciembre de 2020, cuando demócratas y republicanos consideran inconsistentes con sus estándares políticos, los niveles de participación electoral y libertades políticas (no objeto de este artículo en cuestión).

Conclusión: es una propuesta agradable para los oídos del electorado, especialmente para los empleados públicos, pero que en la practica, no tiene ninguna factibilidad, excepto que se den un cambio radical de gobierno en Venezuela, que sea aceptado por la administración estadounidense en el año 2021 o un cambio radical  de postura hacia la administración de Nicolás Maduro, por parte del mismo gobierno estadounidense, lo cual ciertamente, esta fuera del ámbito de las capacidades políticas de los candidatos actuales

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