Producción y competitividad son los ejes de la discusión en el Congreso de la Confederación Venezolana de Industriales, Conindustria, que se reúne hoy en Caracas. La concreción del tema es ya una muestra de una actitud que apuesta por el realismo, por la búsqueda de soluciones, por la activación de las capacidades y por una visión puesta en los factores de crecimiento y en las oportunidades.
Conindustria se lamenta con razón de ese 70% de su capacidad instalada ahora ociosa. El dato se suma a toda esa información que retrata la imagen de un país golpeado en todos los frentes. Desde su particular perspectiva, el sector industrial reconoce el origen y naturaleza de sus dificultades en factores como una inflación incontrolada y dolarizada, baja demanda nacional, falta de financiamiento, precariedad en los servicios públicos, excesivos tributos fiscales y parafiscales, competencia desleal con la importación de productos importados liberados de impuestos. Los impuestos parafiscales, diseñados originalmente para el fortalecimiento social y apoyo a los sectores tecnológico y educativo, han dejado de cumplir con sus objetivos. La centralización ha desviado esos ingresos para fines a los cuales no estaban destinados. Perdido su objetivo se mantienen, sin embargo, simplemente como cargas tributarias, generando mayor peso para las empresas y afectando su productividad.
En este terreno, el de los compromisos fiscales, y en otros como el estímulo, la apertura de oportunidades, la actualización legal, la postura realista del sector industrial debería facilitar espacios para el diálogo productivo y honesto con las autoridades. Conindustria se ha abierto a esta postura, con la preocupación de procurar la efectividad de este diálogo, de modo de obtener resultados reales, no solo llamadas, reuniones convencionales o simples acuerdos de papel. Hasta el momento se ha percibido manifestación de interés, pero poca eficiencia, a pesar de los pronunciamientos del sector industrial como la repetida exigencia de avanzar en la reforma de la Ley de Armonización Tributaria y lograr una reducción del Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras, un impuesto que reduce aún más las posibilidades de competitividad del sector. Conscientes de que la debilidad del sector industrial impacta negativamente sobre la producción nacional, la generación de empleo y la recuperación del sector adquisitivo, los directivos de Conindustria, y la sociedad, esperan que ese diálogo se manifieste en apertura de espacios para la productividad y la competitividad, y en la implementación de las políticas económicas adecuadas para recuperar el crecimiento.
La recuperación de la economía venezolana necesita de un sector industrial dinámico, actualizado, dispuesto a seguir trabajando, como han declarado algunos de sus directivos, para lograr un nivel de producción óptimo que permita recuperar no solo el punto de equilibrio sino comenzar a invertir en nueva maquinaria y ampliación. Las 40 cámaras y asociaciones que integran Conindustria representan a 80% del sector manufacturero venezolano, pero representan, además, una esperanza para la recuperación económica de Venezuela. Trabajar en esta línea sería, en definitiva, cumplir con la misión de la institución, traducida en la promoción de políticas públicas apropiadas que conduzcan a la reactivación de la producción industrial y a la restitución de los derechos de libertad económica.
Una mirada hacia adentro del sector industrial mostraría, entre otros factores, la dificultad para lograr una efectiva actualización tecnológica, en un mundo en el que lo digital ha copado todos los espacios y ha determinado, por una parte, la dimensión de los cambios y, por otra, la clave para la productividad y la competencia. La decisión de avanzar en productividad y competitividad pasa necesariamente por un acelerado proceso de actualización tecnológica, de revisión de los procesos y de dominio inteligente pero audaz de las herramientas digitales, que hoy distinguen a los triunfadores de los rezagados. La respuesta de Conindustria hoy es producción y competitividad, con todo lo que estos propósitos implican.