En la robustez del sistema democrático reside la fortaleza de un país. Cada proceso electoral, sin importar su escala o complejidad, debería estar diseñado para garantizar que esta voluntad se exprese de la manera más genuina y transparente.
En este sentido, las elecciones primarias y la doble vuelta electoral emergen como dos pilares imprescindibles, que deberían adoptados por todas las naciones comprometidas con el fortalecimiento de su democracia. Al observar ejemplos como Argentina y Colombia, donde estas prácticas están institucionalizadas, queda claro que su implementación es un camino ineludible para la Venezuela actual.
Las primarias, ese primer escalón en el proceso electoral, son una herramienta esencial para involucrar a la ciudadanía en la selección de los candidatos que representarán sus intereses en la contienda final. Permiten que los votantes participen activamente en la selección, evitando que la concentración de poder en pocas manos sea la que tome la decisión al respecto.
La inclusión de las primarias en la legislación electoral es urgente, porque también brinda a los partidos políticos la oportunidad de demostrar su transparencia y apertura al escrutinio ciudadano, generando un ambiente de confianza y legitimidad.
Argentina es un ejemplo vigente de cómo las elecciones primarias pueden empoderar a la población y fortalecer la democracia.
Este reciente caso demuestra que las primarias sirven para reflejar cuáles son las inclinaciones y los deseos de la ciudadanía , abriendo un debate sobre las diversas percepciones que han traido estos resultados.
El resultado sorprendió, porque Javier Milei aventajó a las dos grandes coaliciones que desde hace más de 20 años gobiernan el país. Fue el único candidato que superó la barrera del 30% de los votos, en un país que enfrenta uno de los índices inflacionarios más altos del mundo, superando el 100% anual.
En todo caso, se está aprovechando la ocasión para decantar propuestas y echar vistazos a los posibles escenarios futuros del país con una mayor certeza de lo que la gente quiere.
En todo caso, la suerte aún no está echada y, como consecuencia de estos resultados, vendrán los reacomodos y alianzas, siempre teniendo como objetivo el ganar el favor del electorado.
Podrán gustar o no los resultados, se podrá estar de acuerdo o no; pero nadie puede negar que ahora se tiene un cuadro mucho más claro del momento actual del país y que esto servirá para afinar las tareas de la clase política en su deber de satisfacer las urgencias de la población. Esto garantiza que los candidatos seleccionados sean aquellos que verdaderamente reflejan la voluntad de los votantes.
La sociedad se convierte en un actor real en la toma de decisiones desde las etapas iniciales, lo que contribuye a una representación más fiel de la diversidad de opiniones y perspectivas.
Además de las primarias, la adopción de una doble vuelta electoral es otra herramienta valiosa para fortalecer la democracia. Esa segunda cita electoral entre los dos candidatos con mayor respaldo cuando ninguno de ellos obtiene la mayoría absoluta en la primera vuelta, asegura que el ganador cuente con un amplio respaldo popular.
Esto es particularmente relevante en sistemas políticos donde existen múltiples opciones y puede haber fragmentación de votos. También blinda de legitimidad al ganador y ayuda tanto a cerrar brechas como a sanar heridas en sociedades que han sido fracturadas por eventos políticos.
La implementación de la doble vuelta es un paso crucial para atajar la polarización extrema y garantizar que el líder elegido cuente con un mandato sólido y representativo. La doble vuelta fomenta el diálogo y la negociación entre candidatos y partidos.
También se promueve una mayor participación, al ampliar la ventana de oportunidad para manifestar su voluntad. la doble vuelta contribuye a mantener a los ciudadanos más activos y comprometidos políticamente.
Mirando hacia el futuro, la institucionalización de la doble vuelta electoral es una estrategia sensata para consolidar una democracia sólida. Al requerir una mayoría absoluta en la segunda vuelta, los líderes electos tendrán que construir coaliciones y alcanzar un consenso más amplio, lo que a su vez fomentará la gobernabilidad y la representatividad, a través del diálogo y la aceptación del diferente.
Estos ejemplos nos brindan lecciones valiosas sobre cómo las elecciones primarias y la doble vuelta electoral pueden fortalecer nuestra democracia.
A medida que aspiramos a desarrollar una nación sólida, deberíamos tomar nota de estas experiencias y trabajar para implementar reformas que nos lleven hacia un futuro donde la voz del pueblo sea verdaderamente el motor que impulse nuestro sistema político.
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