OPINIÓN

¡Primarias o consenso!

por Marcos Hernández López Marcos Hernández López

Para el análisis es fundamental enfocarse en el 21 de noviembre sin perder la brújula de  2024. De las 23 gobernaciones que se disputaron el pasado 21N, el PSUV se impuso en 19 regiones del país, mientras que los partidos de oposición ganaron en 4 estados. Y en lo que se refiera a las 335 alcaldías el oficialismo ganó en 205, la oposición en 59 y los movimientos independientes, la mayoría de los cuales se califican como antichavistas, se impusieron en 71 municipios. Es significativo enfatizar que las elecciones regionales y municipales del 21 de noviembre 2021 fueron las primeras elecciones en cuatro años en las que participaron la mayoría de las fuerzas opositoras, que boicotearon anteriores comicios por considerar que hay falta de garantías electorales. Son visibles las contradicciones en un país donde nuestras encuestas registran que 70% de la población rechaza al chavismo, los fracasos de la oposición no solo se explican por los ventajismos en el tablero electoral, sino también por los errores de sus propios estrategas.

La oposición busca fórmulas más convenientes para elegir a su candidato o candidatos presidenciales. Esta dividida y no tiene una visión compartida en cuanto a la temática de elección al cargo de la primara magistratura nacional. El contexto político electoral se mueve en lo complejo, emergen posturas y anti posturas que solo obstaculiza el logro del objetivo: Miraflores.

La Plataforma Unitaria está convencida de que las primarias son el mejor método para la elección de su candidato presidencial, mientras algunos partidos de la Alianza Democrática a través de sus voceros no creen sino en el consenso. Esto revela diferentes posiciones que puede derivar en graves consecuencias electorales si no se logra un candidato único, es decir, primarias o consenso se están deslizando hacia diversos nudos críticos. La experiencia de Barinas debe ser un referente significativo a la hora de las decisiones que se puedan tomar en la búsqueda de un único aspirante con posibilidades de triunfo.

No obstante, el gobierno mueve su ajedrez político electoral, apunta en levantar constructos: “Divide et impera, frase atribuida al dictador y emperador romano Julio César, que resume la estrategia con la que los gobernantes de nuestra nación y quienes aspiran a serlo nos dirigen o alientan”. Es decir, en política, divide y vencerás o dividir para reinar es ganar y mantener el poder mediante la ruptura de las mayorías.

En la oposición existen más de 35 aspirantes a la silla de Miraflores, por cierto, que hay una sola. Sin embargo, se buscan metodologías democráticas para acudir con posibilidades al reto presidencial de 2024. Por ahora, muchos nombres incluso algunos de ellos no representan nada para el elector, el contexto presidencial demuestra una lucha de poder por el poder y no una estrategia para ganar las elecciones presidenciales; con esta cantidad de aspirantes es difícil que ellos se pongan de acuerdo para medirse en primarias o buscar un consenso. Lo grave es que esta situación de lucha a lo interno por lograr espacio y poder hace difícil que pueda conectarse con la motivación de los ciudadanos que desean votar en las elecciones para elegir al primer mandatario nacional.

Seguramente esta lista de aspirantes será más larga, algo difícil para lograr inmediatos acuerdos y definitivos. Ciertamente el gobierno buscará las diferentes fisuras en la dinámica pre electoral opositora, para activar estrategias que vayan en su beneficio en la permanencia del poder central, afiancen su triunfo en los venideros comicios presidenciales, cueste lo que cueste.

Todo un desafío es lograr la unidad en la oposición, el camino se ve algo abstracto, brotan las ambiciones personales y los discursos egoístas engendran resistencia… en mi reflexión final tomaré las palabras filosóficas de Heráclito: “No me escuchen a mí, escuchen al logos”, es decir a la razón.