OPINIÓN

¿Prigozhin en Venezuela?

por Edgar Cherubini Edgar Cherubini

Yevgeny Viktorovich Prigozhin (1961), oligarca ruso, jefe de las milicias Wagner, socio y confidente del presidente de Rusia Vladimir Putin

Las noticias sobre el protagonismo de Prigozhin, su desafío al Kremlin y el destino de este criminal y su banda de mercenarios continúan siendo fuente de especulaciones a las que sumo mis interpretaciones como observador de esta distopía global. No soy un entendido en geopolítica, pero eso no impide que me mantenga atento a lo que sucede en el mundo para poder entender los acontecimientos y opinar sobre hechos preocupantes. Pienso que Prigozhin se hartó de la guerra en Ucrania y buscó una salida por la puerta de atrás del burdel ruso. Este oligarca tenía varios meses quejándose de las zancadillas propinadas por los generales burócratas después de que públicamente había pedido endurecer táctica y estratégicamente la invasión, ufanándose de la ferocidad de sus mercenarios dejando un rastro de violaciones, torturas y asesinatos masivos cometidos en los frentes de batalla asignados por Putin y su jerarquía militar. Prigozhin tiene otros intereses que son mucho más rentables y menos arriesgados para alimentar sus multimillonarias arcas, como son la extracción de metales preciosos en países forajidos o Rogue States del tercer mundo.

En el caos del Magreb se nombra a Venezuela

Después de nueve años de intervención y de feroces combates contra los grupos terroristas enquistados en el Sahel, el 31 de enero de 2022, la junta militar que gobierna en Mali desde el golpe de Estado de 2021, exigió la retirada de suelo maliense de los comandos franceses y europeos de la Operación Barkhane, mientras daban la bienvenida a los mercenarios rusos de la compañía Wagner, prestas a ocupar posiciones en la región del Sahel.

En un intento de entender lo que ocurre en África Occidental y parte del Magreb, desde 2009 he publicado algunos artículos sobre el tema, destacando en uno de ellos un informe de inteligencia de la UNODC, que involucra a Venezuela en la crisis que vive esa región del África Occidental. Pero, como dijo Jack el Destripador, vayamos por partes. En 2012, aprovechándose del descabezamiento del régimen maliense por un golpe militar, grupos salafistas encabezados por el Al-Qaeda au Maghreb Islamique (AQMI), se hicieron fuertes en esos territorios, en franca alianza con bandas armadas provenientes de Níger, Sudán y de Libia, asociados con traficantes de armas y drogas. Entre dichas organizaciones destacaban el Ansar Dine d’Iyag Ag Galy (ADIG), el Frente de Liberación Nacional de Azawad (FLNA), la secta fanática nigeriana Boko Haram y el Movimiento por la Unidad del Jihad africano (MUJAO), todos bajo el liderazgo del AQMI, ocupando en su avance poblados y ciudades importantes como Kidal, Tombuctú y Gao. Dichos grupos se movilizan desde 2009 por el desierto del Sahel, vasto espacio geoestratégico que bordea los límites de Mali, Níger, Burkina-Fasso, Mauritania, Tchad, Senegal, Guinea, Nigeria, Libia y Argelia.

El 2 de noviembre de 2009, en esa misma zona, un Boeing 727 realizó su cuarto y último aterrizaje en una pista en pleno desierto, presumiblemente cargado con toneladas de cocaína, armas, pertrechos militares, remesas de dólares y personas no identificadas. Por la capacidad de carga de dicha aeronave, el valor del cargamento de droga se estimó en ese entonces en más de 300 millones de euros. Se presume que dicho envío tenía la finalidad de abastecer a los grupos terroristas islámicos que operan en esa región y utilizar sus rutas secretas para transportar la droga hacia el Mediterráneo y Europa obteniendo ganancias millonarias. Según el responsable regional de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), Alexandre Schmidt, en declaraciones ofrecidas el 16.11.2009 a las agencias internacionales de noticias afirmó: “El Boeing de carga partió de Venezuela y aterrizó en una pista improvisada a 15 km de Gao, al noreste de Mali. El avión fue incendiado para hacer desaparecer cualquier rastro, pero en la investigación se obtuvieron los números de registro. No se sabe desde hace cuánto tiempo se hace este tipo de vuelos”, precisó Schmidt. La Embajada de Estados Unidos en Bamako, a su vez, habló de un puente aéreo, ya que informó que ese año hubo otros cuatro aterrizajes similares en la misma zona utilizando la misma aeronave. La vasta operación militar llevada a cabo en el norte de Mali por los terroristas islámicos con la participación de miles de combatientes, a todas luces implicó una estrategia global, una logística y un apoyo financiero de grandes dimensiones. Los indicios que presentó en su momento la UNODC involucran a organizaciones narcoterroristas como las FARC en las misiones aéreas de transporte de drogas antes mencionadas e indican que se utilizó a Venezuela como el país de donde despegó en varias oportunidades dicha aeronave. En ese momento surgieron varios interrogantes: ¿Cómo un avión de tales dimensiones, transportando toneladas de cocaína, armas y pertrechos y la logística que implica, pudo despegar de aeropuertos venezolanos bajo vigilancia militar? ¿Quién está detrás de estas operaciones de subversión y desestabilización en progreso en África Occidental y cuál es el papel que desempeñan Venezuela, Rusia, Cuba, Irán? Recordemos que en los años setenta, en plena Guerra Fría, el ejército expedicionario cubano intervino en varios países africanos con una estrategia y logística consideradas como “modelos” en muchas escuelas militares. En ese entonces, el Esequibo era utilizado como escala. Al manejar a su antojo los hilos del poder y recursos en Venezuela, surgen diversas preguntas: ¿Estaría Cuba involucrando a sus títeres criollos en África, esta vez en alianza con organizaciones terroristas islámicas? ¿Es que esta logística está incluida en los acuerdos que, a instancias de Cuba, firmó Chávez, con Rusia, Irán, Hamás y Hezbolá? Las alianzas perversas de este régimen lo convierten en la principal fuente de conjeturas y sospechas.

Clanes rusos en Mali

Mali, excolonia francesa, que obtuvo su independencia en 1960, tiene una población de 20 millones de habitantes atomizados en 20 etnias, muchas de ellas en conflicto permanente. Siendo pobre y desértico, es el cuarto país africano con las mayores reservas de oro, uranio, litio, bauxita, hierro, cobre, níquel, fosfato, manganeso y otros minerales en el subsuelo. Las reservas de oro y uranio son parte de las razones por las que el clan mafioso de Putin al que pertenece Prigozhin desplegó sus fuerzas mercenarias de ocupación en contubernio con los militares corruptos de Mali. Está claro que Wagner es la punta de lanza de la penetración de clanes de negocios rusos en ese país. El caos provocado antecede a la ocupación militar de sus mercenarios en las zonas donde existen reservas de oro y minerales estratégicos. ¿Acaso no es el mismo escenario que existe en Venezuela?

Wagner en América Latina

Hoy el periodista Patrick Bèle, publica una nota titulada Wagner coloca sus peones en América Latina (Wagner place ses pions en Amérique latine, Le Figaro, 28/06/2023), en la que cita una conspicua declaración de Prigozhin: “El grupo de Wagner se encuentra entre los héroes que han defendido al pueblo sirio y otros pueblos árabes, africanos y latinoamericanos», que según el periodista parece confirmar los rumores de la presencia de este ejército privado en América Latina. Bèle continúa su acertado análisis al expresar que, en Venezuela, varios aviones del ejército ruso aterrizaron en Caracas en marzo de 2019 con soldados a bordo sin signos distintivos oficiales, con la misión de proteger los intereses rusos en el país. “Las empresas rusas participan activamente desde hace varios años en el saqueo y destrucción de la selva amazónica para explotar, entre otras cosas, las minas de oro. En el parque natural Canaima, catalogado como patrimonio natural por la Unesco, soldados rusos vestidos con uniformes de las fuerzas armadas bolivarianas fueron denunciados como miembros de la milicia Wagner”. Según Evan Ellis, profesor del Instituto de Estudios Estratégicos del U.S. Army War College y quien presentó un informe al Congreso estadounidense sobre el tema en 2022: “Rusia ha desplegado equipos militares, tropas y mercenarios en Venezuela desafiando la Doctrina Monroe”. “La presencia militar rusa en Venezuela está enmarcada en múltiples acuerdos de cooperación. El último, firmado en 2019, prevé abrir acceso en puertos venezolanos a submarinos y sus aeropuertos a aeronaves militares. El mismo acuerdo se firmó con Nicaragua. Varias decenas de asesores militares rusos hacen vida en esos países. Bèle cita una entrevista de la RFI al investigador del Instituto Latinoamericano de la Academia Rusa de Ciencias, Andrei Piatakov: “La principal estrategia de Rusia en América Latina es desafiar la Doctrina Monroe”, que condena cualquier intervención europea en los asuntos del continente americano, y la de Estados Unidos en los asuntos europeos”.

No entiendo cómo algunos analistas fueron sorprendidos por la venial reacción de Putin con Prigozhin, al levantar los cargos de traición y permitiéndole viajar a Minsk, cuando es vox populi la relación de socios que ambos tienen en los territorios ocupados por Wagner en busca de oro, diamantes, coltán, uranio, litio, bauxita, entre otros minerales de muy alta cotización en el mercado global. No es nada desacertado especular que los mercenarios de Wagner continuarán impunemente respaldando los negocios de las corporaciones mafiosas enquistadas en países forajidos del tercer mundo como lo son Mali, Venezuela, Cuba y Nicaragua, por solo citar algunos.

edgar.cherubini@gmail.com