OPINIÓN

Presiones, prisiones y precisiones

por Alicia Freilich Alicia Freilich

A  mediodía del jueves, hora de redactar esta nota dominical, todavía Vladimir Putin no ha invadido militarmente a la mitad restante de Ucrania, pues la otra ya está superpoblada con putinescos rusos resultado del método vigente que implica trasplantar fichas en el juego de poderes para despoblar a los nativos y repoblar con invasores.

Antes se adueñó de Crimea, está por lograrlo en Bielorrusia y otros países limítrofes pues como zar sovietista fusiona elementos criminales de la milenaria autocracia rusa con los del expansivo régimen comunista teóricamente opuesto al imperio zarista y al hitlerismo, pero igual en su sistema de gobernanza. Espió para la KGB y continúa en el oficio para su propio aparato de espionaje que envenena al opositor individual y grupal en todo sitio del planeta.

¿Acaso Stalin pactó en Yalta con Roosevelt y Churchill porque su ideología de fondo era contraria a la nazi? No. Su alianza con las democracias occidentales fue un ocasional quítate tú para ponerme yo, y como ya no convenía el horno crematorio usó el operativo igualmente fasciogenocida de los campos siberianos del gulag que exterminó a la población disidente, débil, prescindible. En 1956 sus fieles seguidores invadieron a Hungría y en 1968 a Checoslovaquia para extender su poderío hacia la Europa de posguerra. Datos históricos entre muchos que los milénicos del mundo ciber desconocen hasta que se los obliga a buscarlos por Internet.

Esta tecnología multiuso excelente o peligrosa según el  objetivo que le demos, en algunos casos rinde frutos positivos como se evidencia desde el pasado julio 11 cuando por fin explotó Fuenteovejuna en Castrocuba ahora con 700 y más presos por el delito de pedir libertad. Su esclavizada sociedad por 60 años en aislamiento físico, mental y sentimental es una burbuja más del culto a la sacra personalidad del rey, zar, tirano, jefe partidista, dictador, comandante, carismático habilidoso en verborrea soberanista (Hugo Chávez) mientras dirige continuas guerras por igual contra enemigos foráneos de su protector imperialismo ruso que se lo exige y en cruel batalla inclemente por el control del narcopoder hasta hoy con asesinatos colectivos y personalizados, cárcel y expulsión de sus paisanos  menos los sometidos y adoctrinados en el modelo apparatchik civimilitarista.

Tal cual sucede en su colonizada Cubazuela (presos políticos acumulados 15.769, hoy 243 entre civiles y militares y centenares a la espera de juicios militares) que fue la imperfecta pero perfectible democrática Venezuela cuarentona, donde sus fuerzas armadas obedecían puntualmente a mandatos constitucionales que precisaban sus obligaciones, impedían su militancia política y especialmente en este momento deberían negarse a secundar al ministro de la Defensa, ahora de Ofensa, pues el artículo 13 de la Constitución prohíbe la instalación de bases militares foráneas en su suelo.

Es la hora de los abogados especializados en derechos constitucionales que a todo riesgo divulguen, repitan ese mensaje a los aún recuperables militares que son pobre pueblo y no millonario generalato, a la incompetente dirigencia opositora yoista y dispersa para que proceda a la activación responsable del artículo 350. De lo contrario, sus pactos, convenios, votaciones que no eligen y referendos pasan al extenso, complicitado basural politiquero. Y la historia no los absolverá.

Al momento de finalizar esta columna, avisa: ”Hace siete horas, en plena tensión mundial, Vladimir Putin y Nicolás Maduro hablaron para estrechar vínculos”.

Ay, nuestra  literatura. El  talentoso dramaturgo venezolano Isaac Chocrón (1930 – 2011) lo advirtió en sus obras Asia y el Lejano Oriente (1966) y Okey (1969), cuyo mensaje decía: Aquí todo es de compraventa, en primer puesto el país.

En aquellos momentos ese tema lucía parodia, producto de su irreverente imaginación.

alifrei@hotmail.com