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Presión internacional: más para la liberación 

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Lula

GETTY IMAGES

No es un secreto la importancia geopolítica de Venezuela, marcada mucho más ahora, cuando Rusia se aferra a la invasión de Ucrania como un paso adherido a sus intereses expansionistas, dominadores, globales; cuando China sigue interesada en su preponderancia económica mundial. Ambos países con singulares intereses económicos, además, en el nuestro. La importancia del oro, de minerales como el coltán con el que se trafica impune y casi silenciosamente desde el poder, despiertan los intereses de otras naciones non sanctas. En América Latina: Cuba y Nicaragua lucen más alineadas en su accionar con Venezuela y Rusia que Brasil y Colombia. Y así va un poco la cosa, vista superficialmente.

Pero en Venezuela llegó el tiempo de la elección presidencial. Si se analiza bien, el único aspecto de la Constitución que se cumple más o menos a cabalidad, el tiempo. Y esta circunstancia indeleble ha despertado este necesario interés de todos en la región y fuera de ella. Unos se ven en la circunstancia nada favorable de perder el país del norte del sur en América y otros perciben, muy bien, la posibilidad de recuperarlo para sus intereses a la vez económicos y geopolíticos. Para Estados Unidos y Europa se vuelve fundamental en estos momentos la recomposición de Venezuela, que marcaría un giro definitorio de la región.

Se habla de las negociaciones más o menos secretas entre el gobierno de Estados Unidos y la tiranía instalada en Caracas. Se dice que el candidato dictador ha solicitado encarecidamente a los gringos la liberación de la premiación económica sustanciosa que pende sobre su cabeza. Pero se ha desatado una singular furia bolivariana que se lleva por medio a motorizados, manejadores de sonidos o camiones, vendedoras de empanadas, restaurantes, hoteles, líderes sociales y políticos que resultan presos o el jefe de seguridad de quien no es siquiera candidata. Pero Estados Unidos de inmediato exigió y logró su liberación. ¿En medio de las negociaciones? De secuestros y petición de recompensas la satrapía sabe bastante.

Y así, le negaron la presencia a la comisión de la Unión Europea, pero se vienen varios congresistas españoles con Cayetana a la cabeza. Brasil dijo que no enviaría a nadie a observar y ya se desdijo. El presidente de Uruguay, con mucha ponderación y tino, expuso en un foro internacional que está bien que cada quien piense lo quiera al respecto de lo que ocurre en Venezuela, pero que todos tienen que estar de acuerdo en que la ciudadanía debe decidir libremente. Obviamente, ya él sabe que nadie aquí quiere un minuto más a Maduro en el poder. Son innumerables los intelectuales y artistas que han manifestado su deseo de cambio en el país. Esto por no hablar de las no pocas intervenciones públicas de Vargas Llosa al respecto.

De este modo, la liberación de Venezuela se percibe más cerca que nunca. Será este 28 de julio no un acontecimiento de nuestros connacionales disfrutando el gran avance hacia la libertad y la democracia sino un acontecimiento mundial. En el que chinos, rusos, cubanos, iraníes están involucrados, pero también estadounidenses, uruguayos, argentinos, nicaragüenses, paraguayos, colombianos, chilenos, panameños y todos aquellos que están más o menos hartos de recibir a nuestros comedores de arepa y hallacas, con sus alharacas y sus conocimientos. Por cierto, la mayoría de ellos no podrá votar para echarlos para siempre del poder. La celebración por el triunfo de Edmundo González Urrutia y la unidad democrática venezolana se sentirá desde Venezuela sí, pero la sentiremos los venezolanos también desde por allá, desde lo más recóndito, hasta desde la fría Noruega que ha tenido también su parte sustancial en todo esto. Allá donde esté uno de nuestros connacionales, habrá un trago de ron, un bollito pelón, un tequeño, un dulcito de lechosa que nos llevará a conmemorar como nunca este acontecimiento liberador.

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