Lo que debería haber devenido en el logro del perfeccionamiento del sistema democrático, mediante un parlamentarismo responsable, en pro del progreso y bienestar de las naciones, ha venido perdiendo foco en lo que debería ser su objetivo esencial; su misión de seguridad y defensa de la libertad y la democracia.
El Perú ha estado sometido constantemente a una trifulca parlamentaria para destituir presidentes. Con razón o sin ella, el asunto deriva en someter al país a una situación de constante incertidumbre. Igual ocurre ahora en Ecuador.
Robustecer las instituciones, como el parlamento y los tribunales, mediante el ejercicio cotidiano del consenso constitucional, tendría que ser punto clave para asegurar el sistema, aplicando la justicia, lo que nos llevaría a propender cada vez más a una auténtica igualdad ante la leyes.
Todo lo anterior equivale a que hoy sea vital reconstruir, para fortalecer las fundaciones del sistema democrático. Hay que desarrollar una cada vez más modernizada arquitectura de reglas del juego en libertad, lo que exige abocarse a esa prioritaria tarea en los países donde no se ha perdido aún y no a desgastarnos en rencillas de pandilleros por el control de poder.
Sin embargo, el juego político se ha convertido en no pocos países, incluido ahora también, desgraciadamente, Estados Unidos, en un serio problema desestabilizador permanente de gobiernos electos democráticamente. Recordemos, porque es pertinente, que al presidente Trump le tuvieron textualmente bajo hostigamiento en su, hasta ahora, única presidencia.
En los sistemas parlamentarios, cuya formación de mayorías permite sostener el respaldo a quien ejerce la posición de líder de gobierno, están siendo puestos a prueba en medio de un tiempo de serias y amenazantes turbulencias y, probablemente más por mi condición de ingeniero civil que por politólogo, puede asegurarles que muchas estructuras caen ante los simples errores del descuido y en los instantes más inesperados.
Entre tanto, en nuestro caso, que hemos perdido esa preciosa libertad y democracia, disponemos del ejemplo histórico de la gran capacidad de lucha del pueblo venezolano para reconquistarlas…
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