OPINIÓN

Presencialidad y virtualidad en la administración

por Francisco Velázquez Francisco Velázquez

Avanzamos en el combate a la pandemia, logramos triunfos tecnológicos de los que pueden extraerse logros importantes para la convivencia ciudadana e incluso progresamos en el conocimiento científico derivado del debate entre doctrinas y pareceres distintos. La singular mejora de las comunicaciones digitales ha hecho posible, con dificultades, la prestación de algunos servicios públicos, especialmente los relacionados con certificaciones y presentación de documentos. Sin embargo, muchos ciudadanos, con la excepción quizás de los más expertos en el mundo virtual, añoran la posibilidad de acudir a las oficinas públicas a solucionar sus asuntos.

El futuro en este campo parece haber llegado, pero debe tenerse en cuenta igualmente que vivimos aún un tiempo de transición, donde no todos dominan los instrumentos informáticos, la brecha digital existe y la pobreza económica se alía irremediablemente con ella, a causa de la ignorancia y analfabetismo digital o la ausencia de conexión suficiente. En definitiva, es más fácil y rápido hacer un trámite en la gran ciudad que en poblaciones alejadas de la metrópoli, de manera presencial o virtual.

Los Estados, impulsados por la crisis y las emergencias, han generado avances en varios aspectos, incluyendo sobre todo la capacidad organizativa y la incorporación de desarrollos tecnológicos,que han facilitado la prestación de servicios públicos esenciales y han permitido salvar millones de vidas.

Sin embargo, paradójicamente, la pandemia también ha exhibido la insuficiencia de los gobiernos en materia económica, cognitiva (para comprender los problemas), tecnológica y también en materia de ética (credibilidad moral), lo que obliga a los mismos a buscar alianzas y nuevas formas de gobierno. (Aguilar, 2021)

Estos problemas y otros muchos que aquejan a las administraciones públicas han sido objeto de las más variadas discusiones desde distintos puntos de vista en el último Congreso del CLAD, celebrado en Bogotá con la asistencia de 300 personas de forma presencial y de 1.847 de forma virtual. En efecto, en las instalaciones de la Escuela Superior de la Administración Pública de Colombia, hemos comprobado que existe una gran demanda de contacto, debate e intercambio de puntos de vista, entre los profesionales dedicados a los temas relacionados con las administraciones públicas. Hemos constatado, además, que formatos híbridos son posibles técnicamente y que logran cumplir merced a la tecnología, las finalidades objetivas de estos congresos. El avance extraordinario de las tecnologías que ha tenido lugar en la pandemia ha tenido aquí manifestación clara, pues se ha logrado una interactividad simultánea de cientos de personas en más de setenta paneles y presentaciones especiales durante tres días. La combinación de la actividad presencial con la virtual ha hecho posible el efectivo desarrollo de las sesiones, que han combinado intervenciones de uno y otro tipo y que han podido ser seguidas desde los más alejados lugares de los veinticuatro países miembros.

Las demandas de los participantes se dirigen a solicitar que las Administraciones sean dotadas por los Estados de los recursos suficientes para que sucesos de carácter pandémico o de otro tipo puedan ser combatidos con mejores y más eficaces medios en beneficio de los ciudadanos, por lo que proponen reformas fiscales equitativas que aseguren los recursos esenciales.

En estas sociedades del riesgo (Beck,1986) es necesaria una eficaz gobernanza, basada en el compromiso mutuo y la colaboración con empresas privadas y organizaciones no gubernamentales, juntamente con Estados con recursos suficientes. Las dificultades aparecerán cíclicamente y aunque es posible estudiar y predecir escenarios futuros, es probable que en ocasiones se produzcan sorpresas.

Por ello, en los debates triunfó el planteamiento de exigir el máximo rigor en la designación de los responsables políticos en las organizaciones públicas, procurando el nombramiento de personas íntegras y competentes. En esta línea, se recordaron los compromisos por ir construyendo progresivamente servicios directivos profesionales en las administraciones publicas. Esta fue también una idea de referencia: la necesidad de dar competencias al ámbito directivo de las administraciones públicas, así como el crecimiento por la pandemia de las opciones autocráticas,de las que tantos ejemplos tenemos en América Latina.

La calidad de un gobierno para generar una mejor gestión se basa en elementos como la meritocracia en los recursos humanos, la desburocratización de procedimientos, la transparencia y las colaboraciones público-privadas. (Lapuente, 2021).

Todas estas ideas de mejora en el ámbito de los Estados deben de basarse en la transparencia, rendición de cuentas, evaluación e incluso participación ciudadana, como vienen preconizando un gran número de Cartas Iberoamericanas del CLAD que incorporan elementos de la filosofía del Gobierno Abierto en sus postulados. (Oszlak, 2021).

El Congreso del CLAD 2021 ha demostrado, finalmente, que en el futuro todas las reuniones de debate y discusión profesional o científica deberán tener carácter hibrido, combinando la presencia física con la virtual. Las dificultades de reunión física, lógicas y justificadas, deben dar paso a una ventaja importante: las personas más lejanas geográficamente pueden participar en igualdad de condiciones.

@sgeneralclad