OPINIÓN

Prácticas obsoletas

por Alejandra Jiménez Pomárico Alejandra Jiménez Pomárico

En el proceso de adquirir una destreza, habilidad o conocimiento, se cimentan la bases de los modos y maneras de hacer o pensar las cosas con tal ahínco en las mentes y costumbres de los individuos, y por ende en sus sociedades; que se nos olvida meditaren ello. Analizar si dicho método es viable o responde a las verdaderas necesidades de aquellos a quienes termina alcanzando. De tal manera, acuñamos dolor y fracaso en el devenir funcional del diario vivir, se lastima porque alguien hirió primero, se es obstinado porque también hubo quien respondiera inicialmente con obstinación.

Un conjunto de maneras vencidas de mirar y enfrentar algunos retos y asignaciones de la cotidianidad, más allá del propio despertar con el pie equivocado, o el mal día que todo individuo experimenta en algún momento. Se trata más bien de aquello que se consolidó en diversos ambientes como normal, porque siempre lo hicieron de esa forma. Dichos modos reflejan un conjunto de cosas en las que se han dejado de pensar, aun cuando se tenga altas capacidades cognitivas,  increíbles aportaciones prácticas o buena educación. Se trata de cosas en ocasiones insignificantes, como olvidar dar los buenos días, porque ya nadie los contesta o tener respuestas ásperas para aquellos que están bajo supervisión, porque quienes están jerárquicamente por encima, también han sido rudos.

Acciones como seguir de largo ante la miseria y necesidad, sin siquiera mirar, por permanecer concentrado en la dinámica y demandas del día, de seguro en ocasiones no se tienen los medios para ayudar, pero el solo hecho de hacerse consiente de la necesidad ajena, cambia el lente de la realidad propia y estimula gestiones de solidaridad y empatía. Lo cual, sin duda nos humaniza y gota a gota gesta las ideas de cambios y revoluciones que nuestros pueblos merecen y tanto necesitan. A todas estas acciones individualistas, sin querer que sean así, en la mayoría de los casos, yo les llamo prácticas obsoletas.

Vetustas con fecha de caducidad se irguen innumerables conductas, respuestas y maneras de vivir la vida. De esta realidad no escapa la educación, donde día tras día se enfrentan generaciones divergentes con necesidades convergentes en las bases del amor, atención, autorrealización y sentido de propósito.  Encuentros fugaces se desvalorizan con uso y abuso de modelos deformativos de interacción humana. Así, abuelos y nietos no parecen tener nada de qué hablar, profesores no llegan a sus estudiantes porque los ambientes áulicos resultan insoportables ante un mundo de virtualidades, y los padres están demasiado cansados para responder preguntas con amor, o usar ilustraciones educativas con su progenie ávida de instantaneidad resolutiva para sus conflictos.

Pensar en estas cosas, procura gestar un mínimo de trasformación que fundamente los grandes cambios subsecuentes, con los muchos o pocos años se va descubriendo que como dicen los libros sagrados y los grandes pensadores, todo comienza con un pensamiento que se anida en la mente, y si se le da suficiente consecución, se une con un componente inspiración al o emocional dando un fruto posterior, la materialización de alguna acción. Entonces, sin pretender haberlo logrado aún, propongo abandonar practicas obsoletas y generar carcajadas donde siempre hubo silencios y caras largas, o tener gestos de humanidad mirando aquello que sabes en tu corazón que duele, quizás otros te vean mirar y entre muchos ocurra el cambio que de forma singular no puedes generar.

@alelinssey20