Este mes está por confirmarse una corrección salarial, con perspectivas de otro ajuste en mayo, el cual lamentablemente se hará principalmente a través de bonificaciones, lo cual se presenta como un hecho crucial y necesario para el bienestar general. Este impulso económico se respalda con la entrada de 10 mil millones de dólares adicionales por concepto de ingresos petroleros. Chevron estima una producción de un millón de barriles, y empresas como ENI, Maurel & Prom, y Shell ya han firmado acuerdos con Petróleos de Venezuela (PDVSA).
La estabilización del dólar, a pesar de las inyecciones semanales en la banca, es una señal alentadora. Se proyecta que este año alcance los 55 a 60 bolívares, aproximadamente un 60% más que en el pasado. Aunque esta no es la medida ideal, indica cierta estabilidad. La inflación mensual de un solo dígito se mantendrá a la baja, previendo una inflación anual del 50%, -aún elevada- pero mejor que anteriores años. Maduro propone un paquete económico audaz pero insuficiente; es crucial liberar la economía, prestando en dólares y minimizando el uso del bolívar hasta lograr una inflación anualizada de un dígito.
La reducción del Impuesto a las Grandes Transacciones Financieros (IGTF) y del Impuesto al Valor Agregado (IVA), especialmente en las Zonas Económicas Especiales, junto con una significativa disminución de impuestos municipales, son pasos esenciales para incentivar la inversión. Estas medidas deben implementarse de inmediato para ver resultados concretos a finales de año.
Desde Unidad Visión Venezuela, instamos a aceptar ayuda y asesoramiento externo. La falta de conocimiento y planificación económica ha sido evidente a lo largo de los últimos años, y es imperativo actuar acertadamente por el bien del país y su población.
Es crucial aprovechar los ingresos adicionales y las oportunidades geopolíticas a nuestro favor para realizar proyectos significativos, incluyendo inversiones urgentes en servicios públicos. Sin estos, una recuperación genuina y perceptible para el ciudadano común será imposible. La clave está en actuar de manera diligente y eficiente para vislumbrar mejoras reales a corto, mediano y largo plazo.
En fin, aspiramos y esperamos que no haya guerra, pero es un escenario que no hay que descartar, lo que pudiera despertar mayor interés en los inversionistas en el país, pero aún sin guerra y se relajan las sanciones habrá crecimiento. Ahora hay que tener claro que la velocidad va a depender entre otras cosas de cómo se perciba la seguridad jurídica.