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Porque el 2023 será el parteaguas del siglo

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Kyiv niños muertos Ucrania economCada siglo tiene un momento en que se inician grandes cambios que muchos filósofos denominan el Kairós o el momento en que las circunstancias abren oportunidades de progreso.

El 2023 pareciera ser el Kairós del siglo XXI porque el mundo entero ha despertado de un sacudón global como el COVID-19 para tener que confrontar una nueva realidad en la que reina la incertidumbre, pero se avizoran los perfiles de los procesos de cambio que transformaran al mundo.

En Europa por ejemplo están en marcha dos procesos. El primero es el de defender con sinceridad y claridad la integridad del sistema internacional que lograra generar estabilidad y paz en los últimos setenta años. En segundo lugar está la aceleración de la heterogeneización de la matriz energética del Viejo Continente. Ambos contribuirán a remozar las democracias y a reactivar unas economías vetustas y así paraliticas.

En Estados Unidos, por una parte, el espíritu de Theodor Roosevelt parece haberse posesionado de los legisladores americanos y de los líderes de los partidos Republicano y Demócrata para alentar la creación de normas para «domesticar» a los grandes consorcios tecnológicos y para restablecer el orden en la actividad partidista.

En efecto, tal como Roosevelt lo indicara en su discurso del 3 de diciembre de 1901, tanto el público como los legisladores han llegado a la conclusión de que “las grandes corporaciones existen porque hay un marco institucional que garantiza su creación y desarrollo… Por tanto, es el deber de los gobernantes garantizar que actúen en armonía con el marco institucional”. Y he aquí que gracias a Elon Musk nos enteramos de que las redes sociales se han convertido en una forma de limitar la libertad de expresión y de manipular las mentes de los usuarios para que actúen de una manera que premie ciertos intereses. Peor aún, también están llenas de robots que aumentan la velocidad de circulación de mensajes falsos, ideas equivocadas, personalidades vacías y ethos peligrosos. En síntesis, han dejado de ser una promesa de libertad para convertirse en un peligro para las democracias. Y este panorama ha sentado las bases para que se inicien procesos regulatorios de estas corporaciones en 2023. Quizás la doma de la bravía rescate el espíritu centrista que promueve el desarrollo democrático.

América Latina experimentará una vez más las bondades de un auge en la demanda mundial de productos agrícolas; minerales estratégicos como es el caso de níquel y del litio y derivados energéticos. Pero este auge será distinto a los anteriores. Para empezar solo beneficiará a las economías mayores y habrá competencia por parte de las naciones africanas que llevan más de una década invirtiendo en infraestructura y en incrementar la producción agrícola. Esto pondrá presiones sobre la competitividad y la eficiencia, algo que ha estado faltando por demasiados siglos en una región de mercados protegidos, Adicionalmente, el 2023 será recordado como el año en que se inició el aprendizaje democrático en muchos países de la región. Brasil, Chile y Colombia tuvieron resultados electorales concebidos por el espíritu de Montesquieu. Estas naciones tienen gobiernos de minorías que para poder alcanzar metas tendrán que negociar con las fuerzas que se les oponen. En el proceso se desarrollará el verdadero aprendizaje democrático.

Estados Unidos y China, las dos potencias mundiales, también inician un proceso de cambio interesante. En Estados Unidos el pueblo que es mayoritariamente centrista está comenzando a rechazar las opciones extremas. Y dentro de los dos partidos que protagonizan la política americana las acciones de los liderazgos equilibrados y de largo aliento están subiendo de valor. El liderazgo chino confronta la dura realidad de que los 400 millones de ciudadanos clase media no están dispuestos a dejarse gobernar despóticamente y la fuerza de la protesta popular ha obligado al politburó del Partido Comunista y a su líder máximo Xi Jinping a recoger la política del “cero COVID-19”. El impacto hasta ahora ha sido muy fuerte sobre el andamiaje sanitario que no estaba preparado para recibir miles de pacientes al día contagiados con el virus. Y todavía falta por computar el impacto que sobre la población tendrá la reducción de la tasa de crecimiento y la debacle inmobiliaria. En ambos casos los sistemas políticos acusaran cambios significativos que van a impactar el cuadro geopolítico mundial.

Finalmente está Ucrania, país del cual podría salir el fortalecimiento de las democracias liberales de Occidente o la tercera guerra mundial. Si fuese lo segundo, el mundo que sobreviva será uno en el que el desarrollo se detendrá por medio siglo.

Artículo publicado por el Instituto Interamericano para la Democracia

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