OPINIÓN

Por un tsunami educativo-positivo

por Isabel Pereira Pizani Isabel Pereira Pizani

En un artículo reciente Gustavo Roosen, hombre siempre preocupado por lo importante, propone una alianza para crear un tsunami educativo. Una ambiciosa propuesta que consiste en “la creación de una cultura educadora capaz de contribuir a la transformación de la sociedad y al crecimiento sustentable del país. La fuerza para hacerlo se centraría en un sistema educativo que potencie el desarrollo de capacidades y competencias con igualdad de oportunidades para todos”. Cualquier lector podría decir “nada nuevo, siempre repetimos lo mismo y no pasa nada, nada cambia, incluso, todo empeora”. Aun siendo las dos posiciones contrarias tenemos la posibilidad de evaluar ambas, situarnos frente a ellas y decidir qué hacer, cómo actuar, una posición que nos permita evaluarnos a nosotros mismos y ver no sólo el presente sino también la responsabilidad con el futuro si no hacemos nada para cambiar.

Siendo realistas, debemos reconocer que en Venezuela ha ocurrido un tsunami educativo en sentido negativo, lo bueno construido está amenazado, en peligro de desaparecer y ser sustituido por opciones que desmejoran, empeoran la realidad, tal como ocurre en los centros educativos del régimen que suelta a la calle titulados sin preparación, carentes de la capacidad de aprender, de evaluarse a sí mismos, cargados de una confianza montada sobre falsas bases que quedan irremisiblemente al descubierto  cada vez que se les ocurre concursar, competir en ambiente no cubiertos por la complicidad gubernamental.

Dia a día asistimos al fracaso educativo de las políticas del socialismo del siglo XXI, son sintomáticas las calificaciones que han obtenido los médicos integrales en cada oportunidad que han intentado competir en países extranjeros. El récord de bajo puntaje en el examen de selección de médicos en Chile lo obtuvo un médico integral graduado en Venezuela: “El caso histórico del puntaje más bajo en el test corresponde quien obtuvo su título de Médico Integral en la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Centrales de Venezuela. La profesional rindió el examen, pero obtuvo solo 1,9 puntos, lo que equivale a haber respondido correctamente solo dos de las preguntas totales”.

En cuanto a la matrícula escolar esta acusa una pérdida creciente de estudiantes. En 2006, por cada 100 personas en edad escolar, 51 estaban inscritos en el sistema educativo. Hoy, por cada 100, apenas 32 reciben formación. De acuerdo con la Encuesta de Condiciones de Vida, en Venezuela 28% de los escolares no asiste a clases por falta de agua, 22% por carencias de alimentos en el hogar y 13% por el incumplimiento de la dimensión alimentaria en la escuela. La crisis educativa también ha derivado en la pérdida de escuelas. El INE indicó que, desde 2016, han desaparecido 1.275 planteles educativos: 848 escuelas públicas y 427 privadas. De 30.687 planteles educativos que había en 2016, quedan 29.412”. La formación para el trabajo era anteriormente responsabilidad del Instituto de Cooperación Educativa INCE, pero este se ha convertido en un centro de formación política de los jóvenes hacia el socialismo, INCES (Instituto de Cooperación Educativa Socialista), desvinculado totalmente de los requerimientos de capacitación de los sectores económicos demandantes de personal capacitado.

Esta es la realidad que tenemos hoy, el sistema paralelo chavista ha estafado a miles de jóvenes negándoles la posibilidad de adquirir la capacidades y destrezas que les permitirían un ingreso feliz al mundo del trabajo y una expectativa de mejoramiento creciente. Los indicadores muestran la crisis profunda de la educación en todos los niveles, inicial, básico, medio y superior. Nuestras universidades autónomas se desenvuelven en un clima totalmente adverso caracterizado por la imposición de leyes y políticas que socavan la autonomía; restricciones presupuestarias causantes de la ruina y el éxodo docente; el uso del Poder Judicial para controlar las universidades; la persecución de profesores universitarios y estudiantes. Los presupuestos asignados a las universidades oscilan entre 1% y 30% de lo solicitado, y 90% de ese presupuesto generalmente se destina únicamente al pago de sueldos, los recursos para gastos operativos son prácticamente inexistentes afectando el desempeño académico. Esta intención destructiva del régimen en el poder se manifiesta claramente en el establecimiento de un sistema universitario paralelo y no autónomo cuyos objetivos incluyen el adoctrinamiento y el control políticos de los programas educativos y de investigación.

Si aspiramos a un tsunami educativo-positivo tendríamos entonces que esforzarnos en erradicar lo negativo y poder brindarles a nuestros educandos oportunidades que les permitan transitar un camino de permanente aprendizaje, de intentar ir a la vanguardia, atentos a las innovaciones educativas y  respeto a las tradiciones que se mantienen por ser sólidas y verdaderas.

Este tsunami educativo debe proyectarse desde el inicio, lograr que la escuela inicial, básica y media sean las fronteras que los jóvenes trascienden siempre en búsqueda de aprender más y ser mejores.

Este primer nivel requiere ser reconocido como una dimensión de aprendizaje integral. La verdadera escuela básica es responsable del estado nutricional del educando, de su contacto con la ciencia, pero también con la cultura, el arte y con todo lo novedoso que el universo nos trae cada día. El primer tema que habría que plantear en la educación inicial, básica y media es obligatoriamente empezar por alimentarlos bien, tal como hacen en las sociedades más ricas y desarrolladas del mundo. Es inadmisible la existencia de la desnutrición infantil como indicador de la crisis general del país. Los estudios muestran que más de 30% de los niños venezolanos han sufrido una pérdida irreversible de potencialidades de crecimiento por la hambruna que viven en sus hogares. Es inaplazable comenzar el día escolar aportándoles a niños y adolescentes los nutrientes que les posibiliten captar todo lo que van a descubrir, lo que se les va a mostrar, introducirlos en la lógica, la ciencia en el razonamiento científico y acercarlos a las rutas que han seguido los grandes científicos, innovadores de la humanidad. Junto al camino de la razón es imprescindible abrir compuertas para la captación de lo subjetivo, la creación, el arte, la innovación, la infinitud de miradas que seres distintos aportan al mundo. Esta combinación entre razón, lógica y espiritualidad abre las puertas, ensancha los caminos por los cuales puede transitar cualquier ser humano. Por allí surge el elemento fundamental de la responsabilidad individual como valor esencial de cada uno, poder preguntarnos ¿qué soy capaz de aportar?, ¿qué debo aprender para lograr objetivos? ¿Cómo valorar el mundo del trabajo, en todas sus acepciones, en las más conectadas con lo físico y con lo fundamentalmente inmaterial?

Gustavo Roosen nos recuerda que el equipo que produjo ese importante documento «Educación para transformar el país» (CERPE, 2012) tiene ahora un aliado que recoge los propósitos de entonces y los enriquece con una mayor dosis de acercamiento a las nuevas realidades y a la concreción cuando se propone, por ejemplo, desarrollar proyectos innovadores, factibles y sostenibles que contribuyan con la transformación de la educación e impulsen una sociedad inclusiva y digitalmente competente. Superando la visión tradicional del liderazgo económico, los proponentes de ahora avanzan hacia una propuesta más participativa, más dispuesta a poner las capacidades y los talentos de sus miembros al servicio de un proyecto que estimule cambios profundos en el sistema educativo”.

Resalta en todo momento la combinación entre el respeto a lo comprobado, lo valioso con la necesidad de cambiar, lo que significa avanzar hacia la búsqueda de nuevas capacidades, una vía para aceptar una dinámica trascendente, de cambio consistente. Esta es la gran tarea que debemos enfrentar en Venezuela para lograr que las nuevas generaciones se integren en la dinámica permanente de cambio que rige hoy en el mundo. Es poder adquirir y valorar lo sólido del pasado y el reto permanente del cambio como consigna del futuro inmediato.

A los líderes que asuman la dirección del país en el futuro próximo les toca descifrar el enigma que hoy plantea le educación, la investigación, la ciencia y el imparable desarrollo de la inteligencia humana real, apoyada por la artificial pero siempre precedida por valores humanos.

Nos tocaría entonces abrir las puertas de las escuelas en todos sus niveles, asomar la infancia y adolescencia a las oportunidades de este mundo cambiante, una escuela que cuide la salud, el desarrollo de potencialidades en combinación con el respeto y la dignidad que merecen todos los habitantes de este planeta.

Invitemos al grupo de nuevos líderes políticos a reconocer nuestras escuelas, conocer exactamente sus realidades, definir y dar a conocer cuál será su aporte a la formación de un ciudadano integral, reconocer la responsabilidad de cuidar a la nueva generación, alimentarla adecuadamente y acercarla de forma equilibrada a la ciencia, el arte, la técnica y a la moral.

Hoy carecemos de instituciones dedicadas a la formación para el trabajo de las nuevas generaciones, una formación que es práctica y teórica a la vez, que permite al joven decidir, que pueda elegir y tomar el camino que su vocación le impone. La educación para el trabajo es una invitación a la creatividad, a lo que puedo hacer mejor, lo que realmente lo involucra responsablemente como persona y ser social.

Como bien recuerda Roosen: “En el fondo de la propuesta está, desde luego, la consigna de rescatar la participación de la sociedad, de los padres, de los propios estudiantes, pero también de las organizaciones sociales y productivas del país. Se trata, nada menos, que de involucrar al mayor número de ciudadanos a aportar su talento y su acción para trabajar con el sistema educativo y mejorarlo”. Un indelegable reto que debemos afrontar todos y que significa una responsabilidad directa e indelegable de quienes aspiran a dirigir el país.

Hoy es menester reconocer que nuestra escuela inicial, básica y media está en una profunda crisis, olvidada, no forma parte del proyecto estratégico de aferramiento al poder de los gobernantes de turno, no es piedra angular de las fracasadas tesis revolucionarias del socialismo del siglo XXI. Nunca hemos visto al actual mandatario visitando una escuela, reunido con maestros y compartiendo con estudiantes. Pareciera que este tema no es de su interés y por ello permite que las condiciones, el entorno educativo empeore y haga casi imposible la existencia de una escuela que forme ciudadanos e individuos responsables, guiados por maestros que ejercen su noble profesión dignamente.

Sólo si construimos una educación asentada en las potencialidades, con los mejores maestros, animados por las aspiraciones y fuerzas de los ciudadanos, la responsabilidad de nuestros jóvenes y de sus familias podemos aspirar a ser un país donde las posibilidades de desplegar nuestras potencialidades y aspiraciones sean la única frontera posible.

Repito. Invitamos a todos los aspirantes a dirigir al país a conocer en profundidad nuestras escuelas de hoy, conocer sus limitaciones, sus fallas, pero también a proyectar sus ideas para cambiarlas, dignificar nuestros maestros, lograr que las escuelas sea una institución que forme ciudadanos responsables, capacitados, empeñados, comprometidos y esforzados en lograr sus sueños y aspiraciones.

La educación venezolana en crisis espera y confía en el esfuerzo de su liderazgo y de los ciudadanos para convertirse en una fuerza indetenible por el cambio y la libertad.