La conquista por parte de los rusos de la ciudad de Limán pone en riesgo la provincia de Donetsk. En el día 94 de la invasión, Putin continúa con sus cada vez menos creíbles amenazas a Occidente, si no se le deja machacar, destruir, asesinar, secuestrar y violar mujeres en Ucrania. Esta vez lo hizo en una conversación con Scholtz y Macron, en las que definió como “peligroso el apoyo y las ayudas de Occidente a Ucrania”.
Volvamos a nuestro justo y estricto relato de los hechos. Rusia invade un país soberano por decisión propia, ya había ocupado la península de Crimea y ahora pretende quedarse con el Donbás, zona este de Ucrania. En realidad, intentó tomar la capital e incluso matar a su presidente y ocupar toda la zona sur para dejar sin acceso a Ucrania al mar Negro, desde el gobierno ruso informaron que entrarían en la parte este de Moldavia.
No entiendo por qué los presidentesde Alemania y Francia hablan con Putin. A veces me pregunto a qué estamos jugando; como hemos reiterado y es evidente, Putin es el violador y Ucrania la víctima. En Occidente, aunque no todos ni de la misma manera, apoyamos en su mayor parte a las víctimas, pero con muchas restricciones. La principal es que, entre el violador y el niño violado, la víctima, no podemos actuar directamente y solo le damos auxilios, alimentos, ayuda sanitaria para sus heridas y algo para defenderse.
El violador Putin protesta ante Scholtz y Macron porque ante el ejército de violadores desde Occidente les entregamos a civiles transformados a la fuerza en soldados, armas para defenderse. ¿Con cuántas cosas nos ha amenazado Putin para que le dejemos ejecutar libremente sus violaciones? Entre otras, destruir en menos de 200 segundos las ciudades de Berlín y París. No podemos ni debemos ser equidistantes ni colaboracionistas con el déspota y filonazi Putin. Tampoco hablar con él y menos para dar pábulo y credibilidad a sus fantasiosas amenazas.
Tampoco entiendo a la Corte Penal Internacional pidiendo cooperación a la investigación de los crímenes de guerra en Ucrania a los rusos, puede estar bien como parte del expediente y dentro de las necesarias pesquisas judiciales pero el presunto criminal de guerra y de lesa humanidad es Putin, de ahí para abajo demasiados, pero él es el principal responsable directo y reiterado de todos y cada uno de los crímenes que ejecuta Rusia a diario en territorio ucraniano.
Entiendo que Macron tiene todavía elecciones legislativas pendientes el 12 de junio y la segunda vuelta el 19 de junio para elegir a 577 diputados, esenciales para el nombramiento del primer ministro y la conformación del nuevo gobierno. A mi juicio, los intereses electorales, políticos y económicos no justifican determinadas cesiones ante un violador internacional. El caso de Scholtz tiene todavía menos justificación.
Como ya he comentado en otra ocasión en mi novela El ensayista, la cual tengo pendiente publicar, Macron protagoniza a un héroe defensor de la democracia, espero que no deje en mal lugar a Ángel Picó, que es el protagonista.
El casi centenario, le falta solo un año, Henry Kissinger quiere engrosar las filas de los colaboracionistas apoyando a Putin, el que fuera secretario de Estado de los presidentes republicanos Richard Nixon y Gerard Ford hace casi 50 años, desde 1973 hasta 1977, ha aconsejado entregar territorio ucraniano para parar la guerra. Fue considerado un duro halcón cercano a la extrema derecha que favoreció varios golpes de Estado en latinoamericana, apoyó la dictadura de Pinochet en Chile, el proceso de reorganización nacional de Argentina y la operación Cóndor. El plan Cóndor fue una actuación represiva y probablemente terrorista apoyado por Estados Unidos con operación de inteligencia e incluso asesinatos de opositores con la colaboración de los países como Chile, Brasil, Paraguay, Argentina, Bolivia y Uruguay. En menor medida también de Perú, Colombia, Venezuela y Ecuador.
Afortunadamente, las llamadas dictaduras de derecha han desaparecido del mundo, a excepción de las monarquías absolutistas árabes y dictaduras sin ideología clara en África y Asia, sí persisten lamentablemente todas las comunistas, las de extrema izquierda y el renacimiento dentro de democracias deficientes y gobernadas por radicales de izquierdas y derechas de tendencia liberticida que son divisionistas. Insisto que todos ellos son en su mayoría del grupo liderado por Putin y Xi Jinping o al menos cercanos y parte de sus apoyos internacionales.
Me alegra que el multimillonario e influyente empresario Soros diga que debemos derrotar a Putin lo antes posible y que es “la mejor y quizás la única forma de preservar nuestra civilización”. Coincido plenamente con esta última frase que debe ser nuestra guía para entender cómo superar de forma clara y tajante la crisis de Putin con todas sus atrocidades y los peligros que conlleva a corto, medio y largo plazo.
No creo que esta situación, como él dice, relegue la lucha contra el cambio climático, sino que puede ser todo lo contrario si abordamos la urgente transición energética. Todo depende de nosotros, aunque siempre puede pasar de todo gracias a los traidores y los colaboracionistas. Lamentablemente, en los tiempos en los que no hay ideología que sustente a los totalitarios excepto la ambición del poder y del dinero, hay demasiados que solo piensan en esto último.
Según una encuesta del International Institute of Sociology de Kiev, casi 90% de la población ucraniana se pronuncia en contra de la entrega a los rusos de cualquier parte de su territorio, solo 10% está de acuerdo con ceder parte. Vivimos en el mundo de la mentira y la desinformación, a la vez que la realidad es patente y fácil de conocer. Ucrania es un país muy pobre, como hemos mencionado varias veces su renta per cápita es casi la mitad de República Dominicana, casi la cuarta parte de Panamá, es un país fuertemente agrícola siendo el noveno productor mundial de soja, el séptimo de colza y el decimotercero de tomates, pero eso en ningún caso debiera generar hambre en el mundo, aunque nada de todos estos productos llegaran al resto de los países. Eso no ocurrirá por más que a algunos les guste la falsedad o quieran echarle una mano a Putin.
Hoy, día 95 de la invasión, Zelenski ha dicho: “Cada día nos acercamos al hecho de que nuestro ejército supere a los ocupantes tecnológicamente y por la fuerza”. Está siendo posible, como él reconoce, por el apoyo de Occidente. La clave es que cuidando y apoyando a Ucrania nos cuidamos nosotros. El rey de España, Felipe VI, nos ha recordado que “a la puerta de Europa hay una guerra… La sociedad ucraniana está sufriendo un ataque injustificado brutal de Rusia”.
Así es, pero yo matizaría que en Europa hay una invasión criminal que puede ser un eslabón más y el preludio de más y peores invasiones contra el mundo en general y contra la democracia y la libertad. Debemos parar al monstruo, todavía estamos a tiempo. Los enemigos de la libertad, la democracia y del progreso se apoyan unos a otros, nosotros no podemos mirar a otro lado cuando a nuestro lado violan a millones de ciudadanos a los que invaden, asesinan, destruyen su país, secuestran sus ciudadanos, roban su comida y, sin pudor, amenazan al resto del mundo que apoye, ayude o ampare a las víctimas. Nos debemos sentir orgullosos de que, aunque sea tímidamente, hayamos de alguna manera salido en apoyo de Ucrania. Todo en la vida tiene un coste y un esfuerzo, tal vez el coste sea a corto plazo, pero el tiempo nos recompensará. Estoy totalmente seguro, el tiempo me dará la razón, de que si paramos a Putin y Ucrania gana la guerra a Rusia, todos ganaremos, no habrá más invasiones rusas, gana la democracia y la prosperidad frente al totalitarismo y la ineficiencia.
Muy probablemente aceleremos la transición energética, tendremos energía inagotable y no contaminante. Se debilitarán los países totalitarios, tramposos y gamberros. Podemos avanzar gracias al esfuerzo de hoy a tener a medio y largo plazo un mejor mundo, más justo, democrático, eficiente y no contaminante, si no lo hacemos habremos alimentado al monstruo y sus aliados. Habremos abandonado a las víctimas en favor o por miedo de los violadores. Tendremos más miedo de los violadores. Habremos dañado la democracia, la libertad, la igualdad y la justicia.
El mundo podría estar en recesión duradera, por esta vía sí que se podría destruir ética y físicamente al mundo. Ahora que podemos, debemos dar más armas a Ucrania, acelerar el corte de hidrocarburos con Rusia, aumentar las presiones económicas, financieras, sociales y de todo tipo con Rusia, acelerar la entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN y acelerar al máximo la transición energética. Como dijera mi respetada líder Von der Leyen, esta invasión va para meses o incluso años. En la medida que aceleremos las ayudas mencionadas, la guerra de Putin durará menos, se producirá menos daño, Ucrania y el mundo se recuperará más rápidamente y nuestro mundo será mucho mejor.
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