OPINIÓN

¿Por qué la oposición rehúye la lealtad?

por Rafael Rodríguez Mudarra Rafael Rodríguez Mudarra

Sin duda la pregunta de inicio requiere de una interpretación que pueda satisfacer el rechazo de un pueblo, que se encuentra defraudado por un grupo de tres partidos y sus parlamentarios, que en principio con fuerza y a manera de “pavos reales” hicieron uso de su verbo para pregonar la caída del régimen contra el cual embestían. A la vez, muchos que se daban de perseguidos y ahora residen en el exterior en urbanizaciones de lujo se reunieron para redactar a su libre conveniencia un estatuto a espaldas del pueblo. Sin certificación de pandemia llegaron al aeropuerto de Maiquetía orientados por Ramos Allup en representación de los 3-Grandes. Desprovistos de dirección de partido se sustituye a Juan Guaidó en la Presidencia Provisional para ordenar la participación en las elecciones regionales, con base en un memorando aprobado en el diálogo reiniciado en México, mediante el cual se reconoce el estatus de Maduro. No se planteó la libertad para los presos políticos. Se entendió como necesario el levantamiento de las sanciones. Se implicó al pueblo en tan inconsulto desaguisado.

Fue una postura tan a favor del régimen que estos habían declarado que Jorge Rodríguez le dio carácter de Ley al memorando suscrito con la oposición. La delegación plenipotenciaria de los partidos que integran la MUD sigue presidida por Blyde, quien no ha rendido cuentas de gestión a los que se han identificando como opositores a un régimen declarado usurpador. No obstante, este líder sin limitación de escrúpulos ha acompañado a Jorge Rodríguez en conferencias sobre el diálogo en México, lo cual, como es sabido, solo favoreció al régimen.

¿Por qué se le pide una explicación a estos partidos que alzados contra la Constitución  votaron una resolución que manda ¡para el carajo¡ a un gobierno interino y constitucional?

El régimen de Maduro, quieran o no estos políticos de nuevo cuño, alzados contra el Estado de Derecho, es la consecuencia de una usurpación. Su origen se deriva de una flagrante violación constitucional, en virtud de que su reelección presidencial no respetó el principio democrático soporte de legitimidad, que nos remite al postulado de la soberanía nacional. Esta usurpación continúa inveterada sin solución de continuidad: por lo que no puede un grupo de tres partidos y una individualidad, por conveniencia, aprobar la reforma de un reglamento que impone la defenestración de un gobierno provisorio que se desempeñó con las características propias de Estado soberano y autónomo, con territorio, población y soberanía, para extinguirles todas sus instancias, con intención aviesa de convertirlo ilegalmente en sistema de “gobierno parlamentario” para administrar los recursos congelados que venía controlando el gobierno interino, al que le dieron un golpe de Estado so pretexto de no haber cumplido sus objetivos. A la vez hacen caso omiso a la sugerencia de Guaidó de mantener la figura del gobierno interino, nombrándose otro presidente encargado. No sé si por ganar indulgencias sobrevenidas o por falta de conocimientos, estos 72 parlamentarios dejaron de observar que en conformidad con el artículo 4 de la Constitución, la “República de Venezuela es un Estado federal descentralizado en los términos consagrados por  la Constitución. Se rige por los principios  de integridad territorial, cooperación, solidaridad, concurrencia y corresponsabilidad”.

El  acuerdo que mata al gobierno interino constitucional ha recibido un rechazo colectivo porque pone fin a una estrategia importante que animó al pueblo, quien la ha obedecido. Tuvo el reconocimiento de Estados Unidos y de centenares de gobiernos e instituciones del mundo occidental.

¿Cuáles son las circunstancias que se han hecho presente para que estos señores hicieran desaparecer a un gobierno con fuerza y respaldo para accionar una actividad de movilización en la calle; y con ella abrirle el camino de  la perpetuación de Maduro en el poder?

Son varias: algunos entendidos en el análisis político la derivan del comportamiento fraudulento de dirigentes de los partidos comprometidos en el golpe contra el gobierno interino, inculpados de corrupción en la administración de los activos del Estado congelados, entre los cuales destaca el de los bienes de Monómeros, dado el temor a ser inculpados por el Ministerio Público que ha ordenado abrir averiguaciones. La empresa  simboliza el hundimiento de la oposición dadas las pugnas internas y los intereses personales entre los políticos del G-3.

No cabe duda de que sobre esta conducta de deslealtad e inconsecuente con los principios de los que se dicen ser acreedores de la dirección opositora debe surgir una conclusión. Hela aquí:

Decir que los partidos agrupados en la MUD, que por años han conducido al pueblo opositor a manera de rebaño, han perdido por su deslealtad e incapacidad calado en las masas. Constituye un pregón con asidero en la conciencia del venezolano que actualmente los  rechaza, que se moviliza por si misma. Se hace rebelde al constituirse en defensora de sus necesidades, llegando a la consideración de que esa oposición golpista es actualmente   una parte de la promiscuidad opositora que en sus complejos de señorito mimado, valiéndose de sus imposiciones pretenden dar por buena y completa una dirección favor de sus propios intereses. Hoy en Venezuela las masas descartan a esos hombres de excelencia a los que Ortega y Gasset atribuyó la condición de señoritos satisfechos.

El pueblo que padece su situación de mengua no ha desistido en su empeño de oposición a fondo a un gobierno cada día  más despótico, por el contrario la intensifica y practica. A la vez quiere un cambio que lo libere de una dirección inepta, sin disposición para actuar, que lo quiere encerrar, volverlo reumático  y paralítico, que toma decisiones para favorecer sus intereses, que ha hecho uso del pueblo como una especie de “trampolín” para llegar a acuerdos que les sean productivos; que arriando las banderas de dignidad se pliega a la querencia del gobierno usurpador. El pueblo es contrario a los que le han actuado con deslealtad: busca  el cambio; lo busca con fundamento en la unidad nacional, poniendo empeño en la reivindicación de sus derechos conculcados. Quiere desistir de la abstención pero con base en un proceso electoral no manipulado, por los que se van al exterior a decidir sobre la situación política de Venezuela, quiere ser consultado. Rechaza por desleal toda conducta encaminada a darle reconocimiento democrático a un gobierno al cual estos opositores acusaron de ilegítimo.