En el año 2012 fue publicado en Estados Unidos el libro cuyo título es el encabezamiento de nuestro artículo de hoy. El mismo fue escrito por Daron Acemoglu y James A. Robinson, profesores de Economía en Massachusetts Institute of Technology y la Universidad de Harvard, respectivamente. La acogida que tuvo la publicación en cuestión fue enorme: en México, por ejemplo, se hicieron trece reimpresiones entre 2013 y 2017. Sin duda, estamos ante un “best seller” que, además, recibió muchos elogios, entre ellos los de cinco galardonados con el premio Nobel de Economía.
Lo que allí se registra es aleccionador para todo país que aspire alcanzar altos niveles de desarrollo económico. Se destacan las acciones que se deben llevar a cabo para alcanzar tal tipo de crecimiento. A continuación, algunas de las acciones que proponen Acemoglu y Robinson:
– Para un crecimiento económico sostenido, necesitamos nuevas tecnologías, formas nuevas de hacer las cosas, y lo habitual es que procedan de recién llegados. La sociedad necesita recién llegados que presenten las innovaciones más radicales, y estos recién llegados y la destrucción creativa que provocan a menudo deben superar varias fuentes de resistencia, entre ellas, las de las élites y los gobernantes poderosos.
– La revolución industrial empezó y tuvo su mayor avance en Inglaterra debido a sus instituciones económicas especialmente inclusivas. Éstas, a su vez, se apoyaban en la base fijada por las instituciones políticas inclusivas creadas por la Revolución gloriosa. Fue esta revolución la que reforzó y racionalizó los derechos de propiedad, mejoró los mercados financieros, socavó los monopolios aprobados por el Estado en comercio exterior y eliminó las barreras para la expansión de la industria. Fue la Revolución gloriosa la que hizo que el sistema político se abriera y respondiera a las aspiraciones y necesidades económicas de la sociedad. Fue decisivo el conflicto político entre el absolutismo y sus adversarios. La Revolución gloriosa implicó la aparición de un régimen nuevo basado en el pluralismo y el orden constitucional.
– Inevitablemente los países fracasan como consecuencia de las acciones que llevan a cabo las instituciones extractivas. En todos ellos, la base de dichas instituciones es una élite que se concentra en constituir las mismas con el claro propósito de enriquecerse y perpetuar su poder a costa del resto de la sociedad.
El “nudo gordiano” últimamente indicado tiene sin embargo vías de solución: según Acemoglu y Robinson es fundamental la relación entre prosperidad e instituciones económicas inclusivas. Según ellos, las instituciones económicas inclusivas que hacen respetar los derechos de propiedad pueden crear igualdad de oportunidades y fomentar la inversión en habilidades y nuevas tecnologías; éstas conducen más al crecimiento económico que las instituciones económicas extractivas, las cuales tienen como propósito central el extraer recursos de la mayoría para un grupo reducido.
Hacia el final del libro encontramos un señalamiento particularmente relevante de sus autores: “El pluralismo, el fundamento de las instituciones políticas inclusivas, implica que el poder político esté ampliamente repartido en la sociedad”. Dudo mucho que Nicolás Maduro y sus corifeos compartan tan fundamental punto de vista. De ahí deriva el rotundo fracaso que han experimentado como gobernantes.
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