La tiranía sostenía que no se realizarían. Que con la inmensa cantidad de obstáculos colocados por ellos. Era materialmente imposible llevarlas a cabo. Cerraron todas las puertas para impedir su desarrollo. Dinamitaron cada espacio para buscar un consenso en torno a alguien complaciente. Cuando los demócratas logramos la convocatoria siguieron torpedeándolas con la firme intención de dejarlas parapléjicas. En lo más íntimo del régimen jamás creyeron que las primarias se transformarían en un huracán que resquebrajó profundamente sus bases de sustentación social. Una jornada histórica construida por la valentía ciudadanía en rebeldía de lo establecido. Si bien los estudios de opinión marcaban una tendencia irreversible en favor de María Corina Machado, nunca pensaron que sería algo tan extraordinario que hizo ridiculizar los cálculos más optimistas. La hilaridad gubernamental dejó caer el mazo de la frustración. Todos los Centros de Votación abarrotados de ciudadanos que acudieron por su propia cuenta. Sin presiones o prebendas de ningún tipo se presentaron con entusiasmo a escribir una página hermosa de nuestra historia. El ciudadano venciendo cada dificultad en la búsqueda de la libertad. Sacando fuerzas desde las entrañas para abrazarse con la causa democrática. Personas sin empleo, nuestros nobles ancianos pasándole por encima a los achaques para dejar su impronta. La juventud enarbolando las banderas de la grandeza con su espíritu libre al servicio de la vida.
Un país en rebeldía cívica sacudiéndose de la inmovilidad con el solo interés de lograr la tierra de gracia. Muchísimas viviendas y locales que servirían como sede del proceso recibieron a dirigentes del PSUV. Se dieron a la tarea de amenazarlos. Terminaron huyendo ante la reciedumbre de nuestra gente. Acá la cobardía se acabó.
Las unidades de coacción social del gobierno en los barrios para impedir que los ciudadanos pudieran salir a votar so pena de perder sus beneficios, no pudieron hacerlo: ellos también fueron a sufragar de manera festiva. En Duaca acudieron policías uniformados a ejercer su derecho, un centro de votación a cuarenta metros de la Alcaldía de Crespo, en el estado Lara. No les importó ser filmados por las cámaras del ente gubernamental. La gente dejó de tener miedo y se presentó como una avalancha que estuvo contenida desde hace años.
Mientras, en la Sala Situacional del gobierno en Miraflores todo era desesperación. Los reportes emanados desde las gobernaciones hablaban de una gran afluencia. Casi todas esas entidades sin gasolina para impedir la movilización. La gente caminó durante horas. Otros provenientes de caseríos lejanos se vinieron días antes para evadir el cerco oficial. El combustible fue la voluntad. La solidaridad del venezolano improvisó lugares en donde comer y dormir. Toda una campaña admirable que nació de la propia gente, una red de compromiso humano tan hermosa que fue tejiéndose con hilos de cada corazón. Contra eso no pudieron luchar. En el gobierno estaban sorprendidos de observar tanta muestra de dignidad, sabiendo que sus actos son producto del chantaje y la presión a la gente. En la medida que avanzó la jornada, los nervios hacían metástasis. La desesperación le prendió fuego a la pradera. Algunos se arrepentían de no haberlas parado con un recurso de su TSJ. Haber utilizado alguno de los recursos introducido por los mercenarios. Al firmar el Acuerdo de Barbados quedaron amarrados. Los instantes finales fueron terribles. Una oposición sin recursos económicos les daba una paliza. La gran oleada fue un plebiscito en contra la dictadura. De nada les sirvió las inconstitucionales inhabilitaciones. Sustraer ilegalmente los símbolos y los colores de los partidos políticos para entregárselos a sus incondicionales. Tener un álbum de candidatos presidenciales portátiles, dizques opositores, para que salgan a tratar de confundir. Comprar a unos supuestos adversarios que son unos impostores que emplean para sus circos ocasionales. Son los duendes que viven en Miraflores adulándole y prestándose para las majaderías oficiales. La asquerosa campaña mediática para buscar liquidar las primarias salió derrotada. Gastaron millones de dólares en mantener una manada de babiecas sin resultados que le brinden beneficios al régimen. Todo ese cuadro configura al verdadero perdedor de las primarias. El gobierno de Nicolás Maduro. La persecución del régimen en contra de la Comisión Nacional de Primaria es un acto cobarde y desesperado. Antes lo habían hecho tentándoles a varios de los miembros en el país, algunos tuvieron su cuarto de hora de fama. Seguramente ya fueron excluidos de la nómina. Ahora el TSJ, en una decisión espuria y grotesca, da una sentencia que muestra su desesperación. Nos quieren sacar de la ruta electoral. Los venezolanos no pisaremos el peine. Tenemos una candidata refrendada por millones de voluntades. El camino lo construye el voto.
Las democracias del planeta han condenado semejante pretensión. Es el chillido de aquel que fue perforado hasta el alma. No pueden zafarse de su amplia derrota del 22 de octubre. Hablen lo que hablen, se les nota que respiran por la herida. De ahí su ofensiva desesperada de querer amedrentar con sus órganos incondicionales. Ahora la nación reverdece con la candidatura de María Corina Machado. Es reconocida por la inmensa mayoría de los venezolanos, así como del mundo libre. La ciudadanía habló para cambiar la política. Es desde las bases y sus expectativas como se iniciará el gran viraje.
@alecambero