Ya habrá oportunidad esta misma semana, de abordar el tema del nuevo acuerdo TLCAN 3.0 o T-MEC 2.0 convenido por México, Estados Unidos y Canadá el martes. Pero de entrada tendría que ser muy inconsistente si no me congratulara con el vigoroso régimen de inspección —eufemísticamente titulado de cumplimiento a través de “agregados” a “attachés”— de las disposiciones laborales y ambientales del nuevo acuerdo. Quienes siempre hemos pensado que es imposible que México por su cuenta pueda crear realmente una democracia sindical y un movimiento obrero democrático, no podemos más que recibir este riguroso e injerencista acuerdo de inspección. Ya si a los empresarios mexicanos les gusta o no, es asunto de ellos.
Pero por ahora prefiero comentar una gran noticia, que a todos quienes siempre hemos denunciado a Genaro García Luna como un funcionario corrupto y asesino, no puede más que brindarnos una gran dosis de júbilo. Como ya se sabe, fue detenido el martes en Dallas por las autoridades norteamericanas, aparentemente sin ninguna solicitud por parte de México, acusado de recibir sobornos del Cártel de Sinaloa y en particular del Chapo Guzmán, y de tráfico de cocaína a Estados Unidos. Lo agarran por narcotraficante y no por asesino, pero lo bueno es que lo agarran.
Se recordará que además de ser el autor del montaje y detención de Florence Cassez en 2005 cuando era director de la AFI, García Luna fue sorpresivamente nombrado secretario de Seguridad Pública por Felipe Calderón y se dedicó durante seis años no solo a poner en práctica la matanza y desaparición de decenas de miles de mexicanos, sino también a comprar enormes cantidades de artefactos de todo tipo a Estados Unidos.
El tema de corrupción de García Luna surgió durante el juicio del Chapo el año pasado cuando el hermano de Ismael “el Mayo” Zambada y otros testigos lo acusaron de haber recibido esos sobornos. También fueron mencionados, en ese mismo sentido, los ex presidentes Calderón y Peña Nieto. Siempre resultaba difícil, como lo comentamos en mi entonces columna de El Financiero, que en un juzgado norteamericano, el juez, el jurado y la Fiscalía de Nueva York, dieran por bueno el testimonio de Jesús “el Rey” Zambada y de otros en torno al Chapo, más no en torno a los sobornos que el Chapo realizaba de altos funcionarios mexicanos. En aquel momento, todos estos testimonios fueron dejados de lado, ya sea porque el juez así lo exigió por motivos de seguridad nacional de Estados Unidos, ya sea porque se dejaron para después.
Pero ahora ya no fue posible, o deseable para el Departamento de Justicia, mantener esa separación levemente artificial. Es difícil saber cómo avanzará este juicio, pero podemos decir de entrada algo inusitado. Tengo entendido que desde 2013 o incluso finales de 2012, Washington le entregó una tarjeta de residencia a García Luna para que se instalara tranquilamente en la ciudad de Tampa en Florida y se dedicara a sus negocios. Se le entregó esa residencia a un “amigo de Estados Unidos”. Parece que ya no tan amigo.