Pareciera que el presidente Juan Guaidó por fin entendió la necesidad de ir a buscar ayuda internacional para terminar de sacar del poder a los usurpadores. Por fin comprendió que solos, con marchas y con banderas, no podemos desalojar a los secuestradores del Estado venezolano.
La gira internacional de Juan Guaidó debe ser con el propósito de pedirles a los aliados de la sociedad venezolana una posición más fuerte en contra del régimen que padecemos aquí; las visitas oficiales que el legítimo presidente de la Asamblea Nacional efectúa deben tener como norte la estructuración de una coalición internacional que doblegue a la usurpación nacional.
Debemos aprender la lección. Los demócratas no podemos continuar cayendo en las trampas de los usurpadores. Ya basta de mesas, mesitas o mesotas de diálogo; ya basta de cohabitación con criminales, ya basta de acuerdos bajo la mesa, es hora de que logremos definitivamente el cese de la usurpación.
La gira de Guaidó por Bogotá, Washington y Davos debe estar centrada en la construcción de una liga de naciones democráticas que pongan contra la pared al tirano, que facilite la transición y capture a los criminales, terroristas y violadores de los derechos humanos en Venezuela y que amenazan al mundo occidental, incluyendo a Estados Unidos.
Los últimos acontecimientos en el país, como el intento de asalto del Parlamento gracias a la alianza crematística e inmoral de los ex diputados del PSUV, a quienes jamás se les debió permitir su reingreso al Parlamento, y algunas almas corruptas en el seno de las filas democráticas, además de los sucesos de agresiones físicas en contra de los parlamentarios que se mantuvieron firmes en sus convicciones e incluso ataques directos contra Guaidó, son hechos que no se pueden seguir ocultando.
Nosotros, quienes queremos una Venezuela distinta, una Venezuela libre, una Venezuela próspera no podemos seguir pensando en pajaritos preñados, no podemos seguir en la utópica visión de entendimientos o salidas mágicas. La única vía para salir del desastre que padecemos es asumiendo la Ruta del Coraje, propuesta por María Corina Machado.
Ojalá que Juan Guaidó asimile la urgencia de aplicar la Ruta del Coraje; es el momento de avanzar, de construir una solución final a la crisis, de edificar las acciones necesarias para el restablecimiento de la institucionalidad del país.
Vente Venezuela no se ha equivocado. Fue María Corina Machado quien tuvo la valentía de llamar al régimen por su verdadero nombre: dictadura criminal y terrorista; fue María Corina Machado quien se negó a diálogos falsos con el régimen; fue desde Vente Venezuela que se pidió la activación del Artículos 187 numeral 11 de la Constitución y se planteó que se activaran los protocolos del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca y el R2P, fueron los diputados de la Fracción 16J quienes advirtieron que era un error permitir el retorno de la bancada de Maduro al Parlamento. Soy Venezuela y Vente siempre han prendido las alarmas; sin embargo, en muy pocas ocasiones han sido escuchadas a tiempo. Pero ahora hay expectativas de un cambio en la política de Guaidó y el reconocimiento de este, vía los hechos, de la necesidad de aplicar la Ruta del Coraje.
Si quieren que no reconozcan el término, si quieren que no nos agradezcan la idea, si quieren que no hablen de ello en sus discursos, pero lo que en verdad nos interesa es que marchen decididamente en la toma de consciencia, en el empleo de acciones que sí permitan el fin del régimen de Nicolás Maduro.
Sé que nadie quiere decir «te lo dije» o reclamar honores, simplemente nos mueve el afán de conquistar la libertad, derrotar al socialismo y trabajar para abrir a Venezuela a una nueva etapa de crecimiento, progreso y sentido del trabajo.
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