Todo empezó de la manera más cordial. Y terminó más cordial aún. La mayoría de la peña del café viajaba familiarmente por las fiestas de Navidad y de fin de año. Se estaban despidiendo por este año del pancito dulce y del espumoso de la mañana que invitaba a conversar de cualquier vaina que estuviera de moda en la política y lo militar en el país. Si los achaques propios de la edad, los asedios de las enfermedades y la oportunidad de las medicinas que distribuía el IPSFA se lo permitían, la cita era hasta los primeros días de enero. Y cualquier cosa de ausencias prolongadas sólo había que revisar las listas de recluidos en el Hospital Militar que difundía el IORFAN. Nunca se sabía que contingencia se podía presentar en esas edades. No faltaba ninguno. Hasta el general del LTD con la bulldog francés Delcy y el pug carlino Diosdado, retozando perrunamente a sus pies, participaban. El portugués estaba espléndido y conversador. Más de lo permitido, esa mañana. El tema: el Esequibo, el referéndum consultivo, la Corte Internacional de Justicia y la presentación de la contra memoria por parte de Venezuela el próximo 8 de abril de 2024.
-¡Pónganse las pilas en La Haya!, decía el lusitano mientras colocaba en la mesa una ración de cachitos recién salidos del horno. Un general de la aviación alcanzó a decir que ese territorio del Esequibo no era importante, que más lo era dedicar esfuerzos a recuperar a Venezuela con las elecciones presidenciales de 2024 y hacia allá deberían de priorizarse los esfuerzos. Suficiente para que la cordialidad del panadero se enseriara y se distendiera más allá de la relación de clientes y le diera al militar aéreo una clase de nacionalismo, de patriotismo y de consecuencia con la nación.
-¡General! Es extraña esa expresión en un militar de alta graduación. La patria nace en la tierra y muere en la tierra. La territorialidad es la más sensible manifestación de un profesional que ha jurado defender la nación. Y mucho más si ostenta la más alta jerarquía militar. Con ella viaja en ese recorrido de sentimiento el ejercicio de la soberanía. Territorialidad y soberanía son la esencia de la identificación de cualquier ser humano en la asociación con la idea de patria y de nación. Todos habían dejado la taza en la mesa y estaban serios y atentos a la sorpresiva intervención del panadero.
-¡Pónganse las pilas en La Haya! Esta generación de venezolanos y allí me incluyo a pesar de no haber nacido aquí, va a pasar a la historia como la más cobarde en materia de defender a su nación. Se van a dejar arrebatar un territorio de 159.546 kilómetros cuadrados sin disparar un solo tiro, sin forzar la imaginación, sin ponerse de acuerdo sectores del gobierno y de oposición en un tema tan sensible como el territorio. Creyendo que con solo escudarse en el argumento de que los revolucionarios encabezados por Chávez y Maduro le entregaron en bandeja de plata el Esequibo a los guyaneses y ya no hay nada que hacer, la historia los va a perdonar como generación. Y, con solo esgrimir eso, las generaciones de venezolanos en el relevo los van a absolver de responsabilidades. Me gustaría, general, que les diera esa misma razón a los israelíes y a los palestinos que están peleando milenariamente por lo mismo. Por tierras. O a los kurdos. A los argentinos con su reclamo por Las Malvinas. Pregunten a los chinos si Taiwán no es importante para ellos. O a indios y paquistaníes si Cachemira no vale la pena. ¡Pónganse las pilas en La Haya !Faltan apenas 5 meses para que el 8 de abril de 2024 en un acto de justicia igual al del arbitrario Laudo de París en 1899 ese territorio definitivamente sea de los guyaneses. Con la diferencia de que en aquella oportunidad ningún nacional atendió los intereses de Venezuela y ahora sí hay oportunidad de hacer un frente único con venezolanos de pura cepa a quienes les duela la patria. ¡Pónganse las pilas en La Haya! -Y dicho esto en pleno paroxismo de la emoción empezó a recoger las tazas vacías. Un silencio denso arropó la mesa ante tanta contundencia de la verdad.
El clima político en los 25 años de la revolución venezolana ha reducido todos los temas al parroquianismo maniqueo de régimen y de oposición. De rojos y azules. Y allí se han incluido los asuntos y las materias que deberían de forzar la unidad nacional. Como el del territorio del Esequibo. Una reclamación que en el común del venezolano siempre se manejó en la asepsia y la neutralidad de un tema de estado que convoca a todos sin dejar por fuera a nadie. Como lo reforzó don Manuel, el portugués, el panadero que migró forzosamente desde su tierra natal y se acogió a su nueva patria con los sentimientos y la deuda íntima con que lo hace quien tiene dolor por algún puñado de la tierra que le quieran arrebatar. Y quien con los reclamos emocionales del ¡Pónganse las pilas! en la cordialidad de los calientes cachitos y el café con leche espumoso reclama la ausencia de arrestos y de coraje para cumplir con eso de defender la patria. Una lección andragógica inesperada.
-¡Portu! Con la autoridad de la amistad, el general del LTD emplazó al jovial lusitano ante la filípica patriótica anterior. ¿Qué harías tú hoy si tuvieras algún margen de convocatoria a nivel nacional ante este tema del Esequibo? Tú eres el principal líder opositor. ¿Cómo te pondrías las pilas para honrar generacionalmente como guía este compromiso para forzar al régimen? ¡Estamos atentos!
-Está vigente una Constitución nacional que es la referencia de unidad nacional más importante -Y esto lo empezó a decir mientras arrimaba una silla y se secaba las manos en el blanco delantal.
-En esa Constitución dice que la soberanía reside en el pueblo. Creo que es el artículo 5. Y en ese mismo texto fundamental se dice en el artículo 62 que todos tenemos el derecho de participar libremente en los asuntos públicos, directamente o por medio de los representantes elegidos. Además, más adelante en el artículo 70 se dice que podemos como pueblo participar y protagonizar en ejercicio de esa soberanía con la elección de cargos públicos, con el referendo, con la consulta popular, con la revocatoria del mandato, con la iniciativa legislativa, constitucional y constituyente, con el cabildo abierto y con la asamblea de ciudadanos; cuyas decisiones serán de carácter vinculante. Yo les pregunto a ustedes que saben de esto mejor que yo: ¿El tema del Esequibo es una materia de especial trascendencia nacional? ¿Puede y debería debatirse ese asunto en una asamblea de ciudadanos a nivel nacional? ¡Ya vengo! -Se levantó y fue a atender algún asunto panadero en el mostrador y regresa nuevamente a la disertación.
-Miren, acaba de finalizar una gran movilización nacional con motivo de las elecciones primarias de octubre. A la gente le quedaron picando los pies con las ganas de seguir en la calle y mantenerse activados. Están viendo muy lejos las elecciones presidenciales del año 2024 y desean seguir participando. Si yo tuviera el poder hiciera una convocatoria a una asamblea de ciudadanos en cada municipio del país con el tema del Esequibo y presentaría a un grupo de especialistas y expertos en el tema para darle facultades de preparar en nombre de Venezuela la contramemoria prevista ante la Corte Internacional de Justicia del próximo 8 de abril de 2024. En 335 ciudades venezolanas se debatiría simultáneamente y se aprobaría que el mayoritario sector venezolano que no está identificado con el régimen de la revolución bolivariana participe en la audiencia de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) para contribuir a presentar el descargo de memoria que asiste a Venezuela en los derechos del territorio en reclamación. ¿Se puede? ¿Se debe? Y esto lo decía mirando fijamente al general de la aviación que pedía desechar el tema. ¿Quieren nombres de especialistas sobre el tema? Allan Brewer Carías, Tomás Straka, Manuel Donis Ríos, Pablo Cohen Celis, Abraham Gómez, Sadio Garavini di Turno, Hebert Velasco Collazo, Héctor Faúndez Ledesma, Rafael Badell Madrid, Luis Ugalde, Eddy Barrios Orozco, Gerson Revanales, Edgardo Mondolfi Gudat, entre otros. Algunos han pasado por aquí a tomar café en otras ocasiones. Allí hay académicos de la historia y de las ciencias políticas y sociales, escritores, militares, embajadores. Gente que conoce el tema y que tiene obra escrita. Que muy bien puede ser autorizado soberanamente por el pueblo en esas asambleas de ciudadanos para presentar los títulos históricos y legales que sustentan el reclamo venezolano. Ahora, la pregunta es ¿se quiere hacer esa consulta ciudadana?
Se podía cortar la espesura del silencio después de que el portugués terminó su extensa propuesta, que se para y se va a atender asuntos de panadería y de cachitos en el mostrador y la caja registradora. Hasta la bulldog francés y el pug carlino estuvieron atentos a la conferencia de don Manuel. Todo empezó de la manera más cordial. Y terminó más cordial aún.
Habrá un antes y un después para Venezuela y su superficie que actualmente incluye una parte con rayitas que ilustra el territorio del Esequibo, una vez que termine la audiencia de la Corte Internacional de Justicia del próximo 8 de abril de 2024.
¡Pónganse las pilas en La Haya!