El libro de Mike Pompeo (Never give an inch – Fighting for the America I Love) en cualquier país serio donde funcionen las instituciones debería de servir de pieza clave para montar en un tribunal a muchos de los señalados directamente en el desarrollo. Vamos a hablar de esto con un esquema básico que se aprende en la oratoria cuando se va a presentar a un conferencista. Es la regla nemotécnica TÍO (tema, importancia y orador). Y la vamos a abordar como decía el general Juan Vicente Gómez en sus elementales diseños políticos y militares que le dieron tanto éxito en sus 27 años en el poder: de a pa’tras.
El orador
Este señor que estamos presentando ante ustedes no es un fulano que podemos desechar con cualquier expresión destemplada muy coloquial. Con uno de los tantos venezolanismos en una matutina conversación de panadería. Mike Pompeo en relación con el tema de la política venezolana es un referente muy importante para calibrar la fortaleza y la debilidad de las esperanzas que puedan cifrarse en torno a la calidad del actual liderazgo responsable de construir y sostener un cambio político en el corto y en el mediano plazo en Venezuela. Sobre todo el iniciado a partir del 23 de enero de 2019 en la gestión conocida como el gobierno interino. El rol asumido, el tiempo de mandato oficial, los cargos federales durante la administración y la gestión del presidente norteamericano Donald Trump; y la mención adicional de las proyecciones de este funcionario norteamericano entre las que están incluidas las posibilidades de una candidatura presidencial por el bando republicano; y en general su trayectoria pública que expone, son elementos contundentes para considerar con formalidad ciudadana, con escrupulosidad de investigador y con precisión en el análisis y sus derivaciones. No es un cualquiera en la política norteamericana.
La importancia
No debemos despachar olímpicamente lo que se sostiene sobre Venezuela, su política, su ubicación en hemisferio y el tratamiento en el que se montaron muchas esperanzas fallidas con aquello de todas las opciones están sobre la mesa, el mantra del apoyo de la comunidad internacional y de los 60 países, y el desagüe en el cese de la usurpación, el gobierno de transición y las elecciones libres. Eso está muy explícito en un apartado muy especial de las 455 páginas del libro. Los venezolanos merecen una explicación que vaya más allá de los 150 millones justificados en una sesión donde lo más contundente y claro para reseñar es que se fue la luz durante la presentación. Pompeo fue director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) desde 2017 hasta 2018 desde donde fue a ocupar el cargo de secretario de Estado, responsabilidad donde se mantuvo hasta el final de la administración Trump. Si pudiéramos encaramar en una balanza de momentos positivos para el cambio político en Venezuela y de oportunidades perdidas, junto con la jornada del 11 de abril de 2002, esos registros del gobierno interino paseándose por la Casa Blanca, por el Congreso norteamericano con los aplausos de pie de las dos cámaras legislativas, con las medidas de presión para el régimen usurpador del poder en Miraflores; en estos 24 años de revolución bolivariana nunca se había estado tan cerca de tomar el cielo por asalto, saltar las rejas del palacio de gobierno y materializar el cambio político en Venezuela como desde el momento donde la cúpula del liderazgo opositor se mataba por tener una llamada con el exjefe de la CIA, una audiencia con el jefe del Departamento de Estado y apostaba por una fotografía muy cerca con míster Pompeo que era lo mismo que estar al lado de míster Trump. Eso quiere decir que en ese entonces y ahora, Michael Richard (Mike) no era ni es un mengano o sea un mangasmeadas.
Es bueno recordar que estamos donde estamos por un tema de corrupción. Los asaltantes del poder del 4F levantaron como bandera ese asunto de la corrupción. Y ese mismo argumento se toma en revancha, entonces incorporados como verdugos algunos que picotearon en las ñapas de los “más de mil millones” para iniciar el proceso que desencadena la muerte política de Carlos Andrés Pérez como presidente de la república y su salida de Miraflores para la cárcel por 250 millones de bolívares.
El tema
No es nada complicado comprender la cuestión. Los líderes del 4F usaron como argumento del golpe la corrupción, y los generales y almirantes de la época dejaron que la conspiración fluyera libremente y el golpe se desencadenara… por corrupción; este fracasa y después todo el mundo hace comparsa para sacar al presidente por corrupción y posteriormente llega al poder el jefe del golpe para instalar un nuevo régimen donde la obra revolucionaria más emblemática es la corrupción. Inmediatamente se monta una férrea oposición que cada vez que está cerca de convertirse en poder surge algo relacionado con la corrupción, y las esperanzas se desvanecen. Y después de eso, 24 años de revolución bolivariana y contando. De eso es que aborda en pocas páginas de su libro el señor Pompeo, quien no es ningún zutano que puede obviarse en opinión.
De entrada se decía que en cualquier país serio donde funcionen las instituciones, este tipo de sindicaciones con la corrupción debería de servir de pieza clave para montar en un tribunal a muchos de los señalados directamente en el manuscrito, que se ha convertido a los pocos días de su aparición en un best seller. Para el caso venezolano en el único tribunal que puede funcionar eficientemente cuando se le ponga seriedad al tema del ñemeo con los dineros de míster Pompeo y especialmente para los políticos: el de la opinión pública.
Conociendo el sistema de justicia y de opinión pública norteamericano… ¿Ustedes creen que el señor Pompeo se va a aventurar a lanzar al escrutinio público una aseveración tan grave como la del desembolso de más de 1.000 millones de dólares de los contribuyentes para apoyar a la oposición venezolana, lo que le puede truncar su carrera de funcionario, sus aspiraciones políticas y su trayectoria personal e incluso ponerlo a las puertas de la cárcel? Yo no creo eso, del míster Pompeo.
Como ven, el libro, en las resumidas páginas que dedica a Venezuela en el capítulo XV “Conocer tus límites”, no deja mucho espacio para la imaginación cuando el autor expresa: “Tampoco nos olvidamos del pueblo venezolano hambriento y oprimido, que recibió más de mil millones de dólares en ayuda humanitaria de Estados Unidos durante la administración Trump”. La realidad es que esos dineros están justificados, como lo hizo don Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, cuando le exigieron que rindiera al rey Fernando el católico por los dineros recibidos para sus campañas militares y las justificaba así: “Por guantes perfumados para que los soldados no oliesen el hedor de la batalla, doscientos millones de ducados; por reponer las campanas averiadas a causa del continuo repicar a victoria, ciento setenta mil ducados y, finalmente, por la paciencia de tener que descender a estas pequeñeces del rey a quien he regalado un reino, cien millones de ducados”. En Venezuela se quedaron esperando el reino.
Allí están las 455 páginas del libro para formarse una opinión de lo que se expone sobre ese asunto de Venezuela en una etapa en la que se pudo llegar a una solución para el cambio político y se fracasó por corrupción. Y también para conocer a míster Pompeo, quien no es alguien que se puede desestimar.
Lo que está diciendo es como si lo dijera Trump, quien no lo ha desmentido todavía.
En fin, venezolanos, Pompeo no es cualquier fulano.