¡El gozo en los labios del extranjero es como pluma de escribiente!. Unos pequeños versos de un cántico antiguo, han inspirado mi corazón para compartir líneas de desnudez al viento, quien las divise sabrá que sus ojos han sido abiertos y quien aún no, podrá anhelar un despertar con toda confianza. Definiré a un extranjero como un meteco, que nunca es conforme con su situación y lo que lo rodea, es aquel que aún estando allí, se autopercibe parte de algo mayor; las fronteras no acotan su pensamiento y un cuerpo material sujeto a finitud, no limita su movilidad. Sabe, aunque no se lo han contado, que existen grandes profundidades por descubrir.
¿Cómo es posible que unos labios sean tan ligeros como pluma de escribiente? son acaso las palabras de gozo y benignidad livianas, flotan con gran soltura como bailarina habilidosa, hasta llegar a oportunos destinos. Implicitamente resulta como si tuviera un propósito temporal, y luego retomara liviandad para continuar el camino y tocar nuevos oídos; ya que se compara tal ligereza con la de un escribiente, me atrevo a sospechar que los efectos son duraderos, como de quien se expresa en forma escrita, y sus palaras alcanzan a soportar los años, e inluso atestiguar la descomposición en féretros de sus difuntos; solo para alentar a quienes les sobreviven en intelecto, por oficios prominentes o sentimientos de familiaridad.
El hermoso canto se dedicó a un rey, al cual hace suyo con palabras el escribiente, caracteriza su hermosura entre la temible belleza de un valiente bien armado, y la agraciada palabra de verdad y justicia de un hombre fiel. Quien, ante los ojos del que le admira, gobierna con la humildad que solo el amor puede expresar. Así, teniendo todo derecho de reclamar sometimiento, otorga total libertad, y quienes le responden con sumisión lo hacen desde la voluntad del alma, avivados en el espiritu para equilibrar la mente y el corazón.
Todo aquello fue solo el inicio de un canto, para avanzar con la febril afirmación de consistencia irresistible e inefable de un poderio, ante el cual, hasta los enemigos mas acérrimos se debilitan bajo la portentosa estabilidad de una silla real. Indiscutible e inquebrantable el silencio de sus aproximaciones, sutiles tantas veces, procurando no consumir todo a su paso, ¡ese es El!. En su corte solo hay realeza, se sirven entre reyes, y se atienden entre herederos de largos linajes, sin secretos que no esten prontos a ser descubiertos, con abluciones lagrimales, colectadas solo para purificación.
Un canto tan transparente, mestizo de admiración y amor, no podría llegar a su final inesperadamente, sin la expresión de aprobación del monarca; Quien conociendo el corazón del corista responde a su amor, haciendo una promesa con forma decreto: ¡tienes en tu corazón honrar a tus padres; pero serán tus hijos a quienes pondré por principes en toda la tierra, y no será borrado el nombre de tu familia!. Así, la que se ve sin progenie, pudo asegurar una descendencia, solo en la fértil admiración y el amor que embargó en un dia de juventud, su corazón.
@alelinssey20