Gaspar Juliac y Adolfo Lacombe fueron médicos extranjeros de trascendente ejercicio en el puerto de antaño, el primero llegado durante los últimos años del siglo XVIII, el segundo algunas décadas más tarde. El Dr. Juliac albergó en su casa al Barón de Humboldt y Bonpland durante su fugaz visita al puerto, ejerciendo como médico del Hospital Real, mientras que Lacombe lo haría en el Hospital de Caridad. Ambos se integraron rápidamente a la ciudad cuya gente se empeñaba en alcanzar mejoras urbanas entre ellas la salubridad, por aquellos tiempos un recurrente problema en la zona. El Dr. Lacombe echa raíces en Puerto Cabello lugar en el que, luego de revalidar su título de médico en la capital, se establece desempeñándose, además, como Vice-Cónsul, luego Cónsul de los Estados Unidos. Allí fallece el 17 de septiembre de 1882, años antes se había hecho venezolano.
El Dr. Plácido Daniel Rodríguez Rivero, en su obra Historia Médica de Venezuela hasta 1900, aporta un dato de interés sobre las andanzas de Lacombe, esta vez en el campo de la enseñanza, lo que anima estas líneas. Así, al referirse a los avances de la obstetricia en los albores del siglo XIX, cita el caso de Plácida Guevara que destacará entre las comadronas y parteras de la época, y quien fuera discípula del Dr. Adolfo Lacombe. Plácida, nacida en el puerto hacia 1824 -ya casada y madre de familia- adquirió fama al no conformarse con el simple ejercicio de su oficio sino también buscar el reconocimiento académico, para lo que dirige una petición a la directiva de la Facultad Médica, en Caracas, a fin de que se le admitiera a examen “para no ser confundida con las empíricas que ejercen esa profesión en la República con tantos perjuicios a la humanidad”. En su petición solicita, además, se le eximiera del viaje a Caracas comisionando a un médico local para examinarla, responsabilidad que recae en el Dr. Henry Dunlop.
Plácida había adelantado con el Dr. Lacombe un muy completo programa para su formación, abarcando una variedad de materias tales como anatomía del cuerpo humano y particularmente de la mujer, higiene en general y especialmente la aplicable a las mujeres embarazadas y de parto, fisiología de la mujer, el arte de sangrar y un curso completo de partos dividido en siete secciones, el aborto y sus causas principales y más frecuentes, el falso embarazo y el embarazo extrauterino. De manera que el caso de esta humilde mujer rebasaba el modesto oficio de una comadrona convirtiéndola, más bien, en una de las primeras parteras tituladas en el país.
Mediante acuerdo de noviembre de 1850, la Universidad de Caracas acoge favorablemente la solicitud de la aspirante, nombrando como examinador al Dr. Dunlop quien procederá a indagar sobre sus conocimientos y competencias, mediante examen rendido en el puerto. El Dr. Rodríguez Rivero transcribe el acta del examen, que resulta por demás reveladora: “Como Doctor en Medicina, Miembro de la Facultad Médica de Caracas y comisionado al efecto por la expresada Facultad según su oficio y resolución fecha 25 de noviembre del año ppdo, declaro en debida forma: que hoy a las doce del día he practicado el examen de la Señora Plácida Guevara, alumna del Sr. Dr. Adolfo Lacombe, en presencia del expresado Doctor y de varios vecinos de este puerto, la cual Señora es postulante al título y diploma de Partera de la facultad médica; que la expresada Plácida Guevara ha dado pruebas evidentes de estudio científico del Arte de partos, y que ha contestado con prontitud y claridad a todas las cuestiones adecuadas al examen, y que la considera calificada y digna de ser acogida y titulada por la expresada facultad médica – En fé de lo cual doi el presente certificado para que conste y sirva de lo que es de justicia – En Puerto Cabello a catorce de Julio de 1851 – (fdo.) Henry Dunlop”.
El 1° de septiembre de ese mismo año, el Tribunal de la Facultad Médica expide el correspondiente diploma de la ahora partera titulada.
@PepeSabatino
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