El arresto del hijo del presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha armado un nuevo escándalo político en la región, que podría traer la caída de otro líder más de la izquierda latinoamericana.

Las imputaciones son bastante graves; el hijo del presidente, Nicolás Fernando Petro, ha admitido que él gestionó personalmente la entrada de fondos ilícitos provenientes del narcotráfico a la campaña de su padre.

De esta manera, cabe preguntarnos cuál será el impacto que esta noticia tendrá en la política colombiana y regional.

Gustavo Petro apenas lleva un año en el poder después de haber ganado una elección bastante ajustada, con 50,4%, como pasó con el presidente Pedro Castillo. Sin embargo, a diferencia de su homólogo peruano, Petro sí contaba con experiencia previa y un gran prestigio internacional, al haber servido como alcalde de Bogotá, y antes ser exguerrillero.

De esta manera, Petro se perfilaba como una especie de nuevo Pepe Mujica, representando a la izquierda moderna, que ha dejado atrás la lucha armada, pero que continúa manteniendo las mismas banderas sociales y el fervor revolucionario para ayudar al proletariado a superar las brechas sociales.

Sin embargo, al igual que nuestro expresidente, Petro tiene un serio problema con actuar fuera de la ley. Ya en el año 2014 fue removido de su cargo de alcalde de Bogotá por cometer mala praxis administrativa respecto al recojo de basura de la ciudad.

Esta vez las imputaciones parecen ser más apestosas. Petro, quien es cercano al chavismo, la tendrá bastante difícil de poder recuperar su imagen internacional de un exguerrillero converso e integro. Queda claro que todavía no supera los hábitos criminales de su pasado, y que su gobierno no sería nada más que un narcoestado, plagado de populismo, ineficiencia y corrupción.

Este escándalo también ha afectado bastante a su imagen, dado que las últimas encuestas señalan que el 61% de los colombianos rechazan su gestión, lo que demuestra que la superestrella que era Petro cuando llegó al poder está perdiendo su brillo.

La pregunta si Petro será vacado de su cargo, como pasó con su amigo Pedro Castillo, al que tanto defendió y reivindicó después de acabar preso por golpista, es complicada. Para comenzar, la oposición no tiene una mayoría clara en el parlamento colombiano, y anteriormente existe el precedente del presidente Samper, quien fue blindado por acusaciones similares. Esperemos que el pueblo colombiano pueda presionar a sus políticos para que se haga justicia, dado que es inaceptable que una persona como Petro permanezca en el cargo.

La lección principal que debemos sacar de este incidente es que la izquierda no es invencible, y mientras nadie niega que son muy efectivos en vender falsas narrativas y crear ídolos de barro, las mentiras tienen patas cortas.

Después de la pandemia, Latinoamérica tomó un giro duro a la izquierda radical en toda la región, lo que se pudo ver con la elección, de Castillo, Arce, Petro, Lula, Fernández y Boric. Sin embargo, hoy en día podemos ver cómo muchos de estos gobiernos se han desplomado por completo o están en un estado de crisis severa. Preocupa mucho la poca convicción democrática y gran cercanía con el narco tráfico que muchos de estos gobiernos de la nueva izquierda han tenido.

Queda en nuestras manos, seguir impulsando los valores de la democracia y el mantenimiento del Estado de Derecho en toda la región, para que así los ciudadanos se puedan dar cuenta de que la izquierda moderna sigue siendo igual de peligrosa a pesar de que quieran vendernos las mismas ideas socialistas con una nueva envoltura. Estamos avisados.

Artículo publicado en el diario El Reporte de Perú


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