“Para nosotros los derechos humanos son fundamentales. La primera discusión que yo tuve con Hugo Chávez en vida, y la última quizás antes de que muriese, fue precisamente sobre el respeto al Sistema Interamericano de Derechos Humanos, que para quienes hemos estado en la oposición en Colombia es valiosísimo”, ha dicho Gustavo Petro.
Habrá que tomarle la palabra y si se le olvida en el camino, ¡recordárselo!, como es el deber de la prensa en estos casos. Desde que se anunció su triunfo en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Colombia, los casi 2 millones de venezolanos que están en el país vecino, luego de huir de Nicolás Maduro, comenzaron a sentirse nerviosos; vieron en el discurso durante la campaña que Petro tiene el mismo lenguaje del autor de la catástrofe venezolana.
“Te dicen que de no funcionar en cuatro años pueden cambiar de gobierno, o que ellos no son Venezuela. Es igual a cuando se decía que Venezuela no llegaría a una crisis del nivel de Cuba. Y aquí estamos, millones fuera de nuestro país porque allí no podemos vivir”, relató Mariángel Hernández, una venezolana que se estableció en Bogotá.
“El señor Petro es igual a Chávez. Tiene el mismo discurso, le habla a la gente de la misma manera que Chávez lo hizo en su momento: enfocándose en los pobres, en los marginados, incluyendo a la comunidad LGTBIQ+. Aprovechándose de estas minorías para ganar adeptos”, manifestó David Agelvis, que tiene cuatro años en el vecino país.
Sin embargo, Petro ha manifestado públicamente que los derechos humanos son muy importantes para él. Tampoco pareciera que el restablecimiento de las relaciones bilaterales sea una cuestión automática para el gobierno que comenzará en agosto. Asegura el presidente electo que se trata de un asunto muy complejo que no se puede resolver de la noche a la mañana. E incluso menciona que tiene en cuenta que de este lado de la frontera también viven muchos ciudadanos colombianos que no pueden dejarse abandonados. Si se evalúan todas estas declaraciones, pareciera que Petro piensa objetivamente sobre el asunto Venezuela y que actuará de acuerdo con los intereses de su país y el respeto a los derechos humanos.
Eso es lo que se espera de un gobernante que, a pesar de su pasado subversivo, tiene tiempo participando en el juego político democrático y que incluso fue electo antes y gobernó la ciudad capital colombiana sin grandes contratiempos.
Claro, los venezolanos oyen un discurso similar al de Chávez, escuchan propuestas de gobierno con tinte socialista que apuntan a un control más estricto del Estado o la repartición de subsidios en el área social y tienen todo el derecho de asustarse, pues han comprobado en carne propia que por ese camino lo que se llega es al abismo.
“Muchos le debemos (al sistema interamericano de derechos humanos), incluido yo mismo, la vida. Y Chávez decidió sacar a Venezuela del sistema”, recordó. Así que incluso es consciente de que a él se le respetaron todos sus derechos, a tal punto de que llegó a ser alcalde y ha hecho una carrera política que lo ha llevado a ser el primer presidente de izquierda de Colombia.
Una vez más, esperemos que sea un hombre de palabra, sobre todo porque los venezolanos que llegaron a su patria buscando refugio han sufrido ya demasiado para volver a vivir la misma historia. Ojalá que Petro se empeñe en hacer un buen gobierno democrático y pase a la historia como todo lo contrario de Hugo Chávez, como un gran adversario de las atrocidades de Nicolás Maduro.