Petro desde su adolescencia es marxista, no se contentó con ser de la izquierda tradicional, legal en Colombia desde los gobiernos liberales de principios del siglo XX, sino que se integró a la lucha subversiva en el grupo M-19, especializado en guerrilla urbana, en sus documentos señala que su “ideología se inspira en los principios del socialismo científico, aplicado a nuestras condiciones concretas”. Desde joven supo disfrazar sus verdaderos propósitos de subversión democrática como él mismo confiesa: ““Yo era militante clandestino del M-19, pero desarrollaba una actividad legal en la ciudad de Zipaquirá, incluso como concejal”, así siguió por décadas, hasta que en alianza con los de las Farc, el Partido Comunista Colombiano, el Polo y MAIS entre otros elementos radicales de la izquierda ( al cual seguramente está adherido clandestinamente también el ELN) se unieron al Foro de Sao Paulo, organización organizada por Fidel y Lula para plantear la nueva estrategia de toma del poder del comunismo latinoamericano: se desechaba la lucha armada y se planteaba llegar al poder por la vía electoral, para desde allí destruir la democracia.
Con esta estrategia, pues, de un nuevo tipo de subversión, llega Petro al poder. Su cometido, realizar lo mismo que el chavomadurismo en Venezuela: instaurar la dictadura del socialismo del siglo XXI, para a través de ella convertir el país en un narcoestado al servicio de una nueva oligarquía, allá “el Cartel de los Soles”, acá los grupos narcoterroristas de siempre, el ELN y las Farc, quienes como en Venezuela, servirían de grupos armados de defensa del poder.
En reiterados artículos he señalado que Petro está siguiendo al pie de la letra el guion chavista de toma del poder, ya ganó las elecciones, ya capó a las Fuerzas Militares descabezando las cúpulas y retirando a los expertos en inteligencia, ya instauró la política de decrecimiento (Ecopetrol en manos de su gerente de campaña, ya está mermando sus ganancias, con la paralización de la exploración y la prohibición del fracking la quebrará; ISA en manos del más connotado corrupto de su grupo aliado el Quinterismo, ya pronto seguirá ese camino; con los fondos de salud y pensiones usados como botín de corrupción de los parlamentarios y políticos opositores se quebrará el sistema social; con la nueva ley laboral se anulará las posibilidades de crecimiento económico) todo con la finalidad de pauperizar la población haciéndola dependiente del Estado y en consecuencia sumisa al régimen.
El punto central de la toma del poder está en la elaboración de una nueva constitución en la que se legalice la dictadura del socialismo del siglo XXI, Chávez recurrió a la constituyente, con la venia de la Corte Suprema de Justicia que le allanó el camino a permitirla sin ser legal; acá las cortes (todavía) están ajustadas a derecho por lo tanto Petro no podrá recurrir fácilmente por ese camino (aunque ya tiene a Cristo , el mismo ministro que compró al congreso para instaurar la dictadura del Farcsantismo en el gobierno de Santos para que a punta de los fondos robados al pueblo como en la UNGRD ,comprar a los pocos conservadores y liberales que todavía no se hayan plegado), por lo tanto la corte constitucional podría detener el“ proceso constituyente”, por eso tiene el plan b (o más bien ese es el plan original y lo del congreso es una estratagema de distracción), que consiste en lo ya aprobado con el ELN, aun antes de que se iniciaran los diálogos en forma en la primera mesa en México en diciembre del 2022,en donde se acordó “ examinar, desde una perspectiva democrática, el régimen político y el modelo económico”, eufemismo para señalar la sustitución de la democracia liberal por el sistema de partido único, y la economía de libre mercado, por el modelo de propiedad estatal. Lamentablemente esto con el apoyo del establishment, resaltando el del CD en la persona de José Félix Lafaurie.
¿Cómo se impondrá esa revisión del régimen político y económico vigente? El 25 de mayo de 2024, las delegaciones del Gobierno de Colombia y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) firmaron un modelo de participación de la sociedad civil en el proceso de paz con ese grupo. Este acuerdo sintetiza las demandas recogidas por el Comité Nacional de Participación (CNP), abordando temas como el régimen político, el modelo económico, la política ambiental y la educación. Ese comité está integrado por 98 organizaciones de las cuales 94 son organismos de fachada del narcoterrorismo, de manera que ya sabemos qué decidirá: unas asambleas populares (soviets) en las cuales en el campo se aprobará lo que bajo amenaza de uso de la violencia el ELN les imponga y en las ciudades ese papel lo ejercerá la Primera Línea, siguiendo el modelo de los “colectivos” chavistas (para eso el pago de 1 millón mensual a los jóvenes delincuentes que conformarán esas milicias).
Para llegar a la conversión del país es un narcoestado es necesario que los narcoterroristas aumenten su poder territorial llegando a imponer la ley de la fuerza en gran parte de la geografía nacional, para eso la “Paz total” que es la orden de paralizar toda acción militar contra los subversivos a través de ceses al fuego que obviamente sólo lo cumplen el estado, mientras los narcoterroristas imponen su poder a las poblaciones impotentes ante los crímenes de lesa humanidad asegurados de impunidad del ELN y las FARC. Esa “Paz Total” ha determinado que regiones enteras del país estén en manos de las FARC y el ELN (Cauca, Nariño, Chocó, la zona de Jamundí en el Valle, Chocó, Putumayo, Guaviare, Caquetá, Guainía, Meta, Vichada, Arauca, el Catatumbo) son zonas dominadas completamente por el narcoterrorismo, incluso áreas marginales de Bogotá ya evidencian la presencia de estos criminales. Varios informes independientes atestiguan del incremento de los delitos de estos salvajes que no tienen ningún atisbo de humanidad como cuando dejan morir bebés y mujeres por no permitirles atención médica en el Chocó.
La “Paz Total” de Petro ha llegado al extremo de que este incumple su deber constitucional de defensa de la patria como jefe de estado cuando desautoriza al comandante de las fuerzas militares cuando este anuncia la posibilidad de bombardeos a los campamentos del ELN y la falta de honra de los militares ha llegado al nivel que el almirante Cubillos se deja regañar del presidente por su ejercicio del deber como comandante de las fuerzas militares. Ambos prevarican al no defender la seguridad nacional ante los ataques irredentos de estos criminales de lesa humanidad.
En conclusión, frente a una estrategia de toma del poder por el comunismo diseñado desde hace décadas por el Foro de Sao Paulo, Petro avanza prácticamente sin oposición en su cometido de convertir a Colombia en un narcoestado. El liderazgo democrático había sido advertido desde el primer día del gobierno Duque de que Petro pondría todo el empeño en implementar esa estrategia, no conformó un frente unido para impedir su llegada al poder, y ahora que se observa su encomio en perpetuarse en el poder a través de su “proceso constituyente” destinado a imponer la dictadura del socialismo del siglo XXI, continúa con su desidia, al punto de que en vez de, por ejemplo, el CD poner todo su empeño en impedir la entrega del país al narcoterrorismo, colabora con ese objetivo al convalidar esos dañinos procedimientos al participar en las ilegales mesas de diálogo con el ELN y las FARC .Los militares extralimitan su deber de obediencia al punto de ponerlo sobre el deber de defensa de la seguridad nacional, los empresarios tranzan por intereses monetarios mezquinos su propia destrucción y así sucesivamente el país se entrega a los designios del autócrata comunista Petro. No se ve una salida fácil puesto que desde el principio el establishment está sumiso al plan de Petro. Es vital y urgente la conformación de un movimiento ciudadano de resistencia a la incipiente dictadura del socialismo del siglo XXI, pues si no Petro logra su cometido.